Sebastián Piñera cada día que pasa demuestra su falta de estatura como “Hombre de Estado”.

Sebastián Piñera cada día que pasa demuestra su falta de estatura como “Hombre de Estado”.
Toda su vida viviendo del cálculo para la ganancia, le han llevado a perder su sentido de la realidad.
Parece no darse cuenta que hoy está inmerso en un problema político y no en una transacción comercial, haciendo marketing para la galería.
No se decreta Estado de Emergencia para sacar las FF.AA. sin atribuciones para controlar los desórdenes, y exponerlas a ser insultada y enjuiciados sus integrantes.
No se expone sin respaldo a la Fuerza Pública a ser agredida por el lumpen, en forma impune, impidiendole imponer el orden, cediendo a la presión de las masas y de los organismos de Derechos Humanos, aún abren la evidente flagrancia de los delitos.
No se legisla para la galería, sabiendo que no tendrá el respaldo de una oposición irresponsable empeñada en derrocarlo a todo trance.
No se llama al COSENA para algo tan burdo como anunciar proyectos de ley sobre seguridad que caerán una vez mas en el vacío, exponiendose además a ser refutado por el Presidente del Senado Senador Quintana, notorio opositor al Gobierno, y por el Contralor General de la República, que ejerce su cargo con espíritu más propio de farándula que del cargo que ejerce.
No gobierna pensando en quiénes lo eligieron, si no tratando inútilmente de agradar a una oposición que lo detesta, logrando finalmente que lo deteste su propio electorado.
Más allá de la justicia de las demandas, el primer deber de un gobernante es asegurar la paz y el orden interno de la nación.
El último gesto de grandeza que se podría esperar de este Presidente, es que renuncie antes del 11 de marzo de 2020 y entregue su cargo al Ministro del Interior para que llame a nuevas elecciones en los próximos 90 días.
Ello permitirá lograr una salida democrática a esta crisis y no seguir viendo como nuestro querido Chile cae víctima del lúmpen y de las “protestas pacíficas”, sin líderes visibles pero claramente instigadas desde la izquierda extrema y apoyada activamente por el castrochavismo.
Pero el es solo Sebastián Piñera, negociante devenido en político…. Ojalá no fuera mucho pedir.
Roberto Hernandez Maturana