POLÍTICA Y GOBIERNO:

POLÍTICA Y GOBIERNO:
El miedo al comunismo no es un fantasma
Por Sergio Muñoz Riveros
“Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo”, es la conocida frase de inicio del Manifiesto Comunista, de Marx y Engels, publicado en 1848. Aquel fantasma, finalmente, se corporizó en 1917 en Rusia en un tipo de régimen que, probablemente, habría horrorizado a Marx y Engels. El siglo XX aportó pruebas abrumadoras sobre tal experiencia: los crímenes del totalitarismo comunista solo pueden compararse con los crímenes del totalitarismo nazi.
Como consecuencia del triunfo de la candidata del PC en la primaria oficialista, muchas personas sienten miedo ante la posibilidad de que surja un gobierno que, por primera vez en la historia de Chile, tenga al PC como fuerza principal. ¿Hay motivos para ese temor? El profesor Carlos Peña considera que no los hay, que se trata de un miedo sin fundamento, de irracionalidad alentada por periodistas profesionales y por excomunistas.
En una columna titulada “El fantasma del miedo” (EM, 4 de julio) afirmó: “Lo que se olvida es que la candidatura de Jeannette Jara –al margen de sus ideas erróneas o no– no es proyecto de un partido, sino de una coalición. Y de obtener ella el triunfo –hipótesis difícil, pero que podría verificarse– el suyo sería un gobierno de varios partidos, con orientaciones programáticas que habrá que convenir”.
Es cierto. En ese caso hipotético, Jeannette Jara —“al margen de sus ideas erróneas o no”– no encabezaría un gobierno del PC, sino de la misma coalición que ha gobernado con Boric. La diferencia sería que esta vez el jefe del Estado sería comunista. Hay gente que siente temor ante tal perspectiva. Peña lo considera irracional.
Como es sabido, la irracionalidad está por todas partes, y la política la muestra cada día en abundancia. Expresiones de ella son el fanatismo, la inconsciencia y la estrechez de miras. En 2019, algunos universitarios rayaban los muros exaltando la rabia para justificar todas las demasías que entonces vimos. En aquellos días, el PC se entusiasmó con la posibilidad de derrocar al presidente Piñera.
A Peña le preocupa que se desate ahora una ola de anticomunismo, lo que obliga a precisar a qué se alude exactamente con ello. Si se tratara de alentar la persecución a los comunistas, como en los años de Pinochet, se justificaría tal preocupación. Pero, eso no se divisa en la realidad. Más aún: el PC ha integrado dos de los últimos tres gobiernos. La amenaza de persecución a cualquier sector en razón de sus ideas debe ser condenada y combatida.
Pero, el anticomunismo puede entenderse también como el rechazo al proyecto comunista, a las ideas que lo sostienen y a las experiencias históricas de allí surgidas. Raymond Aron, que luchó con todas sus capacidades contra ese ideario y denunció infatigablemente a las dictaduras comunistas de Europa, no se dejaba intimidar por el apelativo de anticomunista. En los tiempos actuales, alguien podría preguntar, por ejemplo: ¿cómo no ser anticomunista en Cuba?
En estos días, le sobran motivos al PC de Chile para vivir un momento de gran exaltación. Y también de ilusión. Sus dirigentes pueden decirles a los militantes que el triunfo conseguido se debe a “la insobornable línea de principios” impulsada por el comité central. Al sintetizar el estado de efervescencia, Lautaro Carmona dijo el 1 de julio en la radio del PC: “Hay que cumplir y jamás hacer una concesión en lo que es nuestra identidad. Nuestra identidad es por opción, es un partido de clase”.
¿A qué clase social representa hoy el PC? En ningún caso, al antiguo proletariado, que ha desaparecido, y en el que tuvo significativa influencia en el siglo pasado. Los tiempos han cambiado en un sentido distinto al que pronosticaba la ideología. Si se trata de ser fieles a la realidad, los dirigentes del PC tendrían que decir hoy “somos un partido de funcionarios del Estado”, ya que muchos cuadros y militantes lo son. No es razón de menoscabo. Solo constatación de los hechos.
