La indiferencia social y la cobardía política



La indiferencia social y la cobardía política

Por Roberto Hernández Maturana

Hoy ante la indiferencia de la mayor parte de la sociedad, algunos sectores al margen de las decisiones judiciales continúan utilizando la temática de los DDHH para perseguir a todo militar especialmente en condición de retiro. Muchas expresiones públicas sistemáticamente van mucho más allá de la crítica política y se dirigen directamente a denostar y someter a escarnio público a ex uniformados.
En esta perspectiva es evidente como algunos medios de comunicación social identificados mayoritariamente con la izquierda, y no pocos de derecha, ya sea esta permeada por una permanente difusión unilateral de nuestra historia política reciente, o ya sea por cobardía, ponen el tema en la opinión pública cada vez que pueden, y sin mayor profundización y en un actuar antiético y por cierto irresponsable, sentencian y condenan públicamente a ex militares denunciados por hechos acaecidos hace mas de 40 años.

En este contexto es válido preguntarse cuanto de ello influye en los jueces que sustancian los procesos. Es común encontrar en los voluminosos procesos artículos de prensa sesgados e incluso libros publicados por personas cuya ideología es reconocida como anti-militares.
En los últimos años la visión que sostiene que muchos ex integrantes de las FF.AA. o de Orden y Seguridad, en ese periodo de la historia actuaron en forma unilateral ante ciudadanos inocentes, que solo disentían del gobierno militar, es una percepción transversal instalada en la sociedad. Ante esta realidad los uniformados en retiro, junto con lamentar y disentir de ella, deben redoblar esfuerzos para revertir tan injusta como sesgada óptica, ya que muchos que empuñaron las armas antes y después del 11 de septiembre, han guardado por décadas un cobarde silencio,   al igual que muchos civiles que clamaban y conspiraban para que hubiera una intervención militar en el Chile de 1973,   y que después de todo, fueron mucho mas parte del gobierno militar sirviendo como ministros, subsecretarios u otra autoridad gubernamental, que quienes entonces eran subalternos integrantes de las FF.AA. o de Orden y Seguridad, que entonces se dedicaban mayoritariamente a tareas institucionales, indicados hoy como jerarcas de entonces, olvidando que la mayoría de los ahora procesados o presos, entonces no pasaba de los 30 años, pero que hoy son perseguidos muchas veces a base de “ficciones jurídicas”, o cargos basados solo en testimonios que en cualquier sistema judicial moderno no serían aceptables para procesar a un ciudadano, ante la fruición de la izquierda mas recalcitrante y la cobardía e indiferencia de la derecha que entonces llamó al golpe o pronunciamiento, y que hoy desembozadamente y sin pudor, llama a esos viejos ex uniformados a que apoyen a sus candidatos en los próximos eventos electorales.

Los uniformados en retiro tenemos la esperanza que esta materia algún día será analizada sin ideologías ni pasiones y desde una óptica de Estado, no tan sólo por la amplitud y diversidad de los actores involucrados, sino también porque definitivamente va más allá de la política contingente ya que todo parece indicar que algunas construcciones falaces han traspasado y seguirán traspasando y afectando a muchas generaciones de compatriotas , lo cual está acrecentando en muchos sectores influenciables de la sociedad los niveles de odiosidad hacia el mundo castrense
Con el debido y profundo respeto por los familiares de las víctimas, los responsables o pseudo-responsables, independiente de sus niveles de participación y responsabilidades determinados en largos y complejos procesos judiciales donde algunos dictámenes no sopesaron debidamente pruebas concretas de culpabilidad, necesitan después de cuatro décadas tener la posibilidad de defenderse en un sistema que de efectivas garantías a todas las partes.
Estos seres humanos arrastrados a un drama ajeno a sus deseos necesitan alcanzar algún nivel de paz que reconforte sus espíritus, especialmente cuando se encuentran en el ocaso de sus vidas,  muchos de ellos enfermos y ancianos. Ello naturalmente, lleva implícitos principios elementales de caridad y desde luego humanitarios de parte importante de la sociedad; decimos solo parte porque estamos ciertos que algunos sectores irreductibles del odio y la venganza valiéndose del justo dolor de las familias de las víctimas, no cejaran en su persecución sesgada y motivada en muchos casos por una sobre ideologización manifiesta o bien por motivos económicos.
Los ex uniformados saben que están  prácticamente solos y que muchos actores de la sociedad siguen mirando con infinita distancia el tema y que otros arrastrados por el odio no darán crédito alguno a su visión y argumentos, es más, incrementarán su discurso catastrófico sobre ese fragmento de la historia reciente y sobre el rol de las FFAA e Instituciones policiales en ella.

No obstante esta compleja realidad, los viejos militares confían  en que algún día llegará la verdadera justicia para quienes expusieron sus vidas en un período crítico de nuestra historia, fieles a su juramento de servir a la patria y cumplir las ordenes de sus superiores, representados entonces y ahora por toda esa larga cadena de mando que va desde el superior directo que la da, hasta la mas alta autoridad del gobierno en ejercicio.

Los candidatos que hoy esperen el apoyo del numeroso mundo militar en retiro, deben ser conscientes de que estos no esperan nada mas que una justicia “justa” y el termino de una infinita persecución político judicial, que convierte a los ex uniformados en la excusa permanente cada vez que el gobiernos de turno necesita desviar la atención de algún problema contingente en su gestión