Apenas doce meses

Apenas doce meses
Quedan apenas doce meses para las próximas elecciones.
En ese lapso, ¿cuál debiera ser la prioridad de esos chilenos que estamos seguros de que la dignidad de la persona humana es el eje de toda la acción pública y que el concepto tradicional de bien común es el correcto?
Ante todo, decirlo. Decirlo por los medios de comunicación, decirlo en todas las conversaciones sociales, decirlo en las clases de cuanta asignatura lo amerite, decírselo al taxista y al peluquero, a la nana y al jardinero. Si Jaime Guzmán no hubiese repetido unas 3.652 veces que la subsidiariedad es la clave de todo, quizás ese principio no habría entrado en nuestras toscas cabezotas.
En segundo lugar, apoyar la candidatura que está justamente centrada en esas coordenadas, es decir la de José Antonio Kast. Apoyarla significa inscribirla; inscribirla significa juntar las firmas (35 mil); juntar las firmas será posible sólo si hay un mínimo de generosidad para destinar esos minutos que exige la notaría respectiva. Todo pasa por ahí, por un gesto tan elemental y, a veces, considerado por algunos como apocalíptico. Lo demás es cháchara banal.
Pero hará falta también voluntariado y generosidad económica. ¿De cuánto tiempo dispone usted para trabajar durante los próximos doce meses por esos ideales? ¿De una hora semanal? Seguro que se la aceptan. Tendremos que tener paciencia, eso sí. No se saca nada con decir “me ofrecí y no me han llamado”, porque la capacidad de hacerlo depende justamente de voluntarios que lo hagan. Paciencia para “llamar” cuantas veces haga falta en vez de esperar a “ser llamado”. Conozco personas que ad honorem están dedicando muchas horas a esta tarea y no los he visto poner cara de víctimas despechadas.
Por otra parte, la legislación exige controles muy estrictos para los aportes económicos, pero nadie puede hacerse el desentendido de la necesidad que hay de platas. A cumplir la ley, o sea, a entregar todo lo que esté permitido. Y si de jugar a lo fácil se trata, entonces en vez de poner las ayudas en campañas de independientes pobres, haga usted su aporte al independiente rico, al que quizás esas monedas se le terminen cayendo de los bolsillos sin que ni siquiera lo note.
Ah, y candidatos a parlamentarios. Esa es la otra salsa fundamental en este cocido. Sin unas pocas decenas de patriotas que busquen para sí y para José Antonio Kast los votos que hacen falta para llegar a la cámara o al senado, el proyecto de la nueva fuerza política que debe construirse desde ahora, se hace mucho más difícil.
O sea que todo esto tendrá usted que pensárselo y hacerlo; usted, sí, usted.
Por Gonzalo Rojas Sánchez