Opinión 24 de febrero de 2020Por THE TIMES

El sábado 22 de febrero, por el Diario Oficial, Chile se enteró de todas las facilidades, resguardo y respaldo dadas a los delincuentes y extremistas, para actuar en contra de miembros o instalaciones de las Fuerzas Armadas.

En resumen, una turba de bandidos, delincuentes, extremistas, inadaptados o idealistas, sin armas de fuego y utilizando sólo la fuerza de una superioridad numérica, podrán ingresar a cualquier instalación militar -lógicamente acompañados por algún Diputado y por el INDH- ocuparla o tomársela y, con tanta ayuda del Gobierno, quizás en el futuro próximo, expropiarla.

Responsables de este golpe de gracia son quienes firmaron el documento: el Presidente de la República y el Ministro de Defensa, no los mandos y los miembros de las Fuerzas Armadas que, por Ley, no podrán disponer ni hacer uso de armas de fuego frente al ataque de una turba desarmada. Tal como ocurrió en el cobarde ataque al monumento de Arturo Prat y los héroes del Combate Naval de Iquique, custodiado por dos valientes marineros.
De lo contrario, arriesgan su destitución, su enjuiciamiento, su encarcelamiento, su imposibilidad de jubilarse con los años requeridos y la suspensión de sus remuneraciones. 

Todas las facilidades para los extremistas y delincuentes, sólo restricciones para las Fuerzas Armadas. 
Creo, que esto es lo más grave que ha ocurrido desde el retorno a la democracia. Se ha dado un paso más para impedir que las Fuerzas Armadas resguarden la democracia. Una situación que profundizará la percepción de abandono e inseguridad de la ciudadanía, fomentando la generación de medidas que van desde la auto defensa hasta la aparición de grupos de choque, de ambos bandos, que puede terminar en lo que vimos en la época anterior al año 1973. Incluida la muerte y asesinato de figuras públicas e inocentes chilenos. 

Esa misma sensación de inseguridad que ha creado y fomentado este irresponsable gobierno, es la que en marzo logrará su mayor grado de violencia. Inseguridad que también afectará el normal abastecimiento de la población. 

A las puertas de este desastre y caos social y político, no puedo dejar de recordar, una vez más, las palabras de ex Comandante en Jefe del Ejército, General Juan Emilio Cheyre: “… me refiero al nunca más de una clase política que fue incapaz de controlar la crisis que culminó en septiembre de 1973. Nunca más a los sectores que nos incitaron y avalaron oficialmente nuestro actuar en la crisis que provocaron. Nunca más excesos, crímenes, violencia y terrorismo. Nunca más un sector ausente y espectador pasivo. En fin, nunca más una sociedad chilena dividida…” (junio de 2003).

Una grave situación, que nuevamente han generado los ineptos políticos que pretenden arreglar el país con una paz simulada y un trucho proceso constituyente. Aún estamos a tiempo para suspenderlo. El Presidente es el único que puede hacerlo, de lo contrario cuesta imaginarse, de brazos cruzados, a las ya descontentas Fuerzas Armadas, mientras Chile se auto destruye, por culpa de los mismos de siempre: los políticos. 

Christian Slater Escanilla. 
Coronel (R).