Por principio en todo Estado, no sólo el de Chile, las Fuerzas Armadas, deben entrar en acción cuando las policías son superadas integralmente por una fuerza superior a éstas. Por ello el Gobierno, al disponer el decreto que da atribuciones a las FF.AA., para combatir el narcotráfico y el crimen organizado en las fronteras del país, no sólo está haciendo lo correcto, sino lo oportuno  y necesario para resguardar  la integridad y salud física e intelectual de la ciudadanía.

Para nadie es un misterio que cada día, nuestras excelentes policías son superadas en forma creciente por las poderosas y peligrosas organizaciones de narcotraficantes, que para el cumplimiento de su misión tienen todos los medios humanos, económicos, aéreos, terrestres y navales, para cumplir con éxito sus criminales objetivos. Incluso crean un Estado propio dentro del país, y donde sólo rigen sus leyes.

Pero con este decreto las Fuerzas Armadas chilenas, además de tener que combatir a las fuerzas de narcotraficantes  enfrentaran por ello otro enemigo que es tan o más peligroso y traicionero, como la izquierda y extrema izquierda, las que utilizarán en contra de los militares, los Derechos Humanos, para salir en defensa de los narcotraficantes y encarcelar a los militares que tendrían que combatirlos con sus propios métodos y medios de lucha. La experiencia histórica más reciente de ello, la vivieron y viven los militares y policías prisioneros de guerra política en Punta Peuco, Colina y COF, por enfrentar durante el Gobierno Militar a los peligrosos terroristas del PS, PC, IC, MAPU, MIR y FPMR, quienes hoy gracias a los DD.HH., están libres y millonariamente indemnizados por todos los chilenos.

Es de esperar que debido a este decreto no se repita la injusta y traicionera  historia para las Fuerzas Armadas, o el desagradecido llamado” Pago de Chile, particularmente para quienes tendrán como misión combatir el narcotráfico y que esta vez “SÍ” los DD.HH., sean para lo que fueron creados y no para blindar terroristas o narcotraficantes, que son por esencia sus más brutales violadores.

Dr. Jaime Manuel Ojeda Torrent

Analista Político Militar