En Uruguay reconocen a los Héroes de la Guerra Fría

Muy especialmente, me quiero dirigir a los familiares de nuestros camaradas, fallecidos en prisión en el correr de los últimos 12 meses, así como, a aquellos que sufren una reclusión injusta.

Señoras y Señores:

Constituye para mí un honor hacer uso de la palabra en tan importante acto y agradezco vuestra presencia como parte de un compromiso que nos congrega todos los años, bajo cualquier circunstancia. Como he expresado al inicio, las Fuerzas Armadas continúan sufriendo los ataques de una irracional persecución y discriminación, por parte de ciertos sectores de la Justicia y de algunos grupos de ciudadanos, situación que ya se prolonga por más de tres décadas.

Nuestra patria fue afectada, en los años 60 y 70, por la denominada Guerra Fría, generada por enfrentamientos internacionales que se desarrollaron en todo el planeta. El objetivo de sus impulsores, en nuestra patria era producir la desestabilización institucional de nuestro sistema democrático republicano, para cambiarlo, violentamente, por otro afín a sus propósitos ideológicos y estratégicos.

Tal fue la realidad que el Parlamento aprobó —un día después de los atentados del 14 de  abril de 1972— la Ley de Estado de Guerra Interna, estableciendo y disponiendo el empleo de las FF. AA. en el combate directo a los subversivos. Dicha ley, fue aprobada por representantes de los distintos partidos presentes en aquella legislatura y promulgada por el Poder Ejecutivo, democráticamente electo, en los comicios nacionales de 1971.

La orden del mando superior, fue restituir la paz y el orden en el país. Las FF. AA. cumplieron, lealmente, la misión asignada. El mismo sistema político que llamó a las Fuerzas Armadas a hacerse cargo de una situación que se había desbordado y amenazaba con arrasar para siempre con el modo de convivencia y los valores de la nación, nunca respaldó ni reconoció el resultado obtenido.

La Constitución de la República en su Artículo 253 estableció  una Justicia Militar, para atender estas situaciones bélicas, con reglas diferentes a las del tiempo de paz. Esta justicia, tiene la competencia de atender delitos específicos de tiempo de guerra. También toma medidas adecuadas, en casos de excesos, por el uso de la fuerza.

El Estado, al reconocer la situación de guerra, admitió de hecho y de derecho que la violencia de la subversión sólo podría ser contenida por la acción militar. Así, las FF. AA. afrontaron la guerra profesionalmente y obedeciendo siempre las órdenes impartidas por el mando superior. Si posteriormente, no se respalda y reconoce la contundencia de la acción militar, corremos el riesgo de no disponer de una herramienta fundamental en caso de situaciones similares. La guerra es parte de la naturaleza humana.

Los conflictos violentos existen desde el principio de la humanidad, con variadas dimensiones: en forma de guerra, de delincuencia común, violencia personal o de grupos sociales con diversos intereses.

Nuestros camaradas fallecidos o actualmente en injusta prisión, actuaron en medio de una guerra a la que sirvieron con honor. Hicieron lo necesario para que nuestra nación recuperara la posibilidad de vivir en paz y progresara como merece. Por esto, seguiremos reclamando justicia para ellos.

Su esfuerzo, tuvo una razón superior y justa que los llevó incluso a dar su vida y su libertad por la Patria. Esta es la máxima razón por la cual su martirio debe ser respetado sin restricciones.

Particularmente, haremos énfasis en los caídos el 14 de Abril de 1972, al cumplirse medio siglo de la muerte de un civil, un militar y tres policías, fallecidos en atentados terroristas del MLN-T. Nuestro homenaje, de hoy y de siempre, es para: El Prof. Armando Acosta y Lara, el C/C Ernesto Moto, el subcomisario Oscar Delega, el agente Carlos Leites y el agente Sagunto Goñi. Recordamos también en forma especial a: Pascasio Báez, Hilaria Quirino de Monteagudo, Carlos Burgueño, a todos los caídos civiles, a militares, a policías y a una larga lista de 70 personas fallecidas por la insania terrorista.

