El espacio del conservantismo

El espacio del conservantismo
El año próximo será decisivo para el desarrollo de un proyecto conservador, republicano o de derecha tradicional y vital (que cada uno lo llame del modo que quiera).
Todo dependerá de que se pueda expresar en cuatro ejes de acción pública que, debidamente articulados a medida que se vayan consolidando casi por separado, puedan darle sustento a un nuevo partido, a una nueva corriente de influencia.
En primer lugar, el trabajo de los jóvenes y con los jóvenes. A los sub 30 les corresponderá tomar responsabilidades quizás desproporcionadas para su edad, pero imprescindibles si quieren validarse como los ejes del conservantismo vital, tanto en el pensamiento como en la acción directa.
Una segunda dimensión será desarrollada por la presencia mucho más organizada y diversificada de intelectuales en todos los espacios, así como en el despliegue de varios medios de comunicación que son ya ámbitos magníficos de presencia conservadora. Esa simbiosis entre medios e intelectuales dará expresión al trabajo doctrinario que varios de estos últimos han venido desarrollando discretamente durante el segundo semestre y que se ha concretado en un ideario de pronta aparición.
En complemento con lo anterior, la tarea de contactar y potenciar a las numerosas organizaciones intermedias que defienden y promueven los grandes bienes, exigirá un gran despliegue de voluntariado. Asociaciones pro vida, pro familia, pro libertad de enseñanza, pro emprendimiento, pro libertad religiosa, pro vida sana, pro relaciones laborales justas, pro barrio seguro, pro artes, pro superación de las pobrezas, pro verdad histórica, pro tradiciones nacionales, pro, pro, pro… Cada una autónoma, pero cada una consciente de su necesidad de vínculos.
Y, finalmente, la candidatura republicana de José Antonio Kast, acompañada de otras muchas postulaciones al Congreso, hará de tirabuzón de los ejes anteriores, mostrando al país que si se dicen las cosas claras, sin temor, con creatividad respetuosa de la naturaleza humana, todavía quedan muchas fibras sensibles en el alma de los chilenos. Convocarlos a una tarea que pasa por esas candidaturas y que se proyecta mucho más allá del 2017, es imperativo.
Algo curioso está pasando: mientras las alternativas más obvias se estancan, dudan o simplemente se borran de la contienda, al conservantismo, al republicanismo, a la derecha tradicional y vital (llámela del modo que quiera) se le abren las puertas. Pero, para pasar al otro lado, hay que seguir recorriendo un largo y arduo camino.
Gonzalo Rojas Sánchez