Anomalías judiciales

Un nuevo sistema penal que contemple la figura del juez instructor y otro que falle, con incentivos no perversos a las policías, como lo planteó ayer en el medio de su dirección, el señor Fernando Ugarte Vial, no solo es pertinente para abordar las falencias en la investigación de delitos comunes. También habría que extender esta reforma a las causas de derechos humanos.

En varios casos, las acusaciones se basan en testimonios contradictorios o pruebas circunstanciales, lo que debilita la legitimidad de los fallos y abre espacio a las ficciones jurídicas por sobre la búsqueda imparcial de justicia.

Lo declarado por el ex presidente de Uruguay José Mujica y su señora Lucía Topolansky, sobre la supuesta manipulación de los orígenes de acusaciones de violaciones a los derechos humanos, refuerzan la conveniencia de una reflexión urgente.

¿No será ya tiempo de que apliquemos el principio rector del debido proceso y de la igualdad ante la ley, a gente procesada y condenada por “recuerdos nítidos de hace 50 años de un testigo al menos septuagenario” o “por haber estado ahí” o “porque no pudo no haber sabido” o “porque como  ́fue miembro de las FF.AA. ́ adscribía a una ideología culpable”?

Lo que carece de sentido es que para este grupo de chilenos, no aplique elderecho de “in dubio pro reo”, consagrado en nuestra Constitución ytextualmente señalado en el Código Procesal Penal.

Eduardo Convalía Cox