¿Quien grabó al Comandante en Jefe?

  1. Por Roberto Hernández Maturana, Coronel de ejército en Retiro

No lo conozco, al menos físicamente.

Pero creo conocerlo, o al menos me lo imagino.

Es difícil decidir por donde comenzar…, pero no quisiera pensar que es un “infiltrado político” en las filas del ejército, que es muy probable que los haya.

Mas bien – y me parece la peor posibilidad de todas – es que debe ser un “infiltrado cultural”.

Un “militar” (así entre comillas) permeado por una crisis que atraviesa en lo valórico a toda la sociedad actual y a sus Instituciones, en que se plantean nuevos paradigmas de sociedad y familia, que desprecia las instituciones y todo lo que represente lo “permanente”. Quizás ese “militar” (así entre comillas), vive sin saberlo afectado por la filosofía hedonista pregonada por Arístipo en el siglo IV antes de Cristo, pero tan en boga hoy, en donde “el hombre es la medida de todas las cosas”, y en la que “el disfrute del placer actual, inmediato, es el principio capital y el fin del hombre”. Para la persona hedonista sólo cuenta el instante, el momento. El ayer pertenece a la historia; el mañana es un incierto signo de interrogación; nada más que existe el hoy, el ahora. Esta forma de pensamiento ha servido excelentemente al neomarxismo en los tiempos que vivimos, para exacerbar los resentimientos sociales y alentar los conflictos “de clase”. Una sociedad en que todos, izquierda y derecha ven a la profesión militar como una “pega” más, y no como una “forma de vida” que caracterizaba la vida de quienes abrazaban la carrera de las armas… No debemos olvidar que la acción de profesar también consiste en creer en algo, en inclinarse voluntariamente hacia una idea o un valor.

Hoy pareciera ser que no se profesa, se anteponen los “derechos” por sobre los “deberes” que debe cumplir todo integrante de una institución como lo es el Ejército en beneficio del colectivo que es la sociedad.

Hoy más que nunca necesitamos militares, quienes desde sus sentimientos más profundos proveniente de su yo interior, tengan el convencimiento de sacrificar sus derechos y velar por el cumplimiento de sus deberes para que otros (la sociedad) gocen de sus derechos. Eso implica el “hasta rendir la vida si fuera necesario” como reza el Juramento a la Bandera que todo militar hace al comienzo de su carrera.

Pero volvamos a tratar de descubrir al personaje que motiva estas líneas:

Sin duda es un “militar” (así entre comillas) que asistió a una de las eventuales reuniones reservadas, que cada cierto tiempo hacen los Comandantes en Jefe del Ejército con todo el personal de una guarnición (en este caso de Santiago), para tratar y exponer directamente y sin tapujos algún tema que esté afectando gravemente a la institución. En ellas el Comandante en Jefe entrega su confianza a la discreción y lealtad de todos sus subalternos, de soldado a general.

Por lo tanto, fue un “militar” (así entre comillas), y de acuerdo a las informaciones de la prensa, al tratarse de una reunión con oficiales de la guarnición de Santiago, habría sido un “oficial” (así entre comillas).

Me imagino a ese “militar” resentido por algún hecho en que se sintió perjudicado y guardando su despecho para descargarlo en forma artera, lo hace ahora cobardemente para enlodar a toda una institución.

Un “militar” con un ego tan grande y enfermizo que es capaz de traicionar la confianza de superiores y camaradas con los que ha compartido parte importante de su vida – y si es parte de la “familia militar”, la mayor parte de su vida – anteponiendo su rencor y autosuficiencia en sentirse dueño de “la verdad”, por encima de una institución a la que se ligó de por vida cuando juró a la bandera (lo que seguramente hizo repitiendo el juramento como un papagayo)…

Pero además (y ya no diré “un militar”,) un desleal y un cobarde que gansterilmente se aprovecha de ese momento de confianza, para grabar esa conversación y entregarla a medios periodísticos sensacionalistas, grabación que él sabía, sería usada para hacer “bolsa” al Ejército… y si pensaba que sólo iba a perjudicar a su Comandante en Jefe, entonces además de desleal y cobarde es un imbécil, porque este “incidente” ha sido un verdadero festín para quienes quisieran cambiarlo todo en el ejército, y politizarlo bajo el supuesto de una sujeción y control total de las FF.AA. al “poder civil”, cosa que por lo demás ya existe, y es parte de la naturaleza de las Fuerzas Armadas como instituciones permanentes del Estado.

Sin duda el uniformado (no diré el “militar”) que entregó esa grabación del Comandante en Jefe a la prensa, robada desde una reunión reservada al ámbito militar, es sólo “alguien” que se disfraza de militar, que no alcanzó nunca a percibir la grandeza de la institución a la que pertenece, y a la que debería dejar más temprano que tarde… Para gustitos personales debería ir a otros ámbitos…, como la política…, o la farándula quizás.

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