El sábado el Sr. Daniel Jadue, expresó en El diario El Mercurio, injuriosos conceptos contra el Ejército de Chile y por ende también hacia los miles de integrantes en retiro que hemos integrado sus filas. Si consideramos los cientos de miles de chilenos que a través del Servicio Militar y otras actividades asociadas han participado de su acción y desarrollo en el tiempo, las injurias afectan al espíritu mismo de la nación y a una de las instituciones más antiguas de la República, cuyos orígenes se encuentran en los inicios de la chilenidad.

Lo dicho, pretende implicar al Ejército directamente  en la política contingente y sacarlo de su rol que la propia Constitución le impone y que se establece en el artículo 101 de ella: “Las Fuerzas Armadas y carabineros, como cuerpos armados, son esencialmente obedientes y no deliberantes….”

Por eso es necesario recalcar la no deliberancia de las Fuerzas Armadas y no volver a caer en las tentaciones a veces desesperadas de la política contingente

Lo expuesto por el candidato, dado su carácter fundamentalmente político, es  llamar a la institución a participar en actos que la propia Constitución no contempla y prohíbe y lo que él hace es justamente una especie de incitación a la deliberación.

Quizás la situación que vive el país, dónde lamentablemente la Constitución de la República, en variadas oportunidades ha sido burlada utilizando subterfugios por parte de determinados grupos políticos, la falta de estado de derecho en la Araucanía, junto con la pasividad de las autoridades para imponer el orden y la seguridad pública, lo llevó a manifestar tal inconstitucionalidad. El Ejército jamás podría suscribir un pacto de la naturaleza que expresa el candidato, ya que es absolutamente respetuoso de la legalidad.

La historia reciente, nos entrega ejemplos de un presidente que usó a los militares para mantenerse en el gobierno, designando generales en cargos de ministros y otros. Ese gobierno llevó a los militares a cargos de deliberación política, ya que en ese momento, servían a sus intereses. Por eso es necesario recalcar la no deliberancia de las Fuerzas Armadas y no volver a caer en las tentaciones a veces desesperadas de la política contingente.

DANIEL JADUE ATACA AL EJÉRCITO DE CHILE

Daniel Jadue ha anunciado que, de ser elegido presidente de la República, pedirá a la Democracia Cristiana y al Ejército firmar un estatuto de garantías. Al Ejército lo acusa de haber salido a masacrar al pueblo chileno y de haberse puesto “a disposición de un gobierno extranjero para derrocar a su propio gobierno, porque eso es alta traición, es traición a la patria”.

Al referirse así al Ejército, Jadue escupe al cielo y su escupo cae sobre él, porque ese Chile al cual llegaron sus antepasados le debe su fisonomía en parte sustancial al Ejército regular que existe en nuestra patria desde 1602 y que obviamente adquirió otro carácter después de 1810. A ese Ejército, Chile le debe su integridad territorial y su independencia; pero también una formación moral en el servicio a la patria y a sus habitantes, y el sustento del orden jurídico que ha marcado nuestra historia. El Ejército junto a las otras ramas de las FF.AA.  y a las fuerzas de Orden y Seguridad, en suma, han constituido la columna vertebral de la patria, de esta patria a la cual llegaron los antepasados de Jadue y donde formaron su familia. Y a donde llegaron tantos otros palestinos que dieron lugar a la colonia más numerosa de ese pueblo fuera de su tierra natal.  Por eso, Jadue escupe en el rostro de su pueblo, porque fue en esta patria donde pudieron formar sus familias e iniciar y desarrollar actividades de mucha envergadura que admiramos y agradecemos.

Las afirmaciones de Jadue son tanto más mentirosas cuando advertimos cómo ellas forman parte de una estrategia que pretende reeditar en Chile el fracasado experimento del régimen marxista de 1970-1973, experimento que hundió al país en la miseria y que quiso convertirlo en una segunda Cuba y en un lacayo de la entonces todopoderosa Unión Soviética. Eso fue venderse a gobiernos extranjeros. De ese experimento, las FF.AA y de Orden recuperaron a Chile. Nunca les podremos agradecer tanto el paso que dieron entonces. Si ellas no hubieran dado ese paso, por lo demás, Jadue no podría ser ahora candidato a la presidencia.

Por eso,  exigimos a quienquiera ser presidente de la República  que nunca más el país sufra un experimento como el de entonces y que respete nuestra historia y al Ejército como elemento sustantivo de ella.

GONZALO IBAÑEZ SANTAMARÍA