*Los sueños, Sueños son.*

*Los sueños, Sueños son.*
Por
Cristián Labbé Galilea
Volando de madrugada a Rapanui me dormí abatido
por lo que estaba sucediendo: violencia, destrucción, anarquismo,
narcoterrorismo, indolencia política… Para qué seguir, si mi buen lector lo ha
comprobado “en vivo y en directo”.
De pronto me vi en el salón Montt-Varas del
Palacio de la Moneda; estaban el gabinete en pleno, el Presidente del Senado y
el de la Cámara de Diputados, la autoridad máxima del Poder Judicial y del
Tribunal Constitucional; la Republica en pleno, lo que me decía… ¡algo estaba
pasando!
En mi sueño, vi al Presidente con mucha
templanza -poco común en él-; me llamó la atención ver que detrás de su figura
estaban, además del pabellón, un cuadro de Portales y otro de O´Higgins…
Extraño, por decir lo menos.
El subsecretario de Interior anunciaba al
Presidente después de informar que, en ceremonia privada, hacía algunos minutos
había jurado como Ministro del Interior el señor… (no logré en mi sueño
descubrir quién era)… La cara de sorpresa de los presentes era indescriptible…
intuían que estaban siendo testigos de algo importante.
Compatriotas… Asumí la Presidencia de la
Republica, elegido por una amplia mayoría de ustedes que aspiraba a que
vinieran “tiempos mejores”….
En su estilo, el Presidente detalló los
esfuerzos y las iniciativas que el gobierno había tomado; poco a poco fue
derivando a cómo había sido objeto de una oposición que le había negado “la sal
y el agua”.
De pronto el giro discursivo fue violento: “…Los
últimos acontecimientos ponen a nuestro país en una situación insostenible… se
ha perdido la cordura, impera la sinrazón, jóvenes que han vivido una sociedad
de oportunidades son instrumento de una anarquía destructiva…, en su candidez
quienes vivieron los difíciles días del 70 sólo piensan en la fuerza… Sin razón
y sin fuerza… la patria hoy está en una encrucijada que, si no se supera, no
podemos descartar una guerra civil…”.
En mis sueños pensaba que: así como al
Presidente se le reconocía su inteligencia y su dedicación 24/7, también se
pensaba que su permanencia en el poder era insostenible; lo vi tomar una
meditada y producida pausa, lo que daba cuenta de su dolor y tristeza, y le
escuché decir:
“… En estos difíciles momentos, cuando la patria
nos pide esfuerzos y gestos de grandeza, después de mucho meditar me he
convencido que sólo un gesto patriótico puede evitar un baño de sangre; por lo
tanto… vengo en abdicar indeclinablemente en favor del señor Ministro del
Interior (nunca entendí su nombre), quien asume a partir de este momento en
condición de Vicepresidente y quien deberá llamar a elecciones presidenciales
en los próximos 90 días…”. ¡Guau…!
Parecía que el presidente tenía claro que sólo
él podía poner atajo a esta coyuntura y que, al igual que O’Higgins, debía
abdicar y dar gracias a Dios (con humildad) por la oportunidad que le había
dado de trabajar por su patria a la que tanto amaba.
*… así, en las nuevas elecciones se imponía
claramente esa “mayoría silenciosa” que ganó hace dos años y que lo único que
quiere es que se imponga “el orden y el progreso”….*
De pronto la azafata me despertó para advertirme
que estábamos próximos a aterrizar en Mataveri…. Lo que ella nunca entendió fue
que yo le contestara… “señorita, la vida es sueño, y los sueños… sueños son.
(Calderón de la Barca, 1635)