¿De qué es culpable Cheyre?



¿De qué es culpable Cheyre?

Quienes conocen a Juan Emilio Cheyre han insistido en recordar la contribución del ex comandante en jefe del Ejército a la transición a la democracia en nuestro país. Sus detractores reclaman que ese no es el punto, y tienen razón. El punto es exclusivamente hacer justicia frente a hechos execrables que demandan esclarecimiento y una adecuada sanción a quienes resulten culpables, independiente del papel que hayan jugado en nuestra historia reciente. Esa verdad irrefutable se ve amenazada, sin embargo, no solo por quienes olvidan lo hecho por Cheyre como comandante en jefe, sino también por quienes hacen de la causa de condenarlo una vía para la satisfacción de objetivos políticos o morales ajenos a la realidad que se persigue sancionar.

La realidad de esos hechos es que el teniente Juan Emilio Cheyre, ayudante del coronel comandante del Regimiento de La Serena y jefe de Plaza en esa ciudad en 1973 se encontraba en La Serena en el momento de cometerse los crímenes. También es un hecho que solo después de cometidos los crímenes, el teniente Cheyre se enteró de ellos, y no los denunció. En ambas condiciones, junto con este teniente -uno de los últimos de la fila en el escalafón de oficiales militares en La Serena en ese momento- había decenas de otros oficiales, y también civiles, ninguno de los cuales evitó los crímenes ni los denunció con posterioridad. En ningún orden jurídico estar en el recinto en que se comete un crimen convierte a alguien en cómplice o encubridor de ese crimen. Y tampoco convierte en cómplices de tal crimen a quienes no lo denuncian, más aún si la instancia ante la cual hacer la denuncia es la misma institución de la cual han emanado las órdenes de cometerlo, como era el caso de Chile en ese momento. Todas esas personas, con independencia de la opinión que se tenga sobre su moralidad o su educación, son por lo tanto inocentes del delito de complicidad o encubrimiento en los crímenes perseguidos.

La novedosa hipótesis judicial que convierte en imputable a una persona por el solo hecho de estar en el recinto en el que ocurre el ilícito encuentra así impulso y estímulo en una situación que es ajena al hecho que se busca investigar y aclarar y de cuyos culpables y responsables se busca castigo.

En su momento, los chilenos reconstruimos la democracia buscando avanzar solo en aquello en que había amplios consensos, porque no tiene sentido creer que un logro será estable si no se cuenta con una amplia mayoría. De esta forma se procuró la justicia en la medida de lo posible, y cada vez que fue posible -¿tiene sentido prometer lo imposible?- Juan Emilio Cheyre fue parte de ese proceso, y esa parece ser, hoy, su mayor culpa. Una culpa, por cierto, totalmente ajena a los hechos ocurridos hace cuarenta y tres años en La Serena y una culpa de la cual somos orgullosos reos muchos otros junto con él.

Álvaro Briones
Militante del Partido Socialista y ex Subsecretario de Economía durante el gobierno del Presidente Patricio Aylwin