GOBIERNO Y POLÍTICA:



GOBIERNO Y POLÍTICA:

Caso “Fundaciones”

La verdad de a poco:

https://youtu.be/ZIp5bO52XAg?si=b_ZMRZjFt1FGqyc9

 

 

GRAMSCI EN LA MONEDA


Por MARIO BARRIENTOS OSSA.

Para quienes piensan que los desatinos de los que están en el gobierno son cosas de cabros chicos, inmaduros, etc. lean el artículo que va a continuación…

Uno de los principios gramscianos es la banalización del poder, el demostrar que se puede y se debe ejercer el mando sin protocolos, sin formalidades, como uno más de a pie. Banalizar el poder es hacer crecer la violencia y el caos, porque se le pierde el respeto a quienes gobiernan. Los gobernantes son la personificación de la calle, de ese desconocido, chillón, violento, que pide destruir todo. El gramsciano obediente, apenas ocupa un cargo, cumple su tarea de destruir el poder, que no es suyo, es de la calle.
Cuando Boric se cierra el marruecos en público, recibe honores con pasos de pato, se baja del auto de gobierno arreglándose los calzoncillos, no lo hace por tonto o mal educado, sólo está cumpliendo su rol de banalizar el poder, riéndose de lo establecido. Cuando la ex Ministra Siches, habilosa más que cualquiera de nosotros, habla mal, dice a los diputados que se han golpeado la cabeza, cumple fielmente su rol de banalizar el poder.

Hay ingenuos que creen que el Presidente y su ex Ministra del Interior no son capaces… ¡tonterías!, claro que son capaces de sobra, y están cumpliendo fielmente el rol que les encomendaron sus bases: destruir el poder, desde adentro. Por eso son peligrosos; son talentosos y entregados las 24 horas a cumplir su tarea. Son parte de la retroexcavadora que anunció Quintana, su tarea es demoler lo establecido.
Señoras, señores, hay que afinar el ojo. Los “líderes” de la oposición creo que están desubicados.
La conclusión es una sola, y grave: Gramsci está en La Moneda.
Esto lo he repetido a todos y en todos los tonos, nada es casualidad, no es gente ni ignorante ni mal educada (da para otro tema), son perfectamente ADOCTRINADOS y cumplen el plan al pie de la letra.
Antonio Gramsci es idolatrado por esta nueva izquierda radical.
¡Ahí está la explicación!.

 

 

La institucionalidad del despelote:

 https://www.biobiochile.cl/biobiotv/opinion/comentarios/2024/10/05/la-institucionalidad-del-despelote.shtml

 

 

 

CLASE MEDIA CHILENA: ¿DE DERECHA O DE IZQUIERDA?. 

La izquierda vive la política desde la perspectiva de “opresores contra oprimidos”, de explotadores contra explotados.

La derecha la vive desde una perspectiva del “orden contra el caos”, de emprendedores contra pasivos.

La derecha tiende a pensar en el cambio económico y social evolutivo, que vaya desde lo conocido a otra condición parcialmente nueva. La izquierda quiere un cambio rápido y radical desde la situación actual, conocida, hacia una nueva organización social y económica no bien definida, inédita e ideal.

En breve, la derecha tiende a conservar el pasado y el presente y llevarlos paulatinamente a un futuro mejor que el actual; mientras la izquierda quiere refundar la sociedad comenzando desde un diseño pensado en el presente pero ubicado en un futuro deseado pero desconocido.

La derecha quiere ir desde un pasado y un presente deficitario a una condición mejor y la izquierda quiere ir de un presente intolerable a un futuro imaginario mucho mejor.

Estas dos aproximaciones tienen algunos aspectos mutuamente excluyentes y otros posibles de armonizar.

Si los gobernantes de derecha no llegan o tardan demasiado en aceptar que hay condiciones que la gente común considera intolerables, nunca encontrarán el momento adecuado para hacer los cambios. Si reconocen como cambios necesarios solo asuntos que interesan a los “emprendedores” y no a los “ciudadanos pasivos”, priorizarán sus propias agendas de progreso como si fueran las agendas sociales nacionales. Y lo peor, si se sienten tan inteligentes, creativos y son tan soberbios que creen saberlo todo, errarán en todo lo que hagan, sea con buena intención o en forma egoísta. Piñera es un caso típico; respecto al chileno común se equivocaba con gran eficacia.

