Acerca de lo que está ocurriendo desde el Viernes



Acerca de lo que está ocurriendo desde el Viernes

Por Alexis López Tapia

Compatriotas: debo comenzar pidiendo perdón a mi familia por tener el deber de decirles lo que sigue. Sé que el hecho de que hoy hable puede llegar a afectarlos, y que sin duda para ellos sería mejor que me quedase callado, pero cuando -como todos ustedes- estoy viendo minuto a minuto lo que sucede, mi sentido del deber y mi amor por Chile me impide guardar silencio y así hacerme cómplice.

Estamos viviendo un grave CONFLICTO POLÍTICO, no una crisis social, como han repetido hasta el hastío los ineptos que nos gobiernan, que son todos quienes tienen algún grado de responsabilidad en el Gobierno del Estado, de todos los partidos políticos y de todos los sectores, sin excepción.

Se trata de un conflicto asimétrico, entre fuerzas anti y a sistémicas, el Partido Comunista y el Frente Amplio, entre otros, que han promovido, justificado y defendido el uso de la violencia como expresión del descontento social, contra el Estado de Chile, es decir, contra todos nosotros.

El objetivo primario, el objetivo táctico de este conflicto es -como esos sectores ya lo han señalado abiertamente-, lograr la renuncia del presidente de la República, el llamado anticipado a elecciones y la instauración de una Nueva Constitución. Eso, al menos, en lo que respecta a la política formal.

Sin embargo, el objetivo central de esas fuerzas es lograr la desarticulación del Estado, y su reemplazo por un sistema revolucionario y dictatorial, al que denominan “Democracia Radical”.

Este ha sido un proceso que hemos venido anticipando largamente, y que se está cumpliendo en este mismo minuto de manera programada y certera. El alzamiento revolucionario que estamos viviendo no tiene nada, absolutamente nada de espontáneo: ha venido siendo planificado y desarrollado bajo las narices del Estado durante décadas, sin que ninguna autoridad -de ningún sector-, se haya siquiera molestado en prestarle atención.

Por esto, lo que está sucediendo es literalmente “de manual”: es un alzamiento revolucionario molecular y disipado -realizado por moléculas o células dispersas y disipadas, no concentradas, que por eso mismo no pueden ser contenidas, disuadidas ni limitadas por las fuerzas de orden-, y que están operando de acuerdo a un preciso patrón de acciones.

Se trata de un alzamiento revolucionario de Escalamiento, Copamiento y Saturación (ECS), que ha avanzado desde el viernes sin ningún obstáculo real.

El Escalamiento es el paso de acciones como la evasión del pago en el metro, hasta la quema y destrucción de las estaciones y las muertes que hemos venido observando.

El Copamiento es la activación de múltiples e incesantes focos de conflicto, sin pausas, en diferentes puntos de la ciudad, de la región y del país, logrando superar y copar la capacidad de respuesta de los organismos de orden y seguridad del Estado. Por ello hemos visto y veremos más y más saqueos en diferentes lugares, en forma simultánea y sucesiva, superando así en los hechos la capacidad de respuesta de la policía y las fuerzas armadas.

La Saturación es lograr la inmovilidad terminal de Estado, el desborde de las acciones de conflicto a nivel Nacional, y la suspensión de toda autoridad en los hechos. Literalmente, buscan que el Estado se derrame y desborde, y que cese todo estado de derecho, llegando a una eventual situación de Guerra Civil, como ya está sucediendo por el enfrentamiento entre vecinos y grupos organizados de saqueadores en diversos lugares de la ciudad.

Todos estos hechos, toda esta situación no tiene nada, absolutamente nada de espontánea: ha venido siendo incubada por años a vista y paciencia cuando no con la complicidad y colaboración de determinados sectores de la política sistémica: precisamente aquellos como el PC y el Frente Amplio que no sólo han justificado la violencia, los saqueos y el vandalismo, sino además, que están pidiendo formalmente la renuncia del Presidente, el llamado a Elecciones Anticipadas y la instauración de una Nueva Constitución.

Así que usted no se equivoque: el alza en el pasaje del metro fue sólo una excusa, como antes pudieron haber sido las alzas en la energía, en las contribuciones, en el TAG o en cualquier otro servicio o impuesto del Estado.

Y no es que eso signifique que la protesta contra estas alzas no sea legítima: el aumento del costo de la vida en nuestro país ha sido sistemático y el alza de nuestros ingresos no ha sido nunca suficiente para que vivamos en relativa tranquilidad.

Eso ha sucedido porque desde hace treinta años los sucesivos Gobiernos han venido atentando directamente contra el Estado, es decir, contra todos nosotros. Cada vez que se ha privatizado un servicio que antes brindaba el Estado, el resultado neto -aunque la calidad de los mismos haya podido aumentar-, ha sido un aumento del costo sin que los ingresos hayan subido en forma proporcional: el resultado obvio es un permanente estrés económico que ha venido afectando no sólo a los más pobres del país, sino a nuestra enorme clase media que somos la mayoría de los chilenos que trabajamos día a día para que este sistema siga funcionando.

Pero lo que estamos viviendo no es simplemente una Crisis Social por este hecho real: como señalé se trata de un CONFLICTO POLÍTICO, cuyo objetivo radical es la instauración de un modelo de “Dictadura Democrática”, donde el ejercicio del Poder político sea desplazado desde las estructuras verticales tradicionales del Estado -partidos políticos, poder judicial, legislativo y ejecutivo-, hacia estructuras Horizontales, controladas y dirigidas por sectores radicales anti y a sistémicos.

Por esto, si usted cree que con derogar el alza en el Metro, destituir a algún Ministro o incluso al propio Presidente solucionará algo, está completamente equivocado: esos son sólo objetivos tácticos del proceso revolucionario, y cuando los logren, avanzarán de manera sistemática hacia el objetivo estratégico fundamental: el reemplazo de nuestra República por la llamada “Dictadura Democrática”, donde usted, yo y todos nosotros seremos simples moléculas de un modelo donde lo único que importa es el mantenimiento de la Revolución Permanente, que terminará por devorarnos a todos incluidos sus propios promotores e hijos.

Hago por ello un llamado a todos quienes amamos a Chile a organizar la Resistencia contra este proceso revolucionario: a restablecer el orden; a proteger nuestros medios de transporte y nuestras fuentes de trabajo; a acatar a nuestras autoridades, aunque sus ideas y sus acciones no nos gusten; y a rechazar y condenar total y absolutamente la violencia, el caos y la anarquía con que algunos quieren deconstruir nuestra Nación: los chilenos somos mucho más fuertes, fieros y resistentes que todos ellos, y si actuamos juntos y unidos, nunca, jamás nos podrán vencer.