| Una carta de los internos del penal P. Peuco, ha logrado despertar la conciencia de algunos columnistas y parlamentarios, que han puesto en evidencia el completo abandono y falta de humanidad con que el estado de Chile y Gendarmería, ex profeso han vulnerado los derechos humanos de una población anciana, con enfermedades terminales o seriamente limitantes, abandonada de los cuidados médicos que tanto nuestras leyes como las del derecho internacional imponen -a las que tanto aluden para culpar a ex miembros de las FF.AA y policías por hechos acontecidos hace más de cincuenta años-. No haré referencia a las características de estos juicios por todos conocidos, ni menos a las conductas de jueces y tribunales.
El ministro de Justicia ha señalado “no existe razón para tener un penal exclusivo” en sintonía con lo expresado por el mandatario en su última cuenta pública
[..] “Justicia igual para todos” claman desde la izquierda, en la práctica los únicos que están comido mierda son los internos de P. Peuco, Colina 1, San Joaquín y otros recintos; que desde hace 25 años están sido juzgados por un sistema procesal obsoleto, reformado por ser injusto y carente del debido proceso, por cuanto las funciones: investigar, procesar, formalizar, acusar y dictar sentencia estaban en manos de un mismo juez.
La totalidad de los procesados por delitos de sangre cometidos por los subversivos y terroristas fueron indultados durante los gobiernos de la Concertación, sin que se haya investigado.
Pese a las promesas hechas por Piñera que no solo incumplió, a través de su subsecretario (Rodrigo Ubilla) recorrió el país abriendo causas ya cerradas e impulsando nuevas que han sido causante de cientos de nuevas condenas principal causa de la sobrepoblación en los penales..Por el odio, la venganza e ignorancia se les ha atribuido a “P. Peuco” y “Colina 1”. las que he visitado desde sus inicios.
Punta Peuco concebida para un poco más de 30 personas, en la que su seguridad exterior era de responsabilidad de Gendarmería y la interna del Ejército, al poco tiempo fue retirada. Al ir aumentando la población los espacios libres fueron eliminándose. Así desaparecieronuna cancha la biblioteca creada por ellos, la sala n clases y se daban charlas etc. Los espacios libres fueron llenados con conteiner donados por el Ejército para el alojamiento de nuevos internos; los patios interiores ayer de tierra, hoy están cubiertos de pasto y flores gracias al esfuerzo de los condenados y la cooperación de camaradas de armas y personas anónimas.
Carecen del apoyo médico ordenado por la Corte Suprema, Gendarmería rechazó la donación de vehículo para el traslado a Centros de Salud lo que redunda en una permanente pérdida de horas médicas, carece de agua potable.
Hoy albergan 137 personas, en condiciones deplorables de salud, por su edad, que esperan un trato justo y digno y no engrosar los fallecidos en prisión que ya suman 33.
En Colina1, el Pabellón Asistir] fue concebido para una población de aprox. 100 internos y en la actualidad supera con creces el doble. Los comedores que permitían en los días de visitas reunirse con los familiares hoy ya no existen, al igual que pasillos y espacios libres, pues han dado paso al alojamiento de internos. Es tanta la población que los días de visita han sido diversificados, para hacer uso del único patio existente, ayer eriazo, hoy día enverdecido con pasto y flores por el trabajo de los internos. Al igual que P. Peuco, la situación de salud es precaria por la falta de recursos de los que adolece Gendarmería, corroborando la negligencia por parte de las autoridades.
Han pasado 50 años y la anhelada reconciliación es una palabra vacía, hueca, sin sentido. La ideología, de la mano con el odio y la venganza, que además ha reportado importantes recursos a víctimas y a otras supuestas, se mantiene vigente. Como suelen decir “no hay perdón ni olvido”, ni mucho menos misericordia por parte de las autoridades del gobierno y parlamentarios. Mientras los familiares de los nuestros, caídos en iguales circunstancias, padecen con orgullo y respeto, sufren en silencio y anhelan por lo menos la voz de las iglesias, como lo fue en el pasado.
Para combatir la mentira, se debe difundir la verdad respaldada con con sólidos argumentos. |
