La pérdida de un ser querido



La pérdida de un ser querido

La muerte siempre está presente, lo que sucede es que nos hemos olvidado de ella, la vemos como alguien oscura y lejana, lo que es cierto es que se necesita muerte para que haya vida y vida para que haya muerte… es decir, cuando realmente entiendes que la muerte puede llegar en cualquier momento es cuando se comienza a vivir, pero no es vivir con miedo, sino, vivir con satisfacción de la vida que tienes para que, cuando llegue ese momento, te vayas en paz y con satisfacción. (Paula Fernanda Fortoul)

La tarde de ayer, justo al final de una agradable reunión de camaradería después de dos largos años, se ensombreció al conocer la infausta noticia del fallecimiento de la señora Lucía Hiriart de Pinochet. Quienes la conocimos y tuvimos oportunidad de compartir con ella dadas nuestras funciones podemos dar fe de su innegable entrega en favor de los más desposeídos; durante todo el periodo de mi vida -que no es poco- nunca vi a la esposa de un mandatario que se preocupara por ellos en la forma como lo hizo la señora Lucía. Los numerosos voluntariados que presidía en las distintas áreas del quehacer social contaron siempre con su tremendo apoyo e incuestionable entrega personal. Siendo uno de ellos CEMA Chile, donde no existía pueblo por muy lejano y aislado que estuviere a lo largo de todo Chile que no contara con un Centro de Madre, que además de capacitarlas en variadas disciplinas les permitía generar ingresos en sus beneficios. Doña Lucía fue la personificación más evidente de lo que retratara con especial talento nuestro poeta militar, el coronel Santiago Polanco Nuño en la “Esposa del Soldado”

Para brindar mi homenaje a la esposa del soldado,

La compañera ejemplar de sentimiento abnegado,

Que tolera nuestra vida, a través de tantos años,

Sufriendo ansiedades de esta lucha sin descanso.

Si yo fuera gobernante decretaría un mandato,

Para hacer un monumento a la esposa del soldado

Por ello me irrita, mi indigna el aprovechamiento político a que ha dado lugar su fallecimiento. Las demostraciones de júbilo en la plaza Baquedano – de lo que queda de ella- mientras escribo la presente, quizás en que terminará cuando llegue la noche, pone en evidencia una vez más a que extremos hemos llegado gracias a los instigadores, impulsores, protectores y organizadores de la violencia y destrucción que ha azolado al país, descendiendo a lo más bajo de la escala humana al no respetar a los deudos en momentos de tanta aflicción, donde medios y rostros de la TV se han sumado con descaro y omitiendo toda su fecunda labor en favor de la mujer chilena.

Sin duda alguna que el candidato de la violencia, el nuevo social demócrata y candidato a presidir el país no podía estar ajeno y verter su veneno, sirviendo de aliento a los orcos en sus afanes destructivos llenos de odio al señalar en un twitter: Lucía Hiriart muere en la impunidad pese al profundo dolor y división que causó a nuestro país, agregando a continuación su pesar por los fallecidos durante el Gobierno Militar. Se permite hablar de ella con toda desfachatez cuando ni siquiera nacía durante el periodo de mi general Pinochet.

¿Este patán, pelafustán, ladronzuelo, mechero -junto a su madre- estudiante fracasado, maltratador de animales, con experiencias homosexuales, rapero denigrante de las fuerzas armadas, acosador, cínico, mentiroso e ignorante auto reconocido pretende gobernar la República y unir a todos los chilenos? ¿Que hemos hecho los chilenos para merecernos una calamidad como esta? Suele decirse que “Dios castiga, pero nunca a palos”. Señor, yo prefiero los palos, pero nunca un tipo como este que una vez más ha demostrado su bajeza y decadencia moral.

 Sin duda que Lucía Hiriart se fue en paz y con satisfacción.

Fernando Hormazábal Díaz

General de Brigada (R)