El Triunfo Final de Barrabás

En Semana Santa hemos revivido una vez más a esa mayoría –si es que no unanimidad– popular del año 33 imponiendo su barbarie: “¡Crucifícalo, crucifícalo!”, exigía la masa, y Pilatos se lavaba las manos. Al menos intentó evitar el monstruoso crimen, buscando liberar a Cristo. Pero la multitud eligió crucificarlo y liberar, en vez de él, al asesino, Barrabás.

¿No fue igual al Chile actual, donde la gente crucifica a quienes la salvaron e indulta y llena de dinero a los terroristas? Peor aún, mientras Pilatos se lavaba las manos, Piñera se las ensucia más. De lo cual me horroricé viendo el video de la diputada RN Camila  Flores, denunciando la cobardía del Gobierno, que les había pedido a los parlamentarios de Chile Vamos aprobar o, al menos, abstenerse ante el proyecto ¡del diputado Hugo Gutiérrez, que en una esquela navideña para niños llamaba a dispararle a Piñera! para privar de los derechos penitenciarios de la ley 19.856 a los Presos Políticos Militares. No lo podía creer. Pero era así. Piñera apoya la iniciativa bárbara del diputado comunista, ilegal, inconstitucional y contraria a los DD. HH. de los ancianos prisioneros. Resultó aprobada en la Cámara por amplia mayoría con votos de gobierno, de los diputados Kast (Pablo) y Longton, además de 18 abstenciones de la llamada “centroderecha”.

Los que somos de derecha sin apelativos, ya a estas alturas no nos hacemos ninguna ilusión. Llegarse al extremo actual de sevicia (crueldad rayana en la barbarie) contra esos ancianos yo, al menos, no lo había creído posible. Aunque, por supuesto, no había olvidado la perfectamente seria carta de Gendarmería, añadiéndole escarnio al castigo del más injustamente condenado (950 años de presidio y subiendo), Miguel Krassnoff, al comunicarle que el 24 de enero de 2446 o algo así iba a tener derecho a solicitar su libertad condicional. “Derecho” del cual el nuevo proyecto de Hugo Gutiérrez, más encima, lo privará.

Todo esto no es ficción, aunque sí sea kafkiano. Pues tanta barbarie la ha venido perpetrando protagónicamente la “centroderecha”, tanto así que la DC y la izquierda se miraron sorprendidas cuando Piñera interpuso, desde 2010, mil querellas ilegales más contra militares, sumándolas a las trescientas que ya había interpuesto la Concertación, que así creía haber hecho suficiente concesión ilegal a la venganza de los comunistas, para saciar su odio congénito. Seguramente consideraron aquel exceso como “una piñericosa más”.

Igualmente se sorprendió la izquierda cuando el mismo ministerio del Interior de Piñera interpuso una casación ante la Corte Suprema para impedir que cumplieran en libertad su pena cinco procesados que habían sido condenados sin pruebas y sólo por presunciones (tres marinos, un carabinero y un detective) a tres años y un día remitidos, por la muerte del mirista entrenado en Cuba, Rudy Cárcamo, hecho amnistiado, prescrito y juzgado en 1973. Pero Piñera, con sevicia y para impedirles cumplir su pena en libertad (a lo cual hasta los querellantes comunistas se habían allanado, porque sólo querían cobrar) pidió aumentar la pena a cinco años y un día de presidio efectivo. Y lo consiguió gracias a la sala penal roja de la Corte Suprema (Juica et al). Todo tan ilegal que motivó un artículo mío enviado a la Revista del Colegio de Abogados y que la directiva editorial de ésta, con mayoría de “centroderecha”, censuró y no quiso publicar. Ello me motivó a ponerlo en este blog con fecha 27 de marzo de 2015, donde ya lleva 2.081 lecturas (y aumentando cada vez que lo vuelvo a citar). Recomiendo volver a leerlo.

La actual nueva proeza de Hugo Gutiérrez (principal artífice del írrito “juicio a Pinochet”, como he reseñado días atrás), apoyada por Piñera, viola los preceptos constitucionales sobre diferencias arbitrarias, las que impiden ser condenado por una ley establecida después de la perpetración del hecho o condenar sin que la conducta que se sanciona esté establecida en ella y la que dice que “ningún delito se castigará con otra pena que la que señale una ley promulgada con anterioridad a su perpetración, a menos que una nueva ley favorezca al afectado”. Todas normas constitucionales reiteradamente atropelladas para condenar o discriminar a los Presos Políticos Militares. Y sin olvidar que en 1991 ¡a iniciativa de la RN de Piñera (“centroderecha”)! se indultó e indemnizó al terrorismo derrotado por los militares, por oponerse a lo cual Jaime Guzmán fue asesinado.

Si el 33 triunfó Barrabás pese a Pilatos, en el 2021 en Chile Hugo Gutiérrez ha vuelto a ser mayoritariamente reivindicado y con el activo apoyo de Piñera.

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