Derechos Humanos

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El espejo de Kaiser: ¿Quién formó y pidió a los militares?

En Chile se ha instalado una cómoda narrativa sobre las violaciones a los derechos humanos: los malos fueron los militares, y el resto, meros espectadores inocentes. Pero Johannes Kaiser ha hecho lo que pocos se atrevían: tomar ese relato y estrellarlo contra la pared de la historia. Lo que ocurrió en el quiebre del 73 no fue un capricho de los uniformados. Fue una respuesta —torpe quizás, sí, pero respuesta al fin— a una sociedad civil que los llamó, los entrenó, los celebró… y después los traicionó.
Las Fuerzas Armadas chilenas fueron preparadas por Occidente para combatir al enemigo interno. Fueron adiestradas en técnicas de contrainsurgencia por la Escuela de las Américas. No eran demócratas ilustrados: eran soldados formados para una guerra que la propia Guerra Fría impuso. Y cuando Chile se sintió al borde del abismo, fue a ellos a quienes se les pidió intervenir.
Incluso Salvador Allende los usó políticamente. Incluso él los envió a entrenarse para reprimir a la misma escuela. Pero tras el quiebre, cuando la represión se desbordó, la clase dirigente prefirió mirar hacia otro lado. A los que ellos mismos ayudaron a crear, lo declararon ajeno. Y así, Chile encontró a su chivo expiatorio perfecto, el cordero a sacrificar: los militares. Ellos cargaron con toda la culpa, mientras los verdaderos responsables —los civiles que los usaron como instrumento— se disfrazaban de víctimas.
Kaiser no justifica los crímenes. Pero sí señala la cobardía estructural de una sociedad que no es capaz de asumir su parte. Una élite hipócrita que hoy moraliza desde los foros internacionales, pero fue cómplice silenciosa de los hechos, los verdaderos cómplices pasivos. El problema no es solo lo que se hizo. Es quién dio la orden. Quién aplaudió. Quién calló.
Hoy, la pregunta que incomoda es si la sociedad chilena está lista para verse al espejo. No el espejo que muestra solo a los culpables que nos convienen, sino aquel que nos refleja enteros, con nuestras miserias y contradicciones. Kaiser ha sostenido ese espejo frente a todos. Y como suele pasar, quien sostiene el espejo termina siendo odiado más que lo que en él se ve.
¿Tendremos el valor de mirarnos o preferiremos seguir lanzándonos como hienas sobre quien nos recuerda que, en esta historia, la culpa no es de uno solo?
Pablo Cánovas
Una opinión anónima:
A veces pienso que si quienes abrazaron la lucha armada para imponer en Chile el Comunismo Castrista, supieran del uso y del abuso que ciertos familiares suyos han hecho de sus muertes, no reposarían tranquilos en sus tumbas. Ellos murieron persiguiendo un ideal, que muchos podemos no compartir, pero debemos reconocer que fueron consecuentes y lo hicieron conscientes de lo mucho que arriesgaban, sabían que morir en cualquier instante era una posibilidad cierta y la enfrentaron con mucha valentía. Por eso es que quienes lucran con sus muertes no le hacen ningún servicio a la causa de estos combatientes. Hablan de tortura, en el marco de una confrontación que respondió a una guerra irregular, que por definición no se ciñe a las normas de una guerra racional.
Es lamentable y a la vez absurdo que se midan los hechos del pasado con el criterio de un enfrentamiento normal. Los organismos subversivos actúan en la clandestinidad, se entremezclan entre la población, actúan por sorpresa y recurren a actos de extrema violencia para atemorizar a la población.
Los gobiernos democráticos anteriores al 73 crearon, conscientemente las condiciones adecuadas para dividir a los chilenos en dos bandos irreconciliables, por lo que de no media la intervención de las Fuerzas Armadas, la situación habría desembocado irremediablemente en una guerra civil de consecuencias inimaginable. Si no reconocemos esta situación nos resultará imposible entender lo ocurrido y menos aún, encontrar el camino que nos pueda conducir a una reconciliación nacional.
