Autor: Jaime Garcia Covarrubias.

La pregunta más frecuente de los observadores de la situación de Venezuela es porque la fuerza armada aun sostiene a Maduro. A diario podemos comprobar que en Venezuela se acude desesperadamente a los militares; Maduro para mantenerse y la oposición para derrocarlo. El argumento más simple es decir que están atornillados al poder o que todos son una banda de malandrines vendidos al chavismo. Puede ser que algunos lo sean, pero en rigor, hay varios argumentos que hacen la explicación mucho más compleja ya que se mezclan, entre otros, factores ideológicos, problemática de soberanía y seguridad nacional y un historial de desprecio por los políticos tradicionales.

Mi amigo y colega Domingo Irwin (QEPD) experto en estas materias y autor de libros sobre la relación política militar en Venezuela, una vez en Atlanta (EEUU) me dijo: “si crees que el ejército venezolano ha tenido continuidad histórica y la tradición del ejército libertador, estas equivocado… este ejército viene de episodios de caudillos y revoluciones”. Efectivamente, luego de 1830 al separarse Venezuela de la gran Colombia se acaba el ejército profesional colonial y da paso a caudillos regionales que organizan montoneras para combatir en guerras civiles. Sus comandantes eran civiles hacendados devenidos en militares.

Recién a comienzos del siglo XX, el dictador Cipriano Castro comienza a organizar un ejército que continuará más tarde la dictadura de Juan Vicente Gomez quien gobernará hasta 1935.  Habrá, incluso, un intento de prusianizacion con participación de Chile, llegando a Caracas, entre otros, el capitán Carlos Vergara Montero, quien será instructor en 1936. Todo ese periodo no estará exento de revoluciones y guerras civiles.  Un dato algo curioso, el general Gómez que no era un militar profesional aparte de sus hijos legítimos tuvo más de 70 hijos ilegítimos que eran colocados en la administración pública. A su muerte hubo un militarismo que culmina con la dictadura de General Pérez Jiménez, quien cae en 1958.

Para mi amigo y politólogo venezolano Coronel R Dr Jose Machillanda, en su libro “Del profesionalismo militar a la milicia” editado en 2010, señala que recién en 1973 la fuerza militar pasa a ser profesional en serio, cuando hay un predominio del principio operativo con organización disciplinada, jerarquizada y subordinada al poder político.  Sin duda, la relación militar con EEUU de la década de los sesenta colaboro a esta profesionalización. Según vemos, para Machillanda esta actual fuerza militar tiene algo menos de 50 años de genuino profesionalismo.

La historia de la marina es algo similar ya que es destruida en el bloqueo de inicios del siglo XX. Luego de eso es prácticamente refundada. Por su lado, la fuerza aérea data recién de 1946. En suma, la fuerza armada no tiene una cultura democrática arraigada ya que estuvo sujeta a vaivenes políticos y le tocó ser testigo de una clase política corrupta que estableció un sistema de gobierno bipartidista, que tuvo su punto de inflexión con la destitución por corrupción del presidente Carlos Andrés Perez.

Con estos datos entonces, veremos cuáles son las razones por la que la fuerza armada apoya a aun a Maduro, pese a su fracaso evidente.

1. Rechazo de militares a los políticos de Venezuela

Cuando Chávez se insubordino en 1992 lo hace expresando un sentir militar contra los políticos tradicionales. Por ejemplo, en esa fecha el Gral Padrino (actual Ministro de Defensa) tenía recién 7 años de servicio.  Los cadetes de la academia militar de 1992 hoy son tenientes coroneles o coroneles con 27 años de servicio.  Los cadetes de inicio del gobierno de Chávez hoy tienen 20 años de servicio. Este dato nos explica que todos los oficiales prácticamente han vivido siempre en un ejército de patria, socialismo y muerte con una fuerte inspiración en Chávez y la revolución cubana y de su sucesor Maduro. Precisamente, a inicios de los años setenta, el ex guerrillero Douglas Bravo influye en la juventud militar y en Chