Carta desde Cabrero

Carta desde Cabrero
Cabrero, 13 de junio de 2016.
“Querido papá:
Te escribo estas líneas para expresarte mi solicitud de perdón como hijo, saludarte, contarte de mí y a la vez de la vida que he llevado en estos años de ausencia de mi hogar por razones estúpidas que espero que comprendas. Recuerdo que cuando chicos con mis hermanos nos era muy difícil tenerte en casa por tu labor de Carabinero, Paco decían nuestros amigos, cuando no estabas de servicio nos ibas a esperar a la salida de la escuela para llevarnos a la casa, y siempre con unas pocas chauchas que tenías en el bolsillo nos comprabas algo para entretenernos en el camino ¿Te acuerdas de los picarones o calzones rotos del almacén de los Rocha?, llenos de azúcar flor los pedías y al llegar a la casa el polvo blanco sobre nuestro overol nos delataba ante mi mamá, 22 que nos esperaba con un rico almuerzo.
Eran en invierno días de lluvia interminables, hasta con tormentas eléctricas. Recuerdo el terremoto del 60 que nos tocó en Traiguén donde se nos cayó la casa y un muro aplastó a mi hermanita María Luisa, que desde esa fecha en paz descansa en el cementerio de esa sureña ciudad. El sábado pasado fuimos en mi auto con Dafne y mis niños a su tumba a dejarle unas florcitas y a arreglar su tumba que aún permanece en el Mausoleo donde la pusimos, recuerdo que cuando niños eran muy pocos los nichos que estaban ocupados, hoy ya está lleno con ex colegas tuyos y familiares de Carabineros que pertenecían a la Legión Trizano.
Hoy ya todo ha cambiado, los pueblos sureños son ciudades, las calles están pavimentadas, si hasta semáforo hay en las esquinas. Por casualidad me encontré con uno de los hijos de don Jorge Riffo, el mayor de ellos el que desde chico fue medio extraño, es peluquero y me contó que tenía un salón de belleza, casa propia y hubieras visto el autito, envidiable. En realidad después de volver a Chile desde tantos años viviendo en el extranjero con el cartón de técnico profesional, que gracias a los esfuerzos de mis padres obtuve en la Universidad de Chile de Chillán el año 1974, debo reconocer que mi país es otro y se debe en gran modo a la valentía, lealtad y patriotismo de ti y tus colegas uniformados. Reconozco que como mirista estaba equivocado, que merecí estar detenido por creerle a nuestros seudo líderes que a la primera de cambio se arrancaron del país; que gracias a que tu hablaste con el capitán fue que me sacaran del país y partí a Bélgica donde nos recibieron como refugiados, pero también como héroes. Tú sabes por las cartas que le mandaba a mi mamá como nos atendían y se preocupaban de buscarnos estudios o trabajos, enseñándonos su idioma. Al principio vivíamos de a cuatro en un departamento, hasta que nos fueron reubicando en diferentes ciudades para hacer trabajos conforme a nuestra especialización. Como yo era técnico forestal me asignaron a una industria de ensamblados de madera, con un horario especial para que yo fuera a aprender belga y francés. Ya cuando estaba terminando mis estudios de idiomas y listo para mis primeras vacaciones, nos fuimos un grupo de amigos a conocer Europa, en ese grupo iba una niña de origen africano que era refugiada de Guinea Ecuatorial. Nos hicimos muy amigos, ella hablaba francés y comenzamos un romance hasta que nos casamos a los dos años de haber vivido juntos, esa es la razón que tus nietos sean medios morochos o mulatos.
Bueno papá ya he vuelto a Chile, a vivir con el capital que aproveché de juntar y mis hijos ya formaron sus propias familias en Europa. Recibo una pensión del Gobierno chileno por el hecho de haber estado en el exilio, más mi pensión belga me da de sobra para vivir con todas las comodidades acá cerca de Cabrero, donde me he comprado una parcela de agrado y construido una linda casa. A pesar de todo tengo un gran dolor en mi alma y un peso en mi conciencia, que es el hecho que tú estés preso por XX (*) años más en Punta Peuco, ya que cuando te llamó la Patria empuñaste el fusil y saliste a luchar tal como te lo exigía tu vocación; me duele tanta injusticia. Mi madre quien está empezando con la maldita enfermedad del Alzheimer, está bien cuidada por Jorge y Margarita en Los Sauces, yo permanentemente les envío ayuda económica para que ella esté bien, vieras como le costó aceptar el color de piel de Dafne. Vamos a lo menos una vez al mes a verla, mis hermanos con sus familias bien formadas: Jorge, Oficial en retiro del Ejército y Margarita en su convento dedicada a su vocación religiosa. En el caso mío personal muy bien económicamente, haciendo asesorías a industrias madereras de la zona y Dafne dedicada a su huerta y gallinero. 23
Querido papá, viene en Chile un día muy especial el próximo domingo, es el Día del Padre. Quisiera en esta carta pedirte perdón por haberte fallado. Fui raptado por una ideología que me inculcó que con el odio y con la violencia se solucionaban las cosas. Tu tal vez me salvaste la vida con el Capitán, te confieso que era tal mi carga de odio que si en un enfrentamiento nos hubiésemos encontrado los dos habría disparado contra ti. Tengo conocidos que aún viven en Europa y que al tener doble identidad acá los tienen por desaparecidos, y muchos de tus colegas que están presos contigo pagan por ellos. Conocí personalmente al Avilés que ahora apareció como abogado, al Pato Palma Cousiño que se paseaba con Altamirano por Europa, este estaba como desaparecido y muchos más.
Fuimos engañados por la prensa cuando nos contaban de las terribles matanzas de niños y las muertes en las redadas poblacionales. Cuanto nos engañaron esos organismos de Derechos Humanos y la Cruz Roja, los chilenos teníamos todas las garantías y privilegios, los refugiados de otros países no; entonces daba para pensar que la situación acá en Chile era atroz, nos hablaban de miles y miles de muertos tirados al mar, el engaño fue muy grande. Con el tiempo en Europa fui aprendiendo que para surgir había que trabajar. Tuve dos trabajos a la vez por veinte años, en la ensambladora y en un periódico como compaginador, eduqué a tus nietos que son brillantes profesionales y al jubilar decidimos con Dafne o Guinea o Chile, gané yo. No te miento que echo de menos mi vida por cuarenta y dos años en Europa, a la que puedo volver como turista cuando quiera, ya que tengo doble nacionalidad. Y aprendí que tú tenías razón, que los de izquierda luchaban para los más grandes burgueses sus jerarcas, ¿Te acuerdas que me lo recalcabas cada vez que discutíamos? Mi vida en Europa, y mi vuelta a este querido Chile me enseñaron de cuan equivocado estaba. He vuelto a Chile y quiero pagar mis errores: primero luchando como sea por tu libertad, y segundo, pagando la deuda que tengo con mi Patria, que me vio nacer.
Tu hijo
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