LOS FREI

LOS FREI
Para la juventud que no lo sabe, EDUARDO FREI MONTALVA, fue un político demócrata cristiano que gobernó Chile entre 1964 y 1970. Él le entregó el poder al marxista Allende, y no solo eso, él generó las condiciones para que Allende asumiera, persuadiendo a los parlamentarios de su partido a apoyarlo; ya que en esa época, a diferencia de la actual “segunda vuelta”, era el parlamento el que decidía si un candidato elegido por mayoría relativa, podía asumir o no el poder.
Aparte de ese negro error que causó tanto daño a Chile, el gobierno de Frei Montalva fue un período inútil, que no dejó nada al país; muy similar al de su hijo Frei Ruiz-Tagle, regímenes inertes, tras los que ellos quedaron como penosas aves de paso.
Pero no solo eso, tal vez la herencia más lúgubre que dejó Frei Montalva a Chile fue su enfermiza y desquiciada familia, particularmente sus hijos Eduardo y Carmen Frei Ruiz-Tagle, las caras más visibles.
Estos personajes, durante sus largos años de parlamentarios -y de presidente en el caso de él-, siempre mantuvieron su sonrisa hipócrita y desdeñada, con esa mirada quimérica e inexistente. Fueron de esas personas repelentes, que es mejor tenerlas tal vez como amigas, pero a sabiendas que en cualquier momento pueden atacar, y de la forma menos imaginable.
Y así ocurrió. El año 2005 y tras dos períodos como senadora en Antofagasta, era inminente que Carmen Frei sería derrotada, su inoperante ausencia ya le pasaba la cuenta. Entonces decidió poner en marcha el siniestro plan que la familia guardaba como “AS” bajo la manga. Si tantos en chile se habían beneficiado millonariamente acusando a los militares de haber “asesinado” a algún pariente… “¿Por qué ellos no?” Además para eso ya tenían un proceso en curso, con ministro en visita y todo.
Y en su peor momento político, ad-portas de perder las elecciones, doña Carmen lanza “dolida” y públicamente sus “dudas” sobre la real muerte de su padre.
En esos días su hermano Eduardo se había mantenido en silencio, porque era un feliz senador vitalicio -aunque él mismo criticó fuertemente al general Pinochet cuando ocupó ese cargo-.
Pero cuando fueron eliminados los senadores vitalicios y se vio obligado a presentar una incómoda candidatura para seguir obteniendo las millonarias regalías parlamentarias, se sumó con gran energía a la campaña de su hermana, llorando penas por el “terrible asesinato de su padre”.
“¿Asesinato?”… Ese era el único problema de los hermanitos Frei. ¿Cómo transformar una peritonitis aguda -causa real de la muerte de su padre- en asesinato?
Las presiones que recibió el ministro en visita fueron impresionantes. En un acalorado discurso televisivo, doña Carmen gritaba desaforadamente: “Tenemos quince legajos para demostrar el asesinato de mi padre”. Su hermano Eduardo no hacía menos tratando de criminal a cualquier esbozo de uniforme.
Todos sabemos que quince legajos de papelería ¡no sirven! para demostrar algo, basta con un sólo papel y de una carilla que demuestre el hecho, y punto. Pero ese papel no existía.
Ahí empieza lo más cruel de la historia, cuando la familia Frei perdió todo pudor y tiró por tierra cualquier valor cristiano que hubiera tenido, autorizando una primera exhumación de los restos de su padre. El Instituto Médico Legal, organismo que los recibió y analizó, desvirtuó cualquier sospecha. ¡En los restos de Frei Montalva no había nada!
Los Frei enfurecidos pidieron la participación del FBI Norteamericano y tras una nueva exhumación, enviaron “otros restos” de Frei Montalva a Estados Unidos. Pocos meses después recibieron un segundo informe negativo a sus pretensiones.
No contentos con eso, enviaron “más restos” de Frei Montalva a Bélgica, al prestigioso laboratorio de la Universidad de Gent. Aquí se observa hasta que niveles de podredumbre puede llegar la falta de escrúpulos y pudor de algunas personas. En la ocasión, de la nada, la familia Frei hace una declaración diciendo que en Bélgica habían detectado gas mostaza en los restos. Y aunque no había ningún documento que acreditara lo anterior -de hecho el ministro en visita no tenía antecedente alguno de ello-, los hermanos Frei reaccionaron en una encendida declaración diciendo: “la hora de la verdad ha llegado… Eduardo Frei fue asesinado”, y de inmediato interpusieron la anhelada querella por homicidio.
Pero curiosamente ese informe de la Universidad de Gent nunca existió, es más, el Mercurio de la época publicó una declaración del propio director del laboratorio belga, que entre otras cosas decía que era imposible encontrar gas mostaza ni ningún químico, porque, textual: “los tejidos orgánicos ya se pudrieron y en los huesos no puede haber nada”.