¿Qué es ideológicamente el PC? Aunque sigue declarándose marxista-leninista, definición que en buena parte del mundo es vista como una antigualla, su sello principal está dado por el proceso de cubanización que vivió en los años de Pinochet. Tal proceso está relatado en libros como Arriba los pobres del mundo, del historiador Rolando Álvarez. La formación del Frente Patriótico Manuel Rodríguez bajo el padrinazgo de Fidel Castro y las fuerzas armadas cubanas, dejó una huella profunda en la cultura partidaria, que asomó la cabeza en 2019.
Factor determinante ha sido su estrecha alianza con el chavismo, puesta en evidencia con la reacción de los dirigentes del PC ante cualquier crítica al régimen de Maduro, lo que llegó al extremo cuando se expresaron las primeras sospechas respecto del secuestro y asesinato del joven militar venezolano Ronald Ojeda, en nuestra capital. Hoy, casi nadie duda de que el grupo de asesinos cumplió órdenes de Caracas.
El PC discrepó abiertamente de varias propuestas legislativas del gobierno de Boric en el plano de la seguridad pública, pero además cuestionó la forma de asegurarla. El 6 de julio del año pasado, rechazó el operativo policial efectuado en Villa Francia, y que permitió incautar material explosivo y numerosas armas de diverso calibre. Esa vez, los dirigentes comunistas objetaron la legalidad del procedimiento promovido por la fiscalía y autorizado por un tribunal de garantía, hablaron de montaje, en alusión a los métodos de la dictadura y sembraron dudas sobre la ministra del Interior, Carolina Tohá.
Hay quienes parecen ver a la candidata comunista como encarnación de una especie de comunismo blanco, amable y buena onda. No es para tanto. Y no faltarán quienes digan que, si Boric fue capaz de convertirse en socialdemócrata entre la primera y la segunda vuelta de 2021, Jara podría repetir la gracia. En fin.
Gabriel Boric llega al final de su mandato depositando la pequeña esperanza de continuidad de su gobierno en las manos del Partido Comunista. ¡Quién lo hubiera dicho! A lo mejor, algunos dirigentes del Frente Amplio se hacen preguntas de este tipo: ¿Y para esto fue todo el empeño que pusimos en crear una nueva izquierda? ¿Éramos, finalmente, los pavimentadores del acceso al poder del PC? Por supuesto que a los dirigentes del PS y el PPD esas preguntas no les quitan el sueño, ya que tienen preocupaciones prácticas: arrimarse a la candidata del PC y conseguir todos los votos posibles para reelegir a sus parlamentarios.
¿Habrá miedos cruzados en los próximos meses? Es posible. Confiemos en que el país no pierda el equilibrio y que no se genere un clima de odio y de violencia. Hay que salvar el debate de ideas y las reglas democráticas que nos protegen a todos. Como en septiembre de 2022, se va configurando un escenario de definición obligada.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente por Ex-Ante el sábado 5 de julio de 2025.
Defendiéndose de los golpistas totalitarios:
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ALERTA COMUNISTA
Por RODRIGO OJEDA
Fito Páez durante el año 1985, preguntó: ¿Quién dijo que todo está perdido? 40 años después, el cantautor trasandino, reconoce “el fracaso de las políticas de izquierda, del marxismo europeo y americano”, además de su desencanto. Desde la otra vereda, apareció un “vengo a ofrecer mi corazón” de chilena y de mujer. La militante comunista ha ganado las primarias oficialistas y las alertas se activaron. Tras el triunfo la vigilancia ciudadana es primordial. La democracia está en alerta porque es incompatible con el comunismo. La ex ministra Jara representa lo que acertadamente, Tohá señaló: “donde han gobernado los países se han estancado socialmente y ha cundido la pobreza”. Jeannette Jara representa una mirada de mundo que nos censura, empobrece y promueve el antagonismo de la ley histórica.
Para los comunistas, el marxismo “es un método para interpretar la realidad”. Desde ese método elaboran el diagnóstico y la lucha de clases remozada cobra vigencia. Es un paradigma que, durante el siglo XX, ofreció el paraíso terrenal tras la construcción del muro, campos de concentración, políticas de exterminio, purgas y persecuciones de disidencias y minorías. La denuncia de los horrores del marxismo, es un deber y un derecho humano. No pocos conversos han declarado su fanatismo de antaño, reconociendo los abusos del materialismo deshumanizante. El marxismo actual sigue aplicando recetas equivocadas, el uso de la propaganda y el victimismo político: llamado anticomunismo. El Partido Comunista (PC) local es marxista y leninista, sustentos que no son baladíes electoral y socialmente.
