Habla el juez que mandó a Punta Peuco al general (r) Orozco: MINISTRO JAIME ARANCIBIA: “YO NO DIJE LLEVENSELO EN PIJAMA; DI UNA ORDEN DE APREHENSIÓN”

Habla el juez que mandó a Punta Peuco al general (r) Orozco: MINISTRO JAIME ARANCIBIA: “YO NO DIJE LLEVENSELO EN PIJAMA; DI UNA ORDEN DE APREHENSIÓN”
Entrevista de: Lilian Olivares
Tiene una carrera de 40 años en el Poder Judicial y desde 2014 es ministro extraordinario en casos de derechos humanos.
En 2013 fue presidente de la Corte de Apelaciones de Valparaíso y desarrolló un fuerte movimiento comunicacional y cultural.
En 1985, en el libro “Así escriben los abogados”, se publicó su primer cuento: “El fabuloso imperio de don Pantaleón Vega”, que escribió antes que el Pantaleón de Vargas Llosa, indica.
El ministro Jaime Arancibia Pinto (66) -el juez que mandó a Punta Peuco al general (r) Héctor Orozco Sepúlveda (89), provocando una impactante reacción de su hermano, el conocido doctor René Orozco (ex presidente del Club Deportivo Universidad de Chile)- es de Colo Colo. Y dice que “a veces” los de la “U” tienen razón. Pero en algo no le encuentra razón al doctor Orozco, en que señaló que “esto no es justicia; es venganza”, cuando se enteró que el condenado había sido llevado en pijama a Punta Peuco. Para Arancibia, lo ocurrido es justicia.
No ha participado en política, dice, y por algunos períodos estuvo en lo gremial, siendo secretario general de la Asociación Nacional de Magistrados.
No es partidario de la ley de amnistía ni de la media prescripción en delitos de lesa humanidad.
En su labor en materia de derechos humanos contabiliza 50 procesamientos y seis condenas. La sexta es la del general que fue titular de la Dirección Nacional de Inteligencia del Ejército y director de Televisión Nacional en tiempos del régimen militar, sentenciado a 10 años y un día por el homicidio calificado de dos dirigentes socialistas, en 1973, en San Felipe.
-¿Qué elemento tuvo usted en consideración cuando determinó que el general (r) Héctor Orozco fuera a cumplir su condena a Punta Peuco, a los 89 años?
“Bueno, tenía 88 en ese momento (ingresó el 22 de agosto y el día 25 cumplió 89). Y no había ningún antecedente distinto de los que existían en el proceso. Y esos antecedentes indicaban que la persona estaba en condiciones de soportar las consecuencias de un proceso. Y hay un informe del Servicio Médico Legal que así lo dice”.
-Un informe del año 2013, y ya han pasado cuatro años…
“Puede ser. Pero posteriormente, me refiero al plenario el año pasado, conversé con el procesado -en ese momento acusado- y estaba en buenas condiciones”.
-¿Lo encontró totalmente cuerdo?
“Totalmente cuerdo. Posiblemente, con los problemas que pueden tener las personas de esa edad”.
-¿Pero no como decía su hermano, que hace unos años se le olvidó que tenía mamá o que cuando llegó a Punta Peuco y se despidió dijo “mañana me voy”, y quedó feliz, porque no captó dónde estaba?
“No, ¡por supuesto que no! Imagínese, si hubiera sido así, ¿no cree que la defensa lo hubiera hecho presente?”.
-Y lo hizo presente; por eso apeló.
“Pero la defensa apela una vez que la Corte Suprema rechaza los recursos de casación. Hasta el minuto del “cúmplase” no había ningún antecedente de la situación mental de este condenado. Yo dicté el cúmplase el 5 de agosto y el 16 era la fecha en que debía presentarse para ser notificado. Y unos días antes, la defensa del general Orozco presenta un escrito, donde pide una forma distinta de notificación (art. 505 del Código de Procedimiento Penal), y hace presente los problemas que él tiene en ese minuto, acompañando dos certificados médicos: uno particular y otro del Hospital Militar”.