La intervención militar se produjo para bien de Chile, en el momento en que la crisis económica, social y política había alcanzado su máxima violencia. La realidad había sobrepasado la capacidad de control de las fuerzas de orden y seguridad, los fallos de nuestros Tribunales de Justicia era letra muerta. El Senado y nuestra Cámara de Diputados había declarado al gobierno de la Unidad Popular al margen de la Constitución y la Ley, de manera que el desangramiento que afectaba al país sólo podía detenerse a través de la intervención patriótica de las Fuerzas Armadas, Ellas no propiciaron ni buscaron el Poder, muy por el contrario, la historia nos demuestra que sus Comandantes en Jefe contribuyeron hasta el final a salvar la Democracia, asumiendo cargos ministeriales a costa de sacrificar sus propias funciones institucionales. Resulta por tanto sorprendente, escuchar la opinión de muchos políticos que olvidan con una sorprendente liviandad que la responsabilidad en los hechos que desembocaron en la intervención militar es el resultado de la irresponsabilidad de ellos, que fueron incapaces de entender en su momento, que la libertad es un bien que se conquista y mantiene con la contribución y aporte de todos los ciudadanos del país.
Nadie, objetivamente puede desconocer la gran obra de restauración social y económica cumplida por el Gobierno Militar, el cual logró devolverle a Chile la democracia que no se perdió el 11 de Septiembre del 73, sino antes, por la irresponsabilidad de aquellos políticos que nunca han tenido la hombría de reconocer sus culpas. Se auto asignan el mérito de haber forzado a las FF.AA. a la entrega del Poder, en circunstancias que todos somos testigos que ella se hizo el día y a la hora programada por la propia Junta de Gobierno, la que después de 17 años de progreso, que le permitieron a Chile ser nominada como la Joya de América, entregó el Gobierno al Poder Político con una aprobación cercana al 39%.
Han pasado los años y la campaña de desinformación ha sido gigantesca. Los hechos han sido cruelmente interpretados por una oposición que domina sin contrapeso los medios de comunicación social, no obstante lo cual permanece silenciosa pero viva la opinión de muchos chilenos que a la luz de la delincuencia galopante y de la corrupción y violencia que azota al país en todos estratos y los niveles de la administración pública, cifran sus esperanzas en la aparición de un nuevo personaje que sea capaz de unir a todos los chilenos sin distinción, en torno a los verdaderos valores Patrios, como son el amor a nuestra bandera, a la familia y a esta tierra maravillosa que nos vio nacer.
Presidente de Comisión de DDHH asegura que Chile viola normas internacionales de personas mayores en reclusión tras visitar la ex Penitenciaría
- Senador Francisco Chahuán destacó eso si, que el personal de Gendarmería realiza su mayor esfuerzo con las pocas herramientas con las que cuenta.
Se trata de la segunda cárcel que la Comisión de Derechos Humanos visita en menos de un mes, con el objetivo de conocer la actual situación que viven los privados de libertad del país, sobre todo aquellos de avanzada edad o que padecen enfermedades graves.
Junto a los subsecretarios de Justicia y Derechos Humanos, más representantes del comité nacional de prevención contra la tortura, la delegación recorrió las instalaciones de la ex penitenciaría de Santiago, tanto los módulos, patios, comedores e inclusive las celdas, constatando que concepto como hacinamiento y precariedad han aumentado significativa en el último tiempo.
“Hemos estado revisando las condiciones, particularmente de las personas mayores o personas enfermas, y las condiciones son dramáticas. Ocho camas en pequeñas celdas; reos con enfermedades graves como cáncer hacinadas. La sanción penal es la privación de libertad, no tener que estar sometidos a vejámenes. De todas formas, quiero aclarar y agradecer el esfuerzo que realiza Gendarmería de Chile para mejorar las condiciones de los adultos mayores o personas con enfermedades. Chile debe cambiar su política penitenciaria, porque actualmente se están violando normas internacionales, particularmente la convención interamericana de derechos humanos”, sentenció el Senador Francisco Chahuán, Presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la cámara alta.