Jara es una comunista que no quiere ser reconocida como comunista, intentando borrar su historial y material genético de la escena del crimen histórico. La candidata no es una dueña de casa cualquiera ni una pobladora. Posee dos carreras profesionales, trabajos estatales, pasado sindical y una larga militancia. Baila cumbia, utiliza las redes sociales y apuesta por la comunicación digital porque es la estrategia electoral que la acerca a los jóvenes e indecisos obligados a votar. Además, posee un entorno asesor en las sombras que representa las movilizaciones sociales, el estallido octubrista y la rechazada primera convención. Es admiradora de Gladys Marín y de Michelle Bachelet. El programa de Jara y del PC, es la típica receta estatista fracasada durante el siglo XX, una utopía que promete derechos sociales, justicia e igualdad, sin comprender que los recursos estatales son finitos.
El diseño comunicacional del PC va más allá del paradigma marxista, es un plan que la presenta como una mujer luchadora, carismática, dialogante y de origen popular. El PC vencedor en las primarias tomó el control de la izquierda chilena. Se reconocen como progresistas y representantes de las fuerzas democráticas, pero son los mismos que no validaron la transición chilena; la consideraron una traición y concesión con “el dictador”. Cuestionaron desde el relato: los datos y los avances logrados por la concertación y el legado de los 30 años. A ese coro se sumó el derrotado Frente Amplio (FA) y los agitadores antidemocráticos del estallido. El frenteamplismo ya se ubicó en las faldas de la candidata oficialista.
Jara se mimetiza como un camaleón democrático e intenta parecerse a Bachelet, diciéndole “gracias por trazar el camino”. Boric pavimentó el camino al comunismo por acción y omisión. No nos podemos ir tranquilos a casa tras “la victoria alcanzada” porque un comunista no deja de ser comunista. La oposición a la candidata tiene que superar lo visceral e intestino. Y tiene que entender que el rival está en alza y que las elecciones no están aseguradas. “No será tan simple como pensaba”. Chile será la tumba del comunismo.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente por El Pingüino el domingo 6 de julio de 2025.
Datos históricos que se olvidan:
EL PÁRAMO DE JEANETTE
Por NICOLÁS FERNÁNDEZ-ARÁNGUIZ
Hace ya una semana desde que la candidata del Partido Comunista, Jeanette Jara, ganara las elecciones primarias en Chile. Con un programa de no más de diez páginas obtuvo un resultado contundente frente a la favorita de la coalición de las izquierdas, Carolina Tohá. Ahí que el resultado del domingo haya sido un verdadero mazazo de proporciones a los que aspiran a la socialdemocracia.
Entonces surgen algunas preguntas: ¿Acaso el Partido Comunista va a abandonar el marxismo leninismo? ¿Acaso va a mantener las consignas bajo las cuales la democracia solo debe ser una apertura ante el Estado socialista, el colectivismo, y finalmente, el Estado comunista?
Los ejemplos en la historia son lo suficientemente dilatados para señalar que el Partido Comunista nunca ha abandonado y jamás va a abandonar este ideario. Como bien lo refleja un baluarte del humor nacional al caracterizar al Partido Comunista: “se autofagocitan”. Tienen esa capacidad única en replicarse. Son una epidemia muy difícil de erradicar. Cambian de forma o cambian de disfraz. Tanto así que sus más ilustres dirigentes han cambiado la ropa del pueblo, por la ropa del capital. No tienen miedo, al igual que el comandante Maduro, en comer y gozar de los lujos cuando actúan a nombre del pueblo o del Estado. Por esto es que hay que siempre recordar que bajo una ideología totalitaria el estado nunca va a tener rostro. Es una falacia tan inmensa como afirmar también que existe una mano invisible para la economía.
De manera que la pregunta fundamental es por qué hoy se sigue votando por el Partido Comunista. Porque nadie puede creer que la candidata Jara vaya a dejar la militancia como si eso fuera un gesto de grandeza política. De más está recordar que si el mismo Stalin hubiese estado con vida, esta vergonzosa claudicación hubiera encontrado en Beria el más sabroso final.
Actualmente los famosos expertos nos dicen que Jara es parte del sector de renovación del partido. Sin embargo, cualquiera que conozca la dinámica de un proceso revolucionario, los renovados siempre son subsumidos por la vanguardia por ser enemigos de las reales transformaciones o por ser demasiado revisionistas en la renovación. Esta fantasía planteada por los expertos es más bien la postura del cínico o bien la de un mentiroso.
