Hay que decir ¡basta!



Hay que decir ¡basta!

¿Cómo podrá salvarse Venezuela? ¿Qué esperanza tiene la oposición democrática de enfrentarse exitosamente al gobierno, que maneja a su antojo el sistema judicial, el aparato militar y la burocracia chavista? ¿Podrá confiar la sociedad venezolana en que la presión internacional tenga efecto si los gobiernos latinoamericanos, que son los indicados para velar por la democracia en la región, no tienen la voluntad de frenar los excesos de Nicolás Maduro?

La reciente resolución de la OEA, en el marco de la Carta Democrática, que llama a hacer gestiones diplomáticas, es alentadora, pero no parece suficiente para conseguir modificar el curso de los acontecimientos en Venezuela. Más que un diálogo con el gobierno, que se aferra al poder, se requiere una consulta urgente a la población, esa que Maduro no permitió al cercenar la vía para convocar a un referéndum revocatorio del mandato presidencial que hubiera culminado en elecciones generales para cambiar al gobierno. Esta salida permitiría superar legítimamente la crisis política que se agudizó con el absurdo dictamen del más alto tribunal de justicia que le quitó la autoridad a la Asamblea Nacional, con el pretexto de que estaba en “desacato”, y que tiene al país en un clima de protestas, reprimidas con violencia.

Tal como la OEA lo reconoció, la justicia, dominada por el chavismo, provocó una “grave alteración del orden constitucional” que amerita la intervención internacional, pero el pronunciamiento de los 20 países que apoyaron la resolución puede quedar en el vacío si ningún gobierno toma el liderazgo para emprender una defensa real de la democracia en Venezuela.

Los cancilleres del Mercosur y de la Alianza del Pacífico -que reunidos en Buenos Aires, el viernes, condenaron la violencia- tuvieron una excelente oportunidad de acordar medidas en conjunto para demandar de Maduro que reconozca la crisis institucional que ha provocado, libere a los presos políticos y se allane a buscar una salida democrática a la situación. La convergencia entre ambos bloques podría comenzar con una acción concreta que diera contenido político a ese esfuerzo.

¡Basta ya de declaraciones de buenas intenciones! Es necesario presionar con sanciones dolorosas y efectivas. Algo hizo Mercosur al suspender su membresía.

La oposición venezolana pide un calendario electoral, que incluya las elecciones de gobernadores postergadas en 2016 y las municipales que corresponden este año. El gobierno está lejos de doblegarse, y en vez de eso, arremete con nuevas medidas, como la inhabilitación para ejercer cargos públicos que dictó mañosamente contra Henrique Capriles, el líder político opositor mejor posicionado.

La situación en Venezuela es explosiva. Las protestas callejeras se multiplican y se arriesga la vida en ellas. No se puede esperar que ocurran más hechos de violencia para exigir que se respeten los derechos humanos y las libertades civiles que merecen disfrutar todos los venezolanos.

Por  Tamara Avetikian