LO QUE VIENE: DESOBEDIENCIA Y REVOLUCIÓN CIVIL.
LO QUE VIENE: DESOBEDIENCIA Y REVOLUCIÓN CIVIL.
Muchos ciudadanos, sin saberlo, practican la desobediencia civil, otros sabiéndolo, intentan disfrazar su violencia bajo un manto legal o del derecho natural, unos pocos, saben perfectamente lo que hacen y se aprovechan de la ignorancia del pueblo para hacer revolución. Una revolución que, a su vez, les da de comer a los tontos útiles y mantiene vivo el mejor negocio del mundo: el comunismo.
Que mejor pertenecer al directorio del Partido Comunista o al directorio de esos partidos de izquierda que hoy, por una estrategia comunicacional, escondieron sus nefastas banderas rojas, teñidas con la sangre de más de 100 millones de muertos, hombres, mujeres y niños asesinados bajo el comunismo. Son esos que comen, se visten, viajan y viven como los mejores millonarios del mundo y solo se cuidan en su lenguaje y su relato. El que venden a los más ignorantes, a los más resentidos, a los más flojos, a los más indignados, a los más radicales, a los más ingenuos y, lamentablemente, a los más necesitados. Siendo esa su peor maldad. De todos ellos se aprovechan, no por las ideas del partido, sino por la necesidad de saciar y satisfacer sus lujos. El mejor negocio del mundo que le permite, solo a unos pocos, vivir como reyes.
Lo que hoy vivimos en Chile, no es otra cosa que la visión marxista del filósofo, periodista, político y sociólogo, Antonio Gramsci, hecha realidad: apoderarse a través del lenguaje, de lo que él denominó la superestructura. Un lenguaje lleno de eufemismos para disfrazar los oscuros intereses en la conquista de un cambio cultural, que busca destruir los valores tradicionales de familia, religión, política, derecho y economía.
En la otra vereda la nueva izquierda (la derecha, como algunos aún la llaman), dispuesta a ceder con tal de salvar el negocio y no tener que luchar por la libertad. Algo muy peligroso y riesgoso para ellos. ¿Para qué?, total, sin pelear alcanza para todos. El lugar de confort hay que conservarlo de cualquier forma. Ninguno de ellos está dispuesto a perderlo y si hay que luchar, para eso están los “roteques” que usan uniforme. Los “milicos” nos tendrán que salvar, para eso les pagamos con nuestros impuestos. Así decía una señora que escuché por ahí. Otros, tienen sus maletas listas y el dinero adelantado.
Lamento adelantarles también, que esta vez, los intelectuales de la izquierda, incluidos esos que se disfrazan de falsos liberales, se adueñaron de los jóvenes, de la cultura, de la educación, de la religión, de la justicia y de la política. Solo les falta la familia y la economía, pero ya las tienen bastante debilitadas.
Al mismo tiempo, para responderle a esa señora mal educada, me atrevo a afirmar que las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile no están dispuestos a participar en esta etapa de la lucha social. Ya no son los mismos de antes, ¡SÍ! exactamente, eso dije. Hoy son profesionales que no se guían por el olfato y la sangre caliente. No creen en los cantos de sirena y han sido instruidos y educados, profundamente, en los temas de historia, sociedad, filosofía, ciencia, política y derechos humanos. Todo ello, como parte de su amplia preparación profesional, cuyo objetivo fundamental es la defensa y seguridad de la Patria. Hoy, después de las horas de trabajo, no se quedan en el casino acompañados de una tradicional y antigua piscola. Es el momento que utilizan para crecer en sus conocimientos militares, para estudiar o para obtener, paralelamente, algún otro título académico o técnico.
Creo que pronto y cada día con mayor intensidad, se pondrán en práctica las imprecisas (al menos para mí) Reglas del Uso de la Fuerza (RUF). Veremos, en la práctica, cual será el resultado de la mayor preocupación del Gobierno: cómo emplear “la fuerza”, sin que el gobierno sea el culpable de su uso.
Autoridades políticas que han abusado de la polivalencia de las instituciones de la defensa, subutilizando a capacitados, entrenados y carísimos combatientes y guerreros para cumplir labores ajenas a la defensa. Pareciera ser, que el poder político, con la aprobación absoluta de toda la sociedad, está más preocupado de convencer a las Fuerzas Armadas que, el uso de su armamento debe ser la excepción en su formación militar y, la prédica de la paz o de las operaciones de no guerra, su función principal.
