Crisis social y efectos en la economía

Crisis social y efectos en la economía
El alza del dólar es el signo más evidente del nuevo escenario económico que se va estableciendo en la economía. El nuevo valor del tipo de cambio, que en algunas jornadas ha estado excediendo los $ 800 por dólar, no está reflejando cambios en lo que en tiempos normales se define como los determinantes “fundamentales” del valor de la divisa en el corto plazo, que incluye variables como los precios de bienes que el país transa, el nivel del gasto relativo al de la producción doméstica y otras condiciones macroeconómicas que influyen en su valor de equilibrio. Esos determinantes fundamentales no han variado, ni en el grado ni en la oportunidad que permitiría asociarlos a la reciente evolución del precio del dólar.
Así, la presión al alza del tipo de cambio parece estar reflejando tempranamente una revisión de los posibles escenarios económicos que van a enfrentar los inversionistas, emprendedores y trabajadores, ante un cambio en el contexto político que parece orientado a una revisión profunda de las condiciones que determinan la suerte económica de los individuos y del país. A esta natural incertidumbre cabe añadir los efectos del vandalismo y el saqueo, que se han prolongado por varias semanas y que han ocasionado un gigantesco daño a la capacidad productiva, cuyos efectos aún son difíciles de estimar.
Previo a la crisis, los componentes del gasto que estaban impulsando el crecimiento eran el consumo y la inversión. Hasta el tercer trimestre, las exportaciones netas habían hecho un aporte nulo al crecimiento, en contraste con la demanda interna que, aunque no del todo vigorosa, había explicado completamente la expansión de 2,3%. Son justamente estos componentes los que más se verán afectados por la crisis. El consumo, por su parte, sufrirá los efectos de los menores ingresos disponibles para las familias -explicados por los retrasos en la cadena de pagos, menores remuneraciones variables y un mayor desempleo-, pero además por la reacción natural de cautela que la incertidumbre económica provoca sobre decisiones de gasto. La fuerte depreciación del peso probablemente se traducirá en presiones alcistas en los precios de los productos importados.
La caída de 23%, que registró en octubre la importación de bienes de consumo durables es solo la primera señal de la contracción que puede experimentar el consumo privado. La inversión, a su vez, sufrirá los estragos de la incertidumbre en el plano institucional. Los sectores que estaban empujando la recuperación de la inversión -minería, energía y sector inmobiliario- son los más expuestos a la discusión regulatoria actual. Un informe de la Corporación de Bienes de Capital estimó que al menos un 7% -unos US$ 4.800 millones- de los montos comprometidos para el periodo 2019-2023 podrían verse impactados por la crisis, esto sin considerar los efectos de segunda vuelta, como el menor crecimiento futuro.
Frente a este escenario, unido a una creciente presión para aumentar el gasto fiscal, se hace indispensable que se entreguen señales de que los incentivos al crecimiento y la inversión no han sido desplazados.
Publicado por La Tercera