Cristián Labbé G.

¡La esperanza es lo último que se pierde…! Este manido pero alentador dicho al que recurrimos en momentos de apuro, ha sido mi cantinela durante estos días de desánimo, cuando pareciera que a nuestro país nada le estuviera saliendo bien. Así fue como de repente se me ocurrió apelar al Viejito Pascuero para que nos favorezca  con algunos regalos indispensables en esta Navidad que viene. ¡Total… qué se pierde!

Pero en verdad son tantas las cosas necesarias que, al momento de pedirle una dádiva a este mágico personaje de la tradición occidental, no sé por dónde empezar para no endilgarle una interminable lista de anhelos.

Lo primero que le voy a pedir en carácter de suma urgencia a Papa Noel, Santa Claus, San Nicolás o como quiera que lo llamen,  es… una brújula para el gobierno. Porque Chile, por  acción no menos que por omisión, ha perdido definitivamente el rumbo. Si el mundo va en un sentido, nosotros vamos en sentido contrario. La tendencia en el orbe es… menos y mejor Estado y nosotros, como dice el refrán…,  “dale con que la abuela fuma”, insistimos en crear más y más Estado.

¿No le habrán dicho a la Presidenta que en los países de orientación populista de la región sus gobiernos no superan el 20 % de aceptación, como es el caso de Perú y Brasil? ¿Sabrá La Moneda que en Europa vienen de vuelta del socialismo estatizante y que a la Merkel la revista Time la eligió como el personaje del año y la designó Canciller del Mundo Libre? Esto sumado a una Argentina que enmienda rumbo con Mauricio Macri y deja atrás años de un Kirchnerismo ahogante, a Venezuela que le da un tiro de gracia democrático al “pajarito” del Chavismo, y a Colombia que se mantiene firme en rumbo correcto.

Paradójicamente, en Chile, que había sido un referente de desarrollo a nivel mundial, el gobierno hace todos los esfuerzos posibles  para demoler con su “retroexcavadora” desde los cimientos el modelo institucional y político que nos llevó, de ser un país de pobres, a ser uno de clase media. Increíble: “otra vez la burra al trigo”, queremos volver a los setenta y dejar atrás cuarenta años de crecimiento y prosperidad.

En mi tradicional optimismo y como una forma de reforzar mi petición navideña para que cambiemos de rumbo,  presumo que “Santa” está actualizado, por sus laboriosos duendecillos, de la trifulca que se armó en el país por el fallo del Tribunal Constitucional respecto a la gratuidad en la educación. Pues bien, ahora el gobierno dice que el Tribunal es un instrumento de la derecha, y en consecuencia hay que eliminarlo. Claramente, aunque estamos en verano… “nos llueve sobre mojado”.

Tal es mi desazón que mientras escribo estas líneas pascuales me descubro, tal vez para vigorizar mi solicitud navideña, tarareando… “viejito Pascuero acuérdate de mí…, me porto bien en clase…, también en mi jardín” (léase, país). Y dejo mi lista de pedidos en la brújula, porque con solo este regalo que el Viejito nos concediera, ya tendríamos bastante.