A contrario sensu, liderazgos de izquierda que igualan los intereses sociales a sus propios intereses o preferencias personales o de grupo, evidentemente no tardarán mucho en alejarse de las bases que dicen  representar. Las masas siguen a la elites, pero desde cierta distancia y desde una perspectiva muy pragmática y de corto plazo. Se desencantan rápidamente cuando viven la diferencia entre lo prometido y lo obtenido que, en un proceso de cambios profundos, inevitablemente es lento. Otro problema es que las izquierdas al tratar de meter una realidad dinámica dentro de un plan pre determinado deben recorrer un camino largo antes de aceptar las equivocaciones de sus líderes.

El punto de encuentro es, me parece, la aceptación de la maciza realidad de que una sociedad -particularmente la nuestra- no puede ser entendida sino como un gran número de generaciones de personas – familias- que han intentado hacer de Chile una sociedad mejor y que casi lo hemos logrado.

A partir de las políticas del Gobierno Militar, Chile tuvo, durante parte sustantiva del período de supremacía electoral de la izquierda concertacionista, un avance social y económico espectacular, desde el ángulo que se le mire. Pero una parte influyente de esa tendencia, puso su vista casi exclusivamente en sus déficits y construyeron una visión maniquea, derrotista y descalificadora de sus propios gobiernos y en vez de trabajar en su corrección crearon un proyecto alternativo teórico, disparatado, arcaico y ajeno por completo a las necesidades reales de las mayorías. Su aplicación parcial llevó a políticas perjudiciales y desmoralizadoras. La culminación de este proceso, fue el lamentable proyecto constitucional presentado por una mayoría circunstancial, para construir un Chile político y cultural estrambótico.

En muchos aspectos, todo ese fracaso fue un intento de concreción del proyecto revolucionario fracasado y ya abandonado en todo el mundo, que sobrevivía a duras penas en Cuba y Venezuela, en la miseria y la decadencia, revuelta con un etnicismo indigenista de escuela de sociología de tercer orden.

Y así es como llegamos al Gobierno actual de una generación de jóvenes con un discurso más parecido a los 60, que miran a Chile y a América Latina en una lógica que no tiene nada que ver con los problemas del siglo XXI y portadores de una calidad intelectual y moral deplorable. Inexpertos en el manejo de responsabilidades serias e incompetentes en casi todo.

¿Significa eso que la izquierda chilena no es apta para gobernar con

eficacia?. No, de ninguna manera, lo hicieron, y con éxito reconocido  mundialmente, que sucumbieron a sus propias utopías juveniles y perdieron la fe en sí mismos y en la democracia.

¿Y qué pasa con el pueblo?. Una encuesta reciente señalaba:

“Probablemente votarían por alguien de derecha: 26%. Probablemente votaría por alguien de centro derecha 17%. Probablemente votaría por alguien de centro: 8%. Probablemente votaría por alguien de centro izquierda 24%; Probablemente votaría por alguien de izquierda 14%. No lo sé: 12%.”

Parece evidente que la gran mayoría de los votantes chilenos quieren EVOLUCIÓN y no REVOLUCIÓN. Es decir en estos momentos, los chilenos prefieren avanzar corrigiendo, no demoliendo. Pero entendámonos, corregir no es negarse a todo cambio.

La marcha del 25 de octubre de 2019 mostró a una multitud de chilenos sensatos que mostraron que la ciudadanía demandaba cambios en políticas públicas específicas. No querían revolución, querían cambios concretos y urgentes. Piñera no supo entender, entró al juego de los revolucionarios y les entregó la Constitución vigente que era, precisamente la viga maestra del éxito que Chile estaba teniendo. No era el líder para el cambio, que había ofrecido ser y que la gente quería.

La izquierda, parte importante de ella, principalmente los aventureros que venían apabullando a los próceres de su sector desde el año 2011 tampoco entendieron, creyeron que los chilenos no apreciaban para nada la condición a que la Concertación los había conducido Este es el momento preciso para que los chilenos expresemos en forma inequívoca que nuestro ánimo es conservador con cambios, cambios sin revolución y un espacio común en que mediante políticas públicas compartidas y acordadas, salgamos del estancamiento y reanudemos la marcha en beneficio de todos los chilenos.

Los chilenos no queremos etiquetas ni bandos, queremos RESULTADOS.

Si esos resultados no se producen, terminaremos teniendo revolución.

Fernando Thauby García

Melosilla, 29 sept. 2024

 

 

Chile se encamina hacia la decadencia

Por Jaime Jankelevich

El IPOM de septiembre da cuenta de un país en retroceso, con la economía estancada y un muy magro crecimiento tendencial de 1,8% proyectado 2025-2034, que es como no crecer, considerando el incremento poblacional. Adicionalmente las cifras demuestran que este gobierno terminará con el peor crecimiento económico de todos los gobiernos desde el retorno de la democracia, con un proyectado 1,7%, peor que el de Bachelet 2, que terminó con un 1,8%.