Hago extensivo el homenaje a quienes, aún hoy, sufren la pérdida de su libertad por la incomprensión de su ánimo en defender el sistema democrático republicano, nuestros valores, nuestra convivencia social, nuestra cultura de esfuerzo y trabajo y, también, nuestra soberanía nacional. Verdaderos prisioneros políticos que parte del estamento político actual se niega a reconocer la situación injusta que padecen insignes ancianos militares, policías y civiles.

Quiero, ahora, centrar mis palabras para homenajear a aquellos camaradas que pasaron a integrar la lista de mártires fallecidos en el último año, condenados de por vida sin juicios dignos por las diferentes conducciones políticas y judiciales de la nación, que desconoció la voluntad de la ciudadanía de liberarlos, en dos plebiscitos

Nos preguntamos y preguntamos a los responsables de la conducción nacional: luego de muchos años de desconocimiento sistemático del pronunciamiento soberano, ¿podremos confiar en estas herramientas constitucionales? Y de ser así, ¿podremos confiar en la referida Constitución de la República como instrumento hábil para amparar el derecho igualitario, a las garantías de la ley, de las que no tienen porqué estar excluidos los militares, los policías, ni determinados civiles? 6

Los camaradas fallecidos en prisión —socios de nuestro querido Centro Militar— a quienes, hoy recordaremos en el memorial de nuestra institución son: El Sr. Cnel. don Gilberto Vázquez: Persona caracterizada por una gran inteligencia, empuje, apoyo a todas las causas vinculadas a la patria y su vocación militar. Fue un gran compañero y camarada. Un soldado de caballería típico. Sufrió prisión con grave enfermedad terminal. El Sr. C/F Don Juan Carlos Larcebeau Excelente camarada y subalterno, sereno e inteligente, que siempre tuvo actitudes claras y contundentes en cumplimiento del servicio. Fue un gran patriota y sufrido servidor. El Sr. mayor (médico) don Nelson Fornos: Excelente militar, profesional y camarada, del Grupo de Artillería No 2 en el Departamento de Flores, que se caracterizó por su buen carácter, preocupación, bondad, humanismo y sentimiento del buen servir. Fue realmente muy querido y apreciado por personal superior y subalterno, de esa unidad durante su larga estadía.

A ellos y, a todos los que se encuentran grabados en nuestra Columna de Recordación Permanente les agradecemos, inmensamente, sus esfuerzos en defensa de la Patria. Nuevamente, gracias por vuestra presencia, que nos alienta a continuar en la defensa de la Institución Militar y su familia.»

P Montevideo, 14 de abril de 2022.

 

 

A la sombra de la bandera de la patria… Gran acto del 14 de abril

Alentado por un clamor en aumento de la ciudadanía reclamando que el nuevo Gobierno haga justicia con los prisioneros políticos y las víctimas del terrorismo subversivo que ensangrentó al país hace 50 años, este 14 de abril el tradicional acto en la –para nosotros–

“Plaza de la Bandera” superó en número, fervor y presencia de organizaciones populares a todos los realizados en más de una década y media. Numerosas organizaciones reivindicadoras de verdadera justicia, de civiles y militares, familiares de presos políticos y de víctimas del terrorismo estuvieron presentes con sus pancartas, con un especial fervor, enmarcado todo en un bello día de sol, que proyectaba la sombra (esa que buscaban los orientales al morir) del pabellón patrio, esta vez con un correcto azul-celeste en sus franjas.

También estuvo la destacada presencia de la banda “Viejos Camaradas”, que brindó la excelencia de su música, y transmitió una fuerte emoción en los presentes. Faltó que alguno de nuestros mediocres canales de televisión tuviera la visión y el coraje de haber transmitido en vivo este acontecimiento. La oratoria fue la parte central del evento, que estuvo a cargo del presidente de la “Asociación de homenaje permanente a los caídos en la defensa de las instituciones democráticas y de la libertad”, organizadora del evento, el exdiputado Daniel García Pintos. Ante el numeroso público y la presencia del expresidente Julio María Sanguinetti, dijo el orador: «Señor presidente, mandato cumplido, doctor Julio María Sanguinetti; autoridades nacionales y departamentales, representantes de instituciones sociales, militares, policiales y patrióticas; familiares de orientales que dieron su vida por la patria, la defensa de la democracia y sus instituciones, familiares de víctimas todas del terrorismo sedicioso; familiares de nuestros prisioneros políticos;

Señoras y señores compatriotas todos.