El parlamentario recordó que a medidos de junio también se realizó una visita similar al complejo Colina I, detectando falencias similares En varios de los módulos.
“Es fundamental realizar este tipo de visitas para conocer la realidad que existe dentro de las cárceles chilenas, donde hay sobrepoblación de personas privados de libertad, lo que hace muy difícil el trabajo para el personal de gendarmería y asi cuesta muchísimo más poder cumplir con los estándares internacionales de derechos humanos, sobre todos para personas mayores”, agregó Luis Vial, del Comité de Prevención contra la tortura.
“Estamos conscientes que somos uno de las unidades más grandes del país, con más de 6.600 internos, ya sea imputados, condenados y gente de la tercera edad. Contamos con un hospital penitenciario para sobre todo lo que están en malas condiciones salud, pero esta visita se agradece porque permite mostrar nuestra realidad y lo que tenemos que enfrentar todos los días”, manifestó el Coronel Alex Hermosilla, Alcaide de la Ex Penitenciaría.
“Tenemos una problemática en las cárceles de nuestro país, que se ha ido heredando de gobierno tras gobierno, porque son temas que son difíciles de hablar, porque requieren recursos inversión y enfrentar hasta temas de seguridad. Pero estás visitas permiten abordar la situación de las personas que están en privación de libertad, de manera real y desde la óptica también de los derechos humanos”, indicó, Daniela Quintanilla, Subsecretaria de Derechos Humanos.
“Agradecer la visita del senador Chahuán, una persona que no solamente preocupado de la labor desde el Congreso, sino también desplegado en nuestras cárceles para conocer la realidad de los privados de libertad (…). Destacamos el trabajo de Gendarmería que hace mucho con bastante poco, y por eso nosotros desde el Ministerio de Justicia apoyamos el aumento presupuestario para que tengan mayores elementos y puedan desarrollar su función en condiciones muy complejas de sobrepoblación y hacinamiento. Es muy importante visibilidad esas necesidades”, declaró Ernesto Muñoz, Subsecretario de Justicia.
Las visitas a carceles, se dan en el contexto del proyecto que establece un cumplimiento alternativo para condenados mayores de edad y con enfermedades graves, iniciativa legal de autoría del senador Francisco Chahuán.
PUNTA PEUCO INFORMA

《 PERSECUCIÓN POST MORTEM Y MUERTE LENTA ENTRE REJAS 》
La Corte Suprema y la @CIDH desatan una venganza ideológica contra los militares chilenos, vivos y muertos.
El próximo 26 de septiembre de 2025, la Corte Suprema de Chile celebrará una audiencia pública para “cumplir” lo ordenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en el caso “Vega González y otros vs. Chile”.
¿DE QUE SE TRATA?
La CIDH exige que Chile anule las reducciones de pena aplicadas hace más de 15 años a militares condenados por causas de derechos humanos, en casos donde se aplicó media prescripción conforme a la legislación nacional.
Esto no es justicia, es venganza ideológica, impuesta bajo una supuesta legalidad internacional. Es una operación política, cuyo verdadero objetivo es castigar, hasta la tumba, a quienes defendieron al Estado de Chile durante los años de conflicto interno provocado por la violencia revolucionaria de izquierda.
A LOS MUERTOS, LOS PERSIGUEN
Muchos de los condenados por estas causas ya han fallecido. Sin embargo, se pretende reabrir sus causas y anular beneficios que no tienen ningún efecto jurídico.
¿Con qué propósito? Solo uno: borrar su memoria y ofrecer un trofeo ideológico a la agenda dominante.
Esto no es justicia: es odio puro.
Esto no es reparación: es revancha inútil.
Esto no es derecho: es una cruzada ideológica orquestada desde afuera.