Todo el enredo que ha producido la defensa del Ministro del Interior en que se responsabiliza a los Jefes Militares de la situación provocada por el paro de camioneros ,  saca a relucir la desastrosa calidad de la clase política de impugnar acusaciones mediocres, aceleradas y mal elaboradas, y por otra parte,  el afán de protagonismo de autoridades de gobierno, políticos y dirigentes,  quienes han  neutralizado y no considerado la acción de quienes dependen directamente del Presidente de la República, las autoridades castrenses de emergencia, y con los cuáles nadie tomó contacto ni efectuó coordinaciones para buscar una solución.
Esta  ha sido la política desde Octubre de 2019, después del golpe insurreccional.
Los camioneros decidieron parar, el escalón político parlamentó con ellos, el tránsito estuvo interrumpido en las carreteras, viajes ida y vuelta de dirigentes, el Ministro  del Interior manejó directamente el caso.
Al final, los jefes militares están en el ojo del huracán.
Este es el resultado de un gobierno que jamás ha valorado la acción de los militares por el complejo de los DDHH que arrastran como una cadena,  y por temer que los militares , en estas actividades,  aparezcan más hábiles, diestros, competentes, más inteligentes, menos burócratas, y con el bien común por delante.
¡Qué mediocridad!
Gran lección para las FF.AA, de no aceptar interferencias externas ni dejarse pasar a llevar en las obligaciones y deberes que le fijan estrictamente las leyes.
Quedan muchos momentos por delante en que se necesitará la inteligencia, firmeza, personalidad y carácter de nuestros Generales.

Gral (R) Hernán Núñez Manríquez