Peor aún, cuando esas mismas autoridades, siguiendo el relato de Gramsci, es decir el programa de los comunistas, la izquierda y ahora también, de la nueva izquierda, buscan desmantelar, en plena crisis, a la institución más numerosa de Chile y con 93 años de existencia, pero con tantos años de experiencia acumulada, como la Patria misma. Me refiero a Carabineros de Chile. Una institución reconocida por la ciudadanía por sus actuaciones frente al delito y la cooperación ante situaciones de catástrofe, cualidades principales que los distingue como una de las instituciones con mayor reconocimiento ciudadano. Algo, que por supuesto, les molesta a los políticos y más que buscar soluciones a sus problemas puntuales, buscan una cuña para destruirlas y denostarlas públicamente. Una buena fórmula para quedar todos en el mismo saco, ese del cual los políticos nunca podrán salir y que las fuerzas Armadas y Carabineros de Chile, ya hace rato que se salieron de ese saco maloliente, como diría el Senador Navarro. Es cosa de ver las encuestas para darse cuenta que las instituciones de la defensa, de orden y seguridad tiene entre un 42% y un 70% de aprobación ciudadana y los partidos políticos y el Congreso entre un 7% y un 14% de aprobación. No esta de más recordarles a los señores políticos que ellos son mandatados por el pueblo y esa es la opinión que tienen de ustedes.
Los políticos, ¡NUNCA! Podrán poner a las Fuerzas Armadas y a Carabineros de Chile en el mismo saco en el que ellos –durante toda su vida de existencia– han convivido con la corrupción, la traición, el engaño y la ambición personal, salvo honrosas excepciones, las que cada día son menos. Sobre todo, después de ver, con vergüenza y pena, como un grupo de políticos, recibían órdenes e instrucciones del Presidente de Argentina, para destruir la democracia en Chile. Si por alguno de ellos, algún respeto sentía, ya ni eso me va quedando. He aprendido que la capacidad de asombro en política, es lo único que no tiene límites. Un triste espectáculo que me recordó al Senador Navarro vendiendo nuestra Constitución en Venezuela y a unas Diputadas que, con arrastrados y halagadores comentarios, se referían al narco tirado de Maduro.
A estas alturas de lo leído, me imagino que se estarán preguntando cuál es su relación con el título, “Lo que viene: desobediencia y revolución civil”. Por desgracia, absolutamente todo.
La desobediencia civil la veremos en aquellos que están por el “apruebo”, aquellos que creen que es un derecho rebelarse contra la Constitución de 1980. Son los más peligrosos y los más abundantes porque ni siquiera conocen la verdad. Ellos no saben, ni siquiera, que nuestro actual Contrato Social, es la Constitución del 17 de septiembre del 2005, la Constitución firmada y aprobada por el ex Presidente Ricardo Lagos Escobar y todos sus Ministros. La nueva Constitución democrática para todos los chilenos, tal como él lo dijo. Si no era así, entonces nos mintió.
La desobediencia civil, también la veremos por aquellos que están por el “rechazo”, que al parecer son la mayoría. Pero es un grupo que vive esperando que alguien les diga lo que tienen que hacer. No son capaces de tener opiniones ni ideas propias. Por lo mismo votan por el rechazo, pero cobardemente aceptan, en un segundo voto, que se proponga una nueva constitución. La trampa del Gobierno, de la nueva izquierda, la izquierda y los comunistas. Todos unidos para “deconstruir” la actual constitución. O sea, para ser más exacto, un puñado de políticos, los mismos de siempre, coludidos en una trasnochada y traicionera reunión de noviembre del 2019 le impusieron a Chile, que sí o sí, habría una nueva Constitución.
Pero falta lo más grave. La desobediencia revolucionaria. Esa que tiene una mejor organización, por tener de su lado, la mayoría de los artistas y los jueces, los periodistas, los medios de comunicación, la cultura, los orcos y los anarquistas, el lumpen y las barras bravas, los terroristas urbanos y los violentos descolgados del pueblo mapuche. Esa que, por el miedo, intentará inmovilizar y desarticular la gobernabilidad del Estado, sumando a su protesta a los sindicados y a los desempleados, a los estudiantes y al movimiento “No más AFP”. Lógicamente, se unirán a esta protesta todos aquellos que durante la Pandemia, sufrieron alguna pérdida económica, sin importar cuánto, el Gobierno o sus medidas económicas, los haya ayudado. Total, en el pedir no hay engaño.
Esta desobediencia civil y revolucionaria se enfrentará con “la Fuerza”, esa que está representada legítimamente por las Instituciones de la Defensa, de orden y Seguridad. Una “Fuerza” que se encuentra toralmente restringida, limitada y vergonzosamente subordinada al Poder Civil. Aclaro, la vergüenza no es de ellos. La vergüenza o sinvergüenza es de la autoridad política que ha hecho abuso de su autoridad sobre los disciplinados y obedientes integrantes de las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile.
