¿De mal en peor?



¿De mal en peor?

Hay países que progresan, avanzan, construyen, y hay otros que se deterioran y se van encaminando a grandes crisis que son por cierto recurrentes en la historia. Hay buenos gobiernos y malos gobiernos. Los imperios también caen. La causa de estos ciclos es cuando se abandona la lógica de la colaboración y se reemplaza por la descalificación del adversario, que se lo ve como enemigo. Cuando una ideología se victimiza y acusa de todos sus problemas a sus adversarios, o cuando reclama una superioridad moral que nunca es tal. También ocurre así cuando un sector aprovecha su ventaja transitoria y pasa por encima de los otros. El fundamentalismo (los dueños de la verdad) y el populismo (los caricaturistas de la sociedad) son los peores obstáculos para el progreso de las sociedades complejas de hoy.

Es lo que está ocurriendo en nuestro país. Cada día está efectivamente siendo peor. Uno de cada cuatro chilenos piensa que el gobierno es muy malo, y que el país va por mal camino. Hace dos años las cifras eran exactamente al revés.
La explosión pública de la total incompetencia del Sename muestra cómo el gobierno vive en la estratósfera, en permanentes disquisiciones ideológicas, en sueños refundacionales y completamente alejada de los temas propios y concretos de un poder “ejecutivo”. No son las instituciones las que funcionan, son los medios de comunicación que denuncian.

A eso debemos sumar los nuevos escándalos de Gendarmería, uno de los varios cotos de caza de la repartija política. Las “malas prácticas” diría Velasco con razón. Lo relevante en este caso es la incoherencia del discurso de la izquierda. Una vez más queda en evidencia lo fácil que es ser generoso con la plata de los demás, las arbitrariedades del poder, y el peso de la influencia política en temas personales. Qué fácil es hablar de un sistema de reparto sin hacer los números y ver la evidencia de sus distorsiones. Ahora revienta además el escándalo de las licencias médicas en Gendarmería, que ya había tenido otros escándalos de boletas a honorables políticos. Esto va acompañado por la oscuridad de una votación en la que se dice que por error alguien votó por Andrade. Ya nada es creíble. En paralelo también hemos visto el escándalo de las pensiones truchas de falsos exonerados amparados por cartas de recomendación de algunos parlamentarios, incluso una precandidata a la Presidencia.

El excomandante en jefe, Juan Emilio Cheyre, es un personaje brillante intelectualmente, como pocos. Pero es muy poco querido por sus pares militares, y muy querido por la Concertación. Da la impresión que se equivocó de equipo y confió en quien no debía. Los odios son muy profundos. La peor herencia de Cheyre es la Ordenanza General del Ejército, hoy escondida lo más que se pueda por el Ejército. Es como la ley de reforma agraria de Alessandri, que fue posteriormente usada por Frei y Allende. En el proceso de Cheyre, se le pide innecesariamente prisión preventiva, y al día siguiente se le da la libertad bajo fianza. Es obvio que no era peligro para la sociedad. ¿Es racional todo esto?

Las malas noticias siguen. El proyecto de educación superior es literalmente un mamarracho, y ni siquiera los ministros se entienden entre sí. Siguen los slogans ideológicos, y la pobreza técnica de las propuestas. El objetivo es claro y ya se anuncia: cerrar universidades privadas y pasar los alumnos a las estatales.

Ahora se suma el escándalo de Iván Fuentes manipulado por la DC, mostrando la mala calidad de nuestra política y la falta de competencia de algunos honorables. Vuelve a emerger el tema del avión de ME-O, siguen las protestas estudiantiles, TVN sigue su crisis esperando el maná estatal para cubrir su incompetencia.

Para rematar la mala semana, las cifras económicas empiezan a anticipar una crisis mayor. Nuevamente el gobierno baja su pronóstico de crecimiento tanto para este año como el próximo, sube la predicción del déficit fiscal corriente y estructural, y se anticipa nueva disminución en crecimiento del consumo, que es lo único que sostiene el pequeño crecimiento actual. Los analistas coinciden que la próxima proyección será nuevamente a la baja. Ello significa más desempleo, menos productividad, menos inversión. La venta de acciones de Falabella y Cencosud, y el nuevo socio de Latam es el mejor predictor de los problemas que prevén los dueños de esas empresas. Codelco anuncia uno de los peores años para la empresa.

Mientras tanto, se despliegan ya abiertamente las candidaturas presidenciales de Lagos, Allende, Piñera, Walker, Goic, Guillier, Ossandón, Velasco, y la Mandataria y su ministro del Interior siguen esencialmente ausentes de la realidad nacional. El pronóstico es delicado.

Por Sergio Melnick