Una vez más estamos rindiendo homenaje a aquellos ciudadanos civiles, policías y militares que ofrendaron sus vidas en defensa de la patria, con el pleno convencimiento que mantenemos vigentes, los principios y valores en defensa de los cuales sacrificaron sus vidas.

Este acto se ha constituido naturalmente en la única oportunidad de expresar públicamente los verdaderos sentimientos de amor a la República y a sus tradiciones, y recordar merecidamente a todos aquellos compatriotas víctimas de la insurgencia terrorista que devastó a nuestro país, reafirmando que mientras tengamos un hálito de vida, sentiremos el 14 de abril de cada año como una huella profunda, dolorosa e imborrable.

En esta oportunidad, la asociación patriótica “14 de abril de 1972” ha convocado a este acto de recordación en forma conjunta con todas las asociaciones militares, policiales y civiles que integran el Encuentro por la Reconciliación Nacional, el Centro de Estudios Derechos Humanos del Uruguay, la Asociación Toda la Verdad, Familiares de Prisioneros Políticos y Foro Libertad y Concordia, que se adhieren a este homenaje y todas aquellas igualmente comprometidas con esta celebración.

Hoy precisamente, se cumplen 50 años de luctuosos sucesos acaecidos en aquella aciaga mañana del 14 de abril de 1972, cuando iluminados terroristas irrumpieron violentamente contra una sociedad en democracia y en forma artera y despiadada asesinaron traicioneramente a servidores públicos que cumplían con su sagrado deber de defender a la patria.

En esta instancia se hace imprescindible referirnos a hechos del pasado que en muy buena forma nos muestran la realidad que vivimos.

En la década de los años sesenta del siglo pasado, el continente americano estaba envuelto en el conflicto global más amplio de la historia de la humanidad, que fue la guerra fría. Esa guerra ha sido fría solo para sus dos principales protagonistas, pero todo lo contrario para resto del mundo, ya que fue sembrado de numerosos conflictos de baja intensidad que operaban como jugadas en el tablero de ajedrez en el que el mismo fue transformado.

En ese contexto y luego de casi 10 años de 9 acción y crecimiento, un 14 de abril de hace 50 años, quienes eran las piezas de ajedrez en nuestro país, decidieron que había llegado el momento del asalto final al poder y comenzaron su ofensiva con un ataque simultáneo a personas que, de una manera u otra, consideraban sus enemigos.

No fue este el único enfrentamiento entre orientales, y mucho menos el más sangriento, ya que basta recordar que solo en la batalla de Tupambaé, previa Masoller, con la que terminan las guerras revolucionarias, murieron mil efectivos de ambos bandos. Al contrario que en aquellas guerras civiles, los rencores de la insania terrorista se han extendido en el tiempo hasta nuestros días.

En efecto, en todas aquellas viejas guerras, una vez que se alcanzaba la paz, se colgaban las lanzas, se daban un abrazo, se tomaba el arado y se comenzaba a labrar el futuro para todos los orientales. En esta última, en lugar de seguir el sabio ejemplo de nuestros ancestros, se recurrió a la lógica perversa de mantener viva la llama del rencor y el enfrentamiento que, como vemos ahora, luego de casi 40 años al retorno de la institucionalidad democrática, lo único que ha ocurrido es una mayor división en la sociedad, desperdiciando energías esenciales en el desarrollo de nuestro querido país, en un enfrentamiento desgastante y sin sentido.

Por eso, creemos que hoy ya no es más el tiempo de seguir hurgando en el pasado para acusarnos mutuamente. Ya se han escrito ríos de tinta en ese sentido, sin que lleguemos a nada y, sin duda, nada conseguiremos de bueno para el porvenir, Por otra parte, quiénes iniciaron el conflicto, primero fueron amnistiados de su merecida y justa condena por el gobierno de turno y luego reparados de 72 diferentes maneras.