Al día de hoy ya hemos visto como los Jefes Militares de la Defensa en cada Región en Estado de Excepción, no tienen derecho a voz ni voto. Los que hablan, deciden y son entrevistados por los medios de comunicación, de un tiempo a esta parte, ya no son ellos. Incluso se ha llegado al extremo de designar una autoridad civil denominada “Coordinador de Seguridad”, como ocurre en la Región de “La Araucanía”. Lo que se escapa a toda regla básica de cualquier organización. Sin poner en dudas las capacidades que pudiera tener el “coordinador”, si estuviera en su caso, lo primero que haría –por responsabilidad propia y respeto a las autoridades ya existente– es no aceptar el cargo. El cual, por lo demás, no creo que le dure mucho.
También hemos visto cómo se ha desobedecido a la autoridad, civil y militar, no cumpliendo con lo dispuesto por el Estado de Excepción Constitucional. Incluso manifestaciones públicas que superan el número de lo permitido. Situación que, hasta ahora, ha sido controlada por Carabineros. Detenidos que a los pocos minutos ya están en condiciones de volver a desobedecer y listos para contar, sus casi siempre, falsos relatos de abusos y violaciones de Derechos Humanos.
Pero debemos estar tranquilos la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI), al mejor estilo del super agente 86, está reclutando niños en situación irregular del SENAME, una nueva fuerza de tarea del “recontraespionaje”, para “saber” lo que viene.
Finalmente, insistimos y, una vez más lo adelantamos: viene la desobediencia civil y revolucionaria y, mientras “la Fuerza”, no tenga el poder para actuar, usando justamente la fuerza, no habrá solución al tema de seguridad y control. Se repetirá lo del 18 de octubre.
Suponemos que ya saben que se están organizando para aquel regreso. Sabrán cuál es la verdadera intención de un vídeo difundido ampliamente por las redes sociales sobre una sátira y total falta de respeto a Carabineros de Chile y otro totalmente subversivo sobre la quema del Palacio Presidencial y el quillotinamiento del Presidente y sus Ministros, al más puro estilo de Revolución francesa. Nos imaginamos que tendrán la capacidad para descubrir a los obvios autores y financistas, aunque de poco y nada servirá. Solo quedarán con prohibición de hacer más vídeos similares y sus equipos quedarán intactos para que otros los hagan. Más adelante, seguramente en contra de la Armada y del Ejército, cada vídeo en su momento.
Pero tenemos una proposición, no muy seria, pero ante tanta tontera, una más que importa: Entregar el resguardo del orden y la seguridad a Gendarmería de Chile. Les aseguramos que lograría cumplir con la misión. Ellos tienen sindicato y nadie le va a hablar de reformas, menos permitirán que algún organismo de Derechos Humanos los inculpe por excesos en el uso de la fuerza y jamás aceptarán que uno de los suyos, vaya injustamente a la cárcel. Le golpearían la mesa al Ministro de Justicia y le darían plazo para que los recibiera. Ya lo hemos visto varias veces. Los recibió inmediatamente, aceptó todo lo que le pidieron y cambiaron al Director de Gendarmería.
Pareciera que, sin darnos cuenta, un gendarme produce más respeto que un tanque, un buque de guerra, un avión de combate o un carro policial. Dentro de todo, no estaría mal que, en la reestructuración de Carabineros de Chile, se estudiara la posibilidad de contar con un sindicato. Me imagino que otro gallo cantaría.
Pero, no todo está perdido, como siempre, queda una gran reserva, los Patriotas por Chile. Los que están por sobre los partidos políticos tradicionales. Son los que quieren recuperar la democracia y el “bien común“, valores fundamentales de la República que, desde hace casi 30 años, se encuentran secuestrados por las cúpulas partidistas que no tienen ninguna representatividad del pueblo.
Los Patriotas son los que aman sus raíces, sus costumbres, sus tradiciones y los valores patrios. Son hombres y mujeres que respetan a sus Fuerzas Armadas, de Orden y Seguridad. Patriotas que se han levantado por Chile y para Chile.
Les dejamos este link, para que comprueben cuántas veces les hemos adelantado los acontecimientos que están por ocurrir.
https://patriotaslater.blogspot.com/2020/04/presencia-en-los-medios-con-analisis.html
Christian Slater Escanilla.
Patriotas por Chile.
Partido Político en organización.