INSERTO PUBLICADO POR LA PROMOCIÓN OFICIALES ESCUELA MILITAR 1968 – 1972



INSERTO PUBLICADO POR LA PROMOCIÓN OFICIALES ESCUELA MILITAR 1968 – 1972

La Promoción de Oficiales 1968 – 1972  de la Escuela Militar, transcribimos a continuación los párrafos principales de la Carta Renuncia de quien ha sido  el Presidente de nuestra promoción los últimos años, el Subteniente Marcelo Marambio Molina;  renuncia motivada por tener que iniciar el cumplimiento   de  una Condena a 10 Años en una  Cárcel Común, al igual que nuestro Compañero de Curso Subteniente Waldo Ojeda Torrent. Condenas dictadas en el contexto de aquellas que se están aplicando a quienes al año 1973 constituían el último eslabón en la escala jerárquica militar; oficiales recién egresados de la Escuela Militar con el grado de Subtenientes, muchos de ellos sin cumplir incluso la mayoría de edad vigente a la fecha.

Los que impartieron misiones y órdenes cuyos resultados son juzgados hoy, transcurridos 43 años de acontecidos, han fallecido o se encuentran interdictos. En subsidio, se condena a jóvenes recién egresados de la Escuela Militar que tuvieron que dar cumplimiento a dichas misiones y órdenes, en virtud al principio de obediencia debida imperante en la época. Pese a la gravedad que ello reviste para la sana convivencia de nuestra sociedad, en términos de la aplicación de una justicia desigual, esto  no parece interesar a ninguno de  los poderes del estado, a ninguna de las instituciones del país, así como tampoco a nadie de la comunidad nacional:

A mi Promoción 1968-1972

Estimados Compañeros de Curso

 

Los Oficiales de Ejército pertenecientes a la Promoción de Agosto de 1972 de la Escuela Militar, que en Septiembre del año 1973 recién cumplíamos un año de servicio con el grado de Subtenientes en las diferentes Unidades Militares del territorio nacional, fuimos testigos y partícipes del Pronunciamiento Militar o Golpe Militar del 11 de Septiembre de 1973.

En esas circunstancias, subordinados bajo mandos de autoridades competentes, nombradas por Decretos Supremos y Resoluciones Institucionales, nos correspondió participar, bajo las órdenes de nuestros superiores – en cumplimiento de deberes militares –  en diferentes episodios que hoy son investigados por el poder judicial en distintos tribunales a través de  numerosos procesos judiciales.

Muchos de estos Oficiales Compañeros de Curso se encuentran procesados y otros cumpliendo condena. En mi caso,  he recibido una  Condena de la Exma. Corte Suprema de 10 años y 1 día,  cuyo cumplimiento  debo iniciar  en una Cárcel Común.  Condenas que sólo podrían calificarse como ajustadas a derecho,  en tanto cuanto,  los afectados de la Promoción, en todos los casos, hubiesen  incurrido voluntariamente en la comisión de delitos y, por tal condición, tener que  asumir las responsabilidades de dichos actos.

 

La baja graduación de ese entonces, impedía que estos Subtenientes creáramos situaciones,  actuáramos por nuestra cuenta, dispusiésemos, ordenásemos o resolviésemos aquellas acciones en la que, obedeciendo órdenes superiores, nos vimos involucrados. No actuamos en consecuencia de motu proprio;  lisa y llanamente, actuamos cumpliendo órdenes.

Somos, los chivos expiatorios de un Gobierno Militar que  los Subtenientes de la época no buscamos ni provocamos. Sin embargo,   hoy nos atribuyen responsabilidades penales que, de haber sido establecidas mediante un debido proceso,  deberían corresponder, si ello fuese del caso,  a las autoridades de la época, desde el Presidente de la Junta Militar, Ministro de Defensa, Comandante en Jefe de la Institución, Comandantes en Jefes Divisionarios, Comandantes de Unidades o Regimientos, Segundos Comandantes, Comandantes de Batallón y Grupos, Comandantes de Compañía o Baterías, Tenientes y Subtenientes de mayor antigüedad, todos superiores jerárquicos en grados y cargos.

Cada uno de estos Subtenientes,  hemos asumido nuestras defensas individualmente ante las acusaciones de familiares de víctimas de los hechos acontecidos, ante las acusaciones de diferentes organismos estatales, ante las acusaciones de organismos de Gobierno, ante las acusaciones de distintas  ONG y de los  abogados de Organizaciones de Derechos Humanos.

No pedimos clemencia, sólo se nos juzgue acorde a nuestro verdadero grado de participación en los hechos. Que la pena que la justicia determine,  tenga la gradualidad acorde a la  baja jerarquía que los subtenientes ostentábamos,  al contexto imperante y a la normativa legal y reglamentaria  vigente en el  momento en que se desarrollaron los acontecimientos,  hoy investigados y sancionados penalmente, contra todas las normas del derecho sancionatorio,  43 años después de acontecidos.

La responsabilidad en las Fuerzas Armadas, es siempre de los superiores que dan las órdenes, de los superiores que las mantienen, pese a las representaciones que de  éstas  se pudiesen haber manifestado previamente, como es en el caso que me afecta. En síntesis, la responsabilidad por las consecuencias de esas órdenes no recaen en quienes debimos ejecutarlas en cumplimiento de nuestros deberes militares y del principio de obediencia debida, vigente al momento de ocurrencia de los hechos investigados; pese a ello, se continúa persiguiendo judicialmente a los Subtenientes de la época, último eslabón de la jerarquía militar.

Por estas razones, queridos Cadetes de la Promoción 1968-1972, deseo desde lo más profundo de mi corazón, que comprendan lo que siento, que no piensen o sientan que este camarada es un delincuente o incurrió en las conductas  que se me imputan por propia iniciativa o abusando de posición privilegiada alguna; sino que, por el contrario, mi participación se desarrolló bajo el imperio de las leyes vigentes y en cumplimiento a las órdenes militares de un superior, a quien le representé la orden y que, pese a ello, la mantuvo.

Un abrazo a cada uno de ustedes, con el verdadero sentimiento de cariño y consideración de este Cadete que los siente en su corazón de hombre y de soldado; manifestándoles  que se encuentra íntegro, con fuerza y en  la esperanza que el ejercicio de iniquidad judicial  con que a tantos jóvenes soldados de la época, transcurridos 43 años,  se nos castiga, en un día no lejano llegue a su fin, restituyéndose plenamente el imperio del derecho. Los tendré presente durante mi presidio y en las noches, en mi plegaria y oración, pediré por vuestro bienestar y salud.

Cadete Marcelo Marambio Molina

Presidente (Renunciado) Promoción 1968-1972