Es muy bueno recordar pensando en aquellos más jóvenes que por su edad no conocieron los verdaderos orígenes del accionar tupamaro qué tan grave daño ocasionado a la nación. Los movimientos terroristas de nuestro país actual enmarcados en un plan internacional de acceso al poder por medios no democráticos, paradójicamente en plena democracia. En enero de 1966 se realizó en la Habana, Cuba, la reunión “ tricontinental “con la participación de los movimientos marxistas de África, Asia y América Latina, concurriendo representantes de la izquierda uruguaya.

En ella se proclamó “el derecho de los pueblos a obtener la liberación política económica y social que estimaron necesarias, incluyendo la lucha armada”. Como efecto inmediato de dicha reunión, se acordó coordinar las acciones revolucionarias de los diversos grupos terroristas de América Latina, para lo cual ya en julio de 1967, definieron un ámbito político exclusivo para Latinoamérica, creando la OLAS: “organización latinoamericana de solidaridad”, donde se resolvió que la lucha armada es la línea fundamental y que las formas no armadas no deben entorpecerla.

Es decir, quiénes operaban como partidos políticos bajo el tolerante manto democrático, deberían apoyar desde la legalidad, los actos clandestinos de los grupos guerrilleros que procuraban la caída de las instituciones democráticas, para tomar el poder político por vía de las armas.

En ese marco de apoyo internacional pergeñado años antes, el MLN-T organizó y ejecutó fríamente, la mayor ofensiva militar hasta esa fecha, atacando blancos de alto significado institucional, pretendiendo debilitar a las fuerzas defensoras de la República y allanar su camino hacia la toma del poder por las armas.

En cumplimiento de ese plan de ataque a las instituciones, en la mañana del 14 de abril de 1972 entre la 7 y las 10 horas, se produjeron sendas emboscadas y ejecuciones por parte de grupos comandos terroristas contra un civil, tres policías y un integrante de la Armada Nacional.

Cronológicamente la insania terrorista comenzó ese día las 7 de la mañana, cuando un vehículo policial circulaba por la avenida Luis P. Ponce conducido por el agente Carlos Leites, y además viajaban en el mismo el agente Sagunto Goñi y el subcomisario Óscar Delega. Desde una camioneta que circulaban detrás, un sedicioso disparo varias ráfagas de metralleta sobre los policías. Ya detenido el vehículo policial, dos terroristas descendieron de la misma y remataron a los funcionarios policiales agonizantes. El agente Goñi quedó gravemente herido, falleciendo 11 10 meses más tarde. El vehículo policial presentada más de 30 impactos de bala. El subcomisario Óscar Delega era casado y tenía un hijo menor de edad. El agente Carlos Leites era casado y tenía 4 hijos menores de edad. El agente Sagunto Goñi era casado y tenía un hijo menor de edad.

Luego, alrededor de las 9 de la mañana, el capitán de corbeta Ernesto Motto caminaba por la calle Roosevelt en la ciudad de Las Piedras, para tomar un ómnibus. Desde atrás se aproximó una camioneta desde la cual sediciosos abrieron fuego con armas automáticas falleciendo el capitán Motto en el acto. Su cuerpo presentaba 8 impactos de bala. Tenía 35 años, y su madre había enviudado poco tiempo atrás.

Posteriormente, próximo a las 10:00 de la mañana, dos terroristas apostados detrás de una ventana del primer piso de la iglesia evangélica metodista central, dispararon sus armas hacia el profesor Armando Acosta y Lara, quién salía de su domicilio frente a dicha iglesia, falleciendo en el acto. Además, fueron heridos su esposa y un custodio. Desde las 8:30 que se inició el copamiento a la iglesia hasta el asesinato del profesor, otros 7 terroristas mantuvieron secuestrados a empleados en la sala contigua desde donde dispararon. Tenía 52 años, era casado y tenía un hijo. Sí bien este es un día que tomamos como símbolo de homenaje a los caídos, nuestra actitud solidaria nos lleva también a recordar a aquellos compatriotas que se encuentran en calidad de prisioneros políticos, con el agravante de que ya muchos han fallecido en prisión o como secuela de ella.

Manifestamos que nuestros prisioneros han sido juzgados y procesados, basándose en muchos casos solamente en el testimonio de testigos de dudosa confiabilidad, sin aportar pruebas que fundamentaran sus denuncias.