Pero cómo no va a ser así, cuando existen sólo desincentivos para la inversión. Por una parte, la Ministra del Trabajo pretende que se legisle a favor de la negociación ramal, una de las propuestas del rechazado mamarracho que el Gobierno busca reponer por la vía legislativa, y que además es un muy mal proyecto pues su aprobación desincentivaría la empleabilidad de mujeres, de jóvenes y también de adultos mayores, que son quienes registran mayores tasas de desempleo.

Sumémosle a eso la interminable burocracia que dilata eternamente los permisos para la aprobación de proyectos, tema considerado el principal escollo y la principal amenaza para el desarrollo de Chile, pues no atrae inversión.

Adicionalmente, que mejor indicador de la torpeza del gobierno cuando días atrás, la DT clausuró y multó un local de farmacias SB en La Cisterna porque fue víctima de un asalto de una turba, y el ministro Marcel, refiriéndose a dicha gestión, la avaló, diciendo que los empleadores no pueden “desentenderse” de la seguridad de sus trabajadores. Es que es inconcebible que se castigue a las víctimas de la delincuencia y se les exija que sean los responsables de tener las herramientas para enfrentar dichos hechos, cuando es la obligación del Estado el garantizar la seguridad de la ciudadanía.

Y en sus dos años y nueve meses de gobierno no han hecho nada para sacar a Chile adelante. Los primeros seis meses no gobernaron esperando que se aprobara el mamarracho para imponer su programa y después de la más grande derrota de la izquierda el 4-S, han improvisado, pues no tenían agenda. Encima, la producción de Codelco cayó de 1,618 millones de toneladas en 2021 a 1,325 millones en 2023, el nivel más bajo en 25 años y en el primer semestre de 2024, su producción bajó 8% y su participación en la industria es la peor en al menos 21 años.

Lamentablemente, esta decadencia no solo “habita” el ámbito económico.

En Educación, los SLEP han sido un problema; los Colegios bicentenarios los destruyeron; durante el primer semestre de este año 670 mil alumnos del país presentaron inasistencia grave y según la OCDE, aproximadamente un 20% de chilenos entre 15 y 29 años no estudia ni trabaja. Son los llamados ninis, que, de acuerdo con datos poblacionales de 2021, son aproximadamente 854.000 jóvenes entre hombres y mujeres.

En Salud, los problemas continúan sin solución. Las listas de espera superan los 2,5 millones de casos, lo que se agrega a las cartas encontradas en un basural clandestino en Talca, que estaban dirigidas a pacientes que se encontraban en listas de espera y que no habían respondido a las llamadas telefónicas, primer contacto del centro asistencial. El remitente de esas cartas era el Departamento de Gestión de la Demanda de la Subdirección Médica del Hospital Regional.

En seguridad, el crimen organizado avanza sin que nadie lo detenga. Con 30.000 extranjeros con órdenes pendientes este año imposible de expulsión, el problema es gravísimo y a lo único que atina el Presidente es a emitir discursos rimbombantes contra la delincuencia que no solucionan absolutamente nada.

Y como si fuera poco y tal como lo informara El Líbero recientemente, el Presidente Boric pretende reinstaurar por vía legislativa seis iniciativas incluidas en el mamarracho, como el aborto libre, el fin de las AFP, la mencionada negociación ramal y otras tres, que nos indican que el gobierno no ha abandonado su proyecto original. Y otro artículo de El Líbero informa cómo el PC vuelve a la carga por una nueva Constitución“para dotar a Chile de un camino que haga prevalecer la unidad de la izquierda” y “evitar el fortalecimiento y la profundización de la derecha en nuestro país”.

Hay más temas que por razones de espacio no se alcanzan a comentar, como el despilfarro en los programas públicos, entre otros. Pero, tomando conciencia que el país se encamina hacia la decadencia, como ciudadanos amantes de las ideas de la libertad, tenemos el deber el próximo 27 de octubre de brindarle una segunda derrota a la izquierda para impedirlo, pavimentando el camino para que la elección presidencial de 2025 sea el comienzo del cambio radical que Chile requiere para volver a intentar llegar a ser un país desarrollado.

Chile puede más y de nuestra unión depende lograrlo.

Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Líbero el domingo 8 de septiembre de 2024.