POR TORIBIO
Pasos cortos y esforzados, muchos con ayuda, con sillas de ruedas, miradas perdidas y tristes, soledad compartida, rostros arrugados con la ancianidad presente en cada surco de sus caras, intercambio de saludos con la amargura del abandono, cuerpos achacosos y doblados por los años.
Este grupo humano deambula, aquellos que pueden, por pasillos y una pequeña superficie que nos permite algo de espacio para mover músculos vencidos y arruinados.
Algunos con las últimas energías tratan de hacer deportes, en cámara lenta y muchas veces inútiles por la vejez.
Escritos del alma, presentaciones, peticiones de libertad o de un simple beneficio de un día domingo, libres… que no llegan a ninguna parte.
Documentos que nos entregan anunciando nuevas condenas que traspasan por décadas nuestras expectativas de vida, que nos quiebran y desmoronan debido a la impotencia de sabernos perseguidos por un enemigo atroz y prevaricador.
La amargura de ver partir a camaradas que lucharon con nosotros y que nunca volverán, dejando vacíos en nuestras almas y dolores irremediables con un angustioso recuerdo de la amistad que obtuvimos en este trágico encierro.
Son tantos y tantos a los que no veremos más, que terminaron conversaciones de vida, de apropiación mutua de sentimientos, alegrías y penas de cada una de nuestras historias.
Caras nuevas que se nos integran, nuevas historias personales, nuevos sufrimientos, nuevas angustias, nuevas familias rotas por la distancia, la dolorosa prisión.
Nuevas personas a las cuales tratar de levantar ante la cruel realidad de esta cárcel desconocida por muchos y olvidada por muchos más.
Este es nuestro “CEMENTERIO DE ELEFANTES”, donde vienen a terminar sus vidas quienes, en plena juventud, creyeron en la causa de la LIBERTAD y se entregaron a ella con todas sus fuerzas, arriesgando sus vidas y la serenidad de sus hogares.
Nadie nos obligó, nadie nos forzó a cumplir las órdenes de entonces y con la fuerza de la juventud y nuestro inclaudicable amor por la PATRIA nos enfrentamos a un enemigo cruel y fanático, que quería destruirnos por dentro.
No hay arrepentimiento entre nosotros, sólo existe la conciencia del deber cumplido y que la integridad nacional nunca se quebró. Sólo existe la seguridad de ser triunfadores, vencedores en esa guerra, pero en forma contradictoria está nuestra situación actual de estar pagando en forma injusta por nuestros esfuerzos libertadores debido al olvido y traición de un país que no supo aquilatar nuestra dedicación y nuestro sacrificio.
Es así como estamos en este “CEMENTERIO DE ELEFANTES” al cual llegamos, como estas bestias agonizantes, a entregar los pocos años que nos quedan, abatidos, enfermos, ancianos pero también, como aprendimos desde niños y juramos … “CUMPLIR CON NUESTRO DEBER Y OBLIGACIONES HASTA RENDIR LA VIDA SI FUESE NECESARIO”.
Febrero de 2023.
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