Peligrosamente Divididos
Peligrosamente Divididos
Por Cristián Labbé Galilea
“De nada sirve decir ´lo estamos haciendo lo mejor posible´, hay que hacer lo que sea necesario para tener éxito”. Esta frase de W. Churchill (quien siempre tuvo claro que las acciones militares requerían conducción y liderazgo por parte de la autoridad civil, y que, cuando ello faltaba, el fracaso era inminente), surge al escuchar al oficialismo referirse a la Araucanía o al orden y la seguridad…
Lo anterior nos ayuda a entender lo que pasa en la Macrozona Sur. Todo apunta a las relaciones entre el Poder Político y las Fuerzas Armadas.
Qué duda cabe que el poder militar es obediente a las autoridades de la República; pero tan relevante como lo anterior es que las Fuerzas Armadas, por su parte, requieren el respaldo decidido de la institucionalidad del Estado para hacer efectivas sus capacidades.
Desgraciadamente, en esta crisis se ha instalado la impresión de que los militares son los que estarían faltando a su deber de proteger estatuas, defender la integridad nacional y la paz interior. Las verdaderas circunstancias son que es el Poder Político quien no está ejerciendo debidamente la conducción del Estado y, en consecuencia, nada funciona como corresponde, incluso el poder de la fuerza.
Se equivocan quienes restan importancia a lo que está ocurriendo, especialmente “en Palacio”, creyendo que la convivencia nacional está siendo alterada por asuntos que son “administrables”, a través de bonos y acciones comunicacionales.
Preocupa que asesores, analistas, comentaristas y demases, no perciban que se está incubando una compleja y delicada relación disfuncional entre las Fuerzas Armadas y la Política.
Por lo mismo es ¡alarmante! comprobar que para muchos el tema se circunscribe: al retiro del General Baquedano, a las declaraciones del encargado presidencial para la Araucanía, o a la idea de una aparente debilidad de los militares.
Por “arte de birlibirloque”, (maña para estafar con destreza y maestría), la opinión pública piensa que son los militares quienes estarían mostrando debilidad para defender la integridad nacional y la paz interior. Pero, “se non è vero, è ben trovato” (Si no es verdad, está bien logrado).
¡NADA MÁS EQUIVOCADO!… La responsabilidad es exclusivamente del Gobierno, de la Política y del Estado… Erradamente se le están haciendo cargos a los militares por la sencilla razón de que el Poder Político no tiene la capacidad y el valor necesarios para asumir sus responsabilidades.
Así las cosas, es válido preguntarse a dónde nos puede arrastrar una situación en la que la civilidad piensa que “el pecado” es de los militares, y en la que los Políticos “se acobardan” a la hora de cumplir con su deber. La respuesta es concluyente: el país se sigue dividiendo en bandos tan irreconciliables que podrían llevarnos a una confrontación fratricida.
Esta compleja situación me recuerda la obra de Jose María Gironella “Los Cipreses creen en Dios” donde, en una prosa sencilla y amena, el autor relata el proceso a través del cual España fue dividiéndose hasta ser arrastrada a la Guerra Civil.