Los trágicos y sangrientos episodios de aquel abril de 1972 nos recuerdan de donde vino la violencia política en nuestro pacífico Uruguay, un recuerdo necesario para honrar a las víctimas y restablecer la verdad. Tanto más justo y necesario, cuando vemos que el olvido llega hasta la distorsión de la Justicia al punto de requerir a los defensores de la sociedad agredida, la prueba de su inocencia. El estado de indefensión de los prisioneros políticos es la consecuencia de un plan que ha ideado la tormenta perfecta para que sus derechos sean avasallados de manera sistemática.

Los familiares han tomado como base la definición de la asamblea parlamentaria del consejo de Europa del año 2012, que es la última definición. Allí se establece que una persona se considerará prisionero político si reúne alguna de las características siguientes. El Dr. Sanguinetti junto a Sergio Molaguero y Daniel García Pintos La banda “Viejos Camaradas” puso la emocionante magia de los temas patrióticos Daniel García Pintos durante su oratoria

A saber: Que, por motivos políticos, la detención se produzca de manera discriminatoria en comparación con otras personas. Que, la detención sea el resultado de un procedimiento claramente irregular y que esto parezca estar conectado con motivos políticos de las autoridades. Son prisioneros políticos debido a que son víctimas de una persecución clara y contundente que ha llevado a la izquierda radical a violentar al sistema de derecho, arrasando con las normas del debido proceso. Estatuto de Roma (año 1998) Art. 24 numeral 1. Irretroactividad. Por eso no corresponde “lesa humanidad”. “ Si los procesan por delitos comunes la prescripción operan máximo hasta 20 años.

Se los juzgan por delitos comunes pero los trata como autores de delitos de “lesa humanidad “, figura que no fue incorporada al código uruguayo hasta el año 2006. Las leyes de Amnistía y Caducidad son leyes espejo. La de caducidad tuvo un referéndum (año 1989) y 20 años después un plebiscito (año 2009). En ambos institutos el pueblo mantuvo la ley.

Entonces inventaron una ley interpretativa que deja sin efecto la ley caducidad (año 2011). Se modificó la estructura judicial con la asignación de juzgados que entienden en el viejo código del proceso, y se creó por ley una fiscalía especializada en “lesa humanidad”, aunque la suprema corte de justicia entendiera que no había tales delitos. Se los acusa sin pruebas, orientando a testigos por hechos acaecidos hace más de 40 años, por indicios o testimonios que no constituyen pruebas. El sistema judicial uruguayo no estaba preparado, ni lo está como para la creación de una fiscalía de “Lesa humanidad”.

Como hoy cada año honramos a nuestros muertos y a la vez respetamos el dolor de quienes perdieron algún ser querido sea quien sea. Por eso, al recordar los 50 años de aquellos trágicos sucesos, creemos que es tiempo de terminar de una buena vez con el enfrentamiento entre orientales e intentar transitar todos juntos la senda del reencuentro, para Ofrenda floral depositada al pie de la gigantesca bandera del monumento Víctimas inocentes, los niños, a los que el afán de venganza de la izquierda radical no dejó vivir —en su tiempo irrecuperable— el amor de sus abuelos Finalizada la oratoria se descubrieron placas recordatorias de cada una de las víctimas del 14 de abril de 1972, que luego serían llevadas a su emplazamiento definitivo.

Por su largo e incansable trabajo en el “Foro Libertad y Concordia”, los coroneles José Carlos Araújo y Walter Balbi fueron designados para descubrir la placa del profesor Armando Acosta y Lara. 12 construir el país mejor que quisiéramos dejarle a nuestros hijos y nietos.

Pero no habrá reconciliación nacional verdadera, mientras haya viejos servidores inocentes presos simbolizando la ausencia de una justicia igual para todos. Así concluye este sincero y muy sentido homenaje a nuestros queridos e inolvidables mártires y a sus sufridos familiares, muchas veces injustamente olvidados, reafirmando el compromiso inexcusable de inmortalizarlos y el deber ineludible de siempre recordar aquella frase tan real como apropiada para esta circunstancia y que los glorifica: “Algunos nacen para vivir un tiempo, otros, como ellos, mueren para vivir por siempre”.

¡VIVA LA PATRIA!

 

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