Desprecio a los votantes

Desprecio a los votantes
EL GOBIERNO va completamente a la deriva, pues no sólo gestiona todo mal y de manera improvisada, sino que carece de cohesión en sus propios cuadros. Así lo confirma el último incidente, en que una rectora designada desafía la autoridad presidencial y se niega a renunciar, enfundada paradojalmente en la bandera de la autonomía universitaria.
No pudiera ser un escenario mejor para la oposición, que si hiciera las cosas bien, tendría que comenzar a remontar. Pero es incapaz de hacer las cosas bien. Cuando el proceso de inscripción de sus candidatos llegaba razonablemente a puerto, surge la maniobra de Francisco de la Maza y Joaquín Lavín, en que el primero hereda al segundo el puesto de alcalde en Las Condes, saltándose los mecanismos institucionales de Chile Vamos y de los partidos, y a los electores de la comuna.
Una movida racionalmente inexplicable y que carece de presentación. Resulta sorprendente que el alcalde De la Maza, que ha venido, según nos ha dicho, luchando porque en la UDI haya un sistema de gobierno de “un hombre un voto” y porque los candidatos se nominen mediante primarias, realice una movida que implica un acto de corte feudal para traspasar su cargo a otro. Y que la presentan, además, como una generosidad de Joaquín Lavín. Un desprendimiento que, en una persona que supuestamente tiene un gran caudal electoral, debió consistir en postular en una comuna donde “las papas queman” y no en la que sería una “sandía calada”.
Es incomprensible que los demás partidos de la alianza opositora hayan aprobado los hechos consumados. Porque es un dato que el diseño, entre otras cosas, buscaba menoscabarlos: si De la Maza hubiera anticipado oportunamente su decisión de no continuar, Las Condes era terreno abierto y otros hubieran pretendido el cupo; y que la puja se habría tenido que dirimir por primarias o, al menos, por encuestas. Tanto, que la prensa ha consignado que una de las justificaciones que se habrían dado “en la interna” para actuar como se hizo, fue la necesidad de evitar que el cupo quedara en manos del concejal Carlos Larraín. ¿Es así como se construye la necesaria unidad del sector?
Pero lo más grave es el efecto que la maniobra puede tener en los votantes. Porque si bien es muy difícil que Lavín pierda en Las Condes -los habitantes de la comuna difícilmente votarán por un socialista-, puede haber desaliento e incluso hastío entre ellos, y disminuir el número de los que vayan a sufragar, especialmente considerando que el voto es voluntario. Un resultado mediocre sería una victoria pírrica, que puede tener un efecto adverso en las futuras parlamentarias y presidenciales, pues los resultados no sólo son números, sino que tienen un componente de imagen y motivación que les da proyección.
Los políticos de centroderecha viven haciendo todo en función de los “votos por conseguir” y poco les importa lo que opinen los propios partidarios. No entienden que las elecciones se ganan entusiasmando primero a éstos, y que sobre esa base se impresiona y convence a los indecisos. Pasarlos a llevar y tratarlos como un voto cautivo, no es la mejor receta para entusiasmarlos.
Por Axel Buchheister, abogado