Por otra parte, otra de las razones por las cuales fue posible el triunfo de Jara fue la misma bajo la cual la Democracia Cristiana (el partido más pusilánime y vergonzante en la historia de Chile) promoviera, ya en el 2009, los famosos pactos por omisión. Bajo esta misma estrategia absurda en derrotar a ¡la derecha! De manera absurda y mendaz, dio paso al espurio acuerdo que significó la entrada del Partido Comunista al sistema político en Chile. El resultado ante esta apuesta fue pretender que quienes tenían la hegemonía podrían controlar a la gorgona. ¿Cuál fue el resultado de ello? La agudización de la crisis desde el año 2011 en adelante. Y cuando les dieron espacio desde la nueva mayoría, movieron el umbral hacia la izquierda, a pesar de haber sido relativamente disciplinados en el segundo cuatrienio de doña miguelina. No obstante, al romperse esta farsa de la nueva mayoría, mostraron durante el segundo periodo de Piñera, la cara más descubierta, a pesar de que estaban todos absolutamente encapuchados, del fervor revolucionario e incendiario.
Volver a ver ese fervor despertó en muchos diversas pasiones: desde la lujuria por la destrucción, el saqueo, del pillaje, hasta la gula total por engullir todo lo que fuera patrimonio de la propia historia de Chile. De más está recordar que ni Santiago ni Valparaíso se reponen todavía de semejante destrucción. No cabe duda alguna que la elección del Frente Amplio movió las barreras, provocando la destrucción total del centro político, mismo centro que se encargó de su propia destrucción hace ya 16 años. Sin más los precursores de la debacle son los mismos que una y otra vez vendieron y siguen vendiendo sus principios por alguna cuota o porción de poder.
Ahora bien, hay otras preguntas que cabe hacer sobre la postura de la candidata Jara en materia internacional. Hoy es claro que la orientación geopolítica está cambiando. En definitiva, ¿cuál va a ser la postura de Jara frente al gigante asiático? ¿La solidaridad partidaria ideológica incluye un apoyo irrestricto al régimen chino? ¿Cómo la candidata va a manejar la crisis migratoria? ¿Los migrantes venezolanos inundan Hispanoamérica porque son unos malagradecidos? ¿No hay hambre en Venezuela porque hay gente que está entrada en carnes como dijo un candidato? ¿En su eventual mandato hubiera entregado a una empresa China la seguridad de los datos personales de casi veinte millones de chilenos?
En definitiva, seguimos siendo un país empatado (concepto acuñado por el historiador Alfredo Jocelyn-Holt). Frente a ello no hay manera que nuestro actual sistema político de salida a está entelequia. Desde hace años se ha combatido el financiamiento irregular en la política, o mejor dicho, de los partidos. Sin embargo, debemos denunciar que a los partidos políticos está llegando lo peor en formación intelectual, personal y ética. Los ejemplos de ello son más que abundantes por desgracia, y el sector que se dice garante de estas actitudes tampoco da ni siquiera el mínimo.
Hoy la gran reflexión que pueden estrujar aquellos que se afirman de derecha obedece a más o menos libertades, o meramente una reflexión escueta y pobre sobre el tamaño del Estado. Es decir, una discusión paupérrima sobre los designios de un país. Supieran ellos que el Estado debe ser el soporte, plataforma y pedestal, en tanto en cuanto, como sociedad jurídicamente organizada, el estado es el dique entre la violenta naturaleza natural y la social; es el resguardo ante las amenazas interiores y exteriores; pero también del hogar de todos quienes habitamos nuestra loca geografía. Para ello se requiere de una reflexión más profunda en seguridad y defensa, educación, administración del estado y fortalecimiento de la institucionalidad.
Espero que las nuevas generaciones lo tengan mucho más presente en consideración y conciencia ahora que saben que se hace muy difícil el desarrollo cuando no se tienen las condiciones mínimas. Por estas razones, Chile, necesita el máximo de nuestras fuerzas. No la de aquellos de los cuales Jara fue parte. De esos aquellos que desataron la espiral destructiva e insurreccional que nos dirigió a la cloaca ideológica nauseabunda de la que son parte: ni perdón ni olvido para ellos.