Lucha sintética

Lucha sintética
Los ideólogos de La Moneda, creadores de juegos políticos, se equivocan cuando intentan provocar a la oposición. No lograrán encender la lucha de antaño entre los chilenos. Por el contrario, están fortaleciendo la unión en su contra. La Guerra Fría terminó hace años y los códigos actuales son otros. El país les pide que cambien, como lo indican las encuestas. Con un apoyo del 20%, continúan por el camino equivocado, como si alguna mayoría los respaldara mientras van contra el tránsito. Este escenario, sin duda, le otorga a la oposición una oportunidad para ordenarse y expandirse.
El rumor y las especulaciones de quién se va mañana del Gobierno o de la Nueva Mayoría son bastante perceptibles. Difícil ha de ser trabajar en ese escenario, cuando muchos los abandonan. La Moneda todavía no se entera de la tragedia, y algunos siguen convencidos de que todo se arreglará con el tiempo en forma orgánica.
El Gobierno se ha desconectado de su gente y hoy se ve desafinado, con una actuación impulsada por revanchismos políticos de viejas heridas. La gente pide trabajo, pero en cambio les dan hambre y circo.
Se ha generado una lucha sintética, provocando destrucción de empleo y un ambiente desmotivador para el país. Esto permite que la oposición sea una alternativa real de gobierno, pues la Nueva Mayoría ya no es socialista, es más capitalista que la derecha; basta analizar el caso Caval o el financiamiento de su última campaña. El enriquecimiento lo ha logrado aplicando la justicia a los otros, sin tocar a los suyos. Esta alta tensión ha provocado una parálisis de la actividad y animosidad de la gente.
Es difícil que un país surja en esta atmósfera, mientras los tribunales hacen verdaderos teatros populares, con fiscales haciendo roles de estrellas. El lenguaje en Chile cambió, desde uno de prosperidad, crecimiento y progreso, a otro de reformas, inquisiciones políticas y reabrir heridas de hace 40 años. La alta tensión solo ha logrado la paralización económica. De hecho, se ahorra mucha energía, pues las fábricas y la minería se paralizan día a día. Para este gobierno, el crecimiento no es importante, sino la instalación de modelos ideológicos que fallarán en esta era digital.
Para los libros de la historia quedará todo esto como un paréntesis. Las reformas deberán ser reformadas. Afortunadamente, los cimientos que soportan esta tormenta fueron bien construidos sobre roca dura.
Jaime Said