La derecha después de Piñera

La derecha después de Piñera
13/08/2020
Escribe Patricio Navia
Aunque le quedan 20 meses de gobierno, es difícil pensar que la derecha chilena recordará con nostalgia el segundo mandato del Presidente Piñera.
Después de haber llegado al poder con la promesa tácita de revertir muchas de las reformas que impulsó Bachelet en su segundo gobierno, el periodo resultó ser muy distinto de lo que esperaba su sector y lo que temía la izquierda. Incluso antes del estallido social de octubre de 2019 ya estaba claro que el intento por desmantelar el legado de Bachelet había fracasado.
Ahora, con un proceso constituyente en ciernes, el país avanza por un sendero que se acerca mucho más a lo que la ex Mandataria aspiraba a construir que a lo que Piñera prometió hacer en su campaña de 2017.
Pero el hecho de que Piñera pase a la historia como el presidente más impopular desde el retorno de la democracia no significa que la derecha vaya a caer en el mismo incómodo lugar. Porque la democracia supone que la gente puede escoger entre opciones distintas, en 2021 emergerá alguna alternativa electoral que se diferencie de lo que hoy la izquierda ha logrado imponer al gobierno.
Precisamente porque la gente siempre prefiere el original a la copia, si los aspirantes presidenciales de derecha caen en la tentación de repetir las mismas promesas a favor de un estado más grande que hoy hacen los abanderados de izquierda, lo más probable es que el electorado opte por el original izquierdista y no por la copia derechista.
Para ganar en 2021, los aspirantes presidenciales de derecha deberán ofrecer algo diferente al discurso dominante en la izquierda.
En el contexto del estallido social y de la pandemia, parece obvio que la derecha no puede ofrecer el mismo discurso de eficiencia y crecimiento económico con chorreo que caracterizó a ese sector en estas tres décadas de democracia.
El mundo cambió, Chile cambió y la derecha también debe cambiar. Pero cambiar significa buscar otros caminos y formas de avanzar en la misma dirección hacia un país con más libertades y oportunidades para todos.
Para la derecha, cambiar no debiera ser comenzar a empujar en la dirección opuesta al norte que la guía. En el mundo, la derecha exitosa busca promover las libertades a partir de la competencia y el acceso igualitario a los mercados.
Para ella, el Estado debe buscar tanto emparejar la cancha para que todos tengan igualdad de oportunidades como tomar medidas para que los mercados sean más competitivos. La derecha concibe al Estado como herramienta para evitar monopolios y oligopolios. Por cierto, en el Chile de hoy, la gente pide más Estado precisamente en esas áreas donde los mercados han fallado —nadie pide supermercados o empresas de telefonía móvil estatal.