Penosa la forma en que esa familia trata la memoria de su deudo, con sus restos diseminados en laboratorios y expuestos a ese tipo de informes, pero a ellos eso no les interesa.
Tras lo anterior, los Frei se sumen en sus acostumbrados y convenientes silencios.
Más tarde, el año 2008, volverán a atacar con otro descalabro, esta vez a través de una tenatóloga de la Universidad de Chile, la que, tras exhumar “más restos” de Frei Montalva dijo públicamente: “A Frei Montalva lo mataron”. En la oportunidad fue el propio ministro de la causa el que reprochó a la tenatóloga, diciendo que si bien ella formaba parte del equipo de trabajo que lo asesoraba, no era experta en toxicología, ciencia que tenía que ver con la indagatoria. Y -declaró molesto el ministro- “Ella sólo ha trabajado en la parte anatomía patológica, porque en toxicología hay otro perito”, y agregó que a ella no le corresponde evaluar una situación como esa y menos emitir opiniones.
En esa oportunidad el ministro también dijo: “Yo no puedo afirmar si al ex presidente lo mataron o no”. Y fuentes cercanas a él en tribunales, dijeron que el “caso Frei Montalva” ha sido uno de los más difíciles del ministro, porque no tiene ni testigos presenciales ni de oídas, ni confesiones de nadie, ni documentos o certificados, que puedan acreditar el hecho… y curiosamente el caso no lo podía cerrar.
Pero la actitud de la familia Frei fue tan persistente en la insistencia, que las mismas fuentes anteriores dijeron que “el ministro se ha sentido muy presionado en esta causa, porque en Chile ya todos ‘piensan’ que a Frei lo asesinaron, aunque no fuera así”.
Y no obstante todo lo anterior, el entonces Senador Frei, reaccionó altaneramente obviando las aclaraciones y dichos del ministro, diciendo: “Hemos escuchado una palabra dura y fuerte, lo mataron. Esa es la verdad”.
La causa se mantuvo abierta inútilmente hasta noviembre del 2014, cuando el ministro, con ya más de treinta legajos de papelería estéril la cerró.
Pero curiosamente, en el Chile convulsionado de estos días, donde la familia Frei no ha podido tener participación alguna luego de ser rechazada por los electores, ocurre lo imaginable, la Corte de Apelaciones de Santiago, acogiendo las solicitudes -entre otras de doña Carmen Frei Ruiz-Tagle-, reabre la investigación.
Esta nueva etapa se abre con la previa declaración a CNN Chile de una ofuscada doña Carmen Frei, diciendo: “Es terrible saber que definitivamente a mi padre lo asesinaron”.
¿Con qué pruebas la ex política dice eso?…Con ninguna, como ellos acostumbran a hacerlo, palabras al aire y mentiras al viento.
Y así el proceso se alargó por otros inútiles tres años, donde se tomaron las mismas declaraciones, se obtuvo las mismas respuestas, se realizaron nuevas exhumaciones al cuerpo y “más trozos” de Frei Montalva, fueron enviados a nuevos laboratorios, los que dijeron lo mismo: “¡No hay evidencia alguna de envenenamiento!”
Pero sin embargo, en esta ocasión el ministro, indudablemente presionado por la familia, cuando agoniza el gobierno de Bachelet, anuncia una acusación por “asesinato”.
Esto indudablemente es parte del show previsto para septiembre, junto con el anuncio del cierre de Punta Peuco.
¿En qué se podría basar el ministro para esta acusación?… en nada real ni sustentable, solo en mentiras o testigos falsos, o en otras sandeces vandálicas de lo que hoy en Chile es el “estado de derecho”… una caterva de inmoralidades antagónicas a la justicia verdadera.
Tras el anuncio del ministro, los hermanos Frei reaparecieron con sus acostumbradas frases al viento: “nunca en la historia de Chile se había asesinado a un presidente”, “emplazo al Ejército a decir la verdad”, etc, etc.
Bueno, esto al parecer terminará con personas inocentes condenadas; con una familia Frei acreedora de la que será la más millonaria de las indemnizaciones, con cargo a todos los chilenos; y por supuesto, con una Bachelet subiéndose al carro de la odiosa victoria.
Termino con una interrogante…
¿Qué dice la familia Frei, supuestamente cristiana, de la letra chica de todos los informes de laboratorio donde, en Chile y el extranjero, desperdigaron los restos de su deudo; la que entre otras aclaraciones dice que: los restos humanos estudiados, junto a los químicos empleados, se sometieron al debido proceso de incineración?
Esa es la más cruda realidad, los restos del ex presidente demócrata cristiano, terminaron en el tacho de la basura, “incinerador” de distintos laboratorios.
ALEJANDRO RUSSELL O’KUINGHTTONSS