-¿Qué decían esos certificados?
“Que tenía problemas propios de un alzhéimer o demencia senil. Ahí se podría haber iniciado perfectamente este procedimiento del art. 687, que consiste en ordenar exámenes ante el Servicio Médico Legal. Pero no se pudo hacer porque, paralelamente, se interpone un recurso de amparo. Hubo que esperar que se resolviera el recurso de amparo, tanto en la Corte de Apelaciones como en la Corte Suprema”.
-Es llamativo que el recurso de amparo se falló (negándose) al día siguiente que a él lo detuvieron…
“Lo que pasa es que se presenta un escrito y yo resuelvo casi al mismo tiempo de despachar las órdenes de aprehensión, porque fue en el mismo momento. Justo llega la fecha del 16 de agosto”.
-¿Pero usted alcanzó a ver el escrito con los certificados médicos de Orozco, antes de que enviara a la Brigada de Derechos Humanos de la PDI a detenerlo?
“Claro que sí, y lo que hago es un informe a la Corte de Apelaciones, que es donde se presenta el recurso. Pero uno no resuelve. Resuelve la Corte de Apelaciones”.
-¿Y a usted le preocupó si era o no efectivo que tenía alzhéimer?
“Uno no piensa si es efectivo o no es efectivo. Uno tiene que darles curso a las peticiones”.
-Llama la atención que el rechazo del recurso de amparo haya citado el informe antiguo del Servicio Médico Legal y no haya mencionado los nuevos certificados médicos…
“Eso siempre estuvo acompañado, porque se envió el expediente completo”.
-¿Y usted, qué informó a la Corte?
“Que se dictó la orden de aprehensión, porque la persona no se presentó en su momento a ser notificada. Y respecto de la situación médica, eso se va a tener que resolver una vez que llegue de vuelta el expediente y se dé curso a la solicitud de informes del SML”.
-¿Pero por qué primero se ejecuta la condena, cuando ya existían los certificados médicos de la Clínica Tabancura y del Hospital Militar indicando que tenía alzhéimer?
” No es suficiente un informe particular. El único organismo técnico oficial es el Servicio Médico Legal”.
-¿Qué exámenes va a ordenar usted?
“Un informe que establezca la situación mental del condenado”.
-Si efectivamente tuviera demencia senil o algún nivel de alzhéimer, ¿cuáles son las alternativas que usted tendría que barajar?
“Hay varias. Puede ser sobreseer la causa, puede ser que la persona vaya a otro lugar de reclusión o que sea puesta en su domicilio, dependiendo también de las condiciones”.
-Hay quienes no entienden que lo hayan ingresado en pijama a Punta Peuco y lo ven como un intento de humillarlo. ¿Por qué lo llevaron en pijama?
“Bueno, eso habría que preguntárselo a los familiares”.
-¿Por qué a ellos, si fue usted quien dio la orden de detenerlo a los funcionarios de la PDI?
“Sí, pero yo no dije ‘llévenselo en pijama’. Yo di una orden de aprehensión. La información que tengo al respecto es que cuando el día 16 de agosto se dicta la orden de aprehensión, ese mismo día a este señor Orozco lo sacan del domicilio donde él tiene su residencia. Lo sacan familiares desde su domicilio en pijama y lo llevan a otro lugar. Y en otro domicilio, cuando lo aprehenden, lógicamente que Investigaciones pregunta dónde está su ropa y le dicen que no hay ropa. Ahora, ¿por qué ocurre eso? Según me informa la policía, es porque él estaba en el domicilio de un familiar, donde no tenía ropa. Aún así, le dicen al dueño de casa, ‘mire, nosotros vamos a llevar a esta persona a una unidad porque hay que hacerle un control policial. Llévenle la ropa’. Y le responden: ‘No, es que él no tiene ropa’. En ese domicilio él no tenía camisa ni pantalones; estaba solamente en pijama. Llévenle la ropa a la unidad. Y resulta que uno de los familiares va a la unidad, no sé exactamente quién, y le preguntan dónde está la ropa de este caballero que se va a Punta Peuco y contestan que no la tienen”.
-¿Y qué decía el condenado respecto de su ropa?
“No sé; a mí no me lo informan. Me informan los hechos puntuales: que él entra en pijama a Punta Peuco, porque sus familiares no le entregaron la ropa”.
-¿Usted cree que a la edad de este caballero, los 10 años y un día son una condena a muerte?
“Yo no puedo dar una respuesta en esos términos, porque son cosas que escapan a mi función. Yo estoy simplemente para dar cumplimiento a una resolución judicial. El resto tiene que analizarse en su mérito, es imposible saber a priori “.
LA ALTERNATIVA DE BUSCAR UNA CONCILIACIÓN O UN ” PUNTO FINAL”
El ministro Arancibia había visto a la abogada y decana de Derecho de la Universidad Mayor, Clara Szczaranski, en una entrevista en la CNN hablando de Punta Peuco.
El juez, que también es profesor de Derecho de la UDLA en Viña del Mar, la escuchó con detención. “Algunas ideas se comparten; otras no”, comentó.
-Szczaranski pidió que alguien le explicara de qué manera son peligrosos los ancianos que están en Punta Peuco. ¿Qué le diría usted?
“Bueno, yo no sé si puedan ser peligrosos o no. Y ese peligro es un concepto bastante subjetivo. El tema es que la norma establece una condena y un lugar de reclusión. Eso lo dice la ley. En algunos casos eso puede ser alterado, siempre que se justifique o esté establecido legalmente, o por lo menos judicialmente. Pero si eso no es así, eso no deja de ser una simple reflexión. Puede haber muchas reflexiones al respecto”.
-¿Y cuál es la suya?
“Yo mantengo lo que dice la ley. La función que yo tengo es investigar una causa, establecer responsabilidades y aplicar las normas legales. No puedo ir más allá de ese análisis”.
-Usted dice que estos casos de derechos humanos son muy difíciles de investigar porque ha pasado mucho tiempo, algunos han muerto. Y uno ve que en muchas causas finalmente son acusados solo por una presunción.
“Más que eso, es porque en muchos casos ellos no reconocen participación alguna. Al no reconocer participación alguna, toda la construcción condenatoria se basa en presunciones judiciales. Y por ese motivo, como ellos no reconocen participación alguna, nunca se ha discutido, por lo menos en mis causas, el tema de la obediencia debida. Ahora, cuando yo le menciono todas las dificultades que tiene la prueba, las personas que se están muriendo, es verdad. Por consiguiente, cuando hago un análisis de todas estas causas pienso: ¿No es más valioso, en vez de seguir investigando quizás ad eternum todas estas causas, buscar un punto de equilibrio, una conciliación, un arreglo, un acuerdo entre los intereses de las víctimas y los intereses de los victimarios?”.
Dice, eso sí, que esto no lo puede hacer el Poder Judicial:
“Tendrían que intervenir todos los poderes del Estado, y las personas interesadas. Siempre que estén de acuerdo en darle un punto final a todo esto, lo cual es difícil porque son puntos de vista muy encontrados. Pero yo creo que en algún momento dado tenemos que enfocarnos nosotros en ese problema y tratar de buscar una solución. O sea, algo que satisfaga a las dos partes”.
Fuente: El Mercurio
NOTA:
“NO SE NECESITAN COMENTARIOS PARA VER LA POBREZA DE ARGUMENTOS QUE DEMUESTRAN LA INJUSTICIA QUE SE ESTÁ COMETIENDO EN TODOS ESTOS CASOS” – JUSTICIA NO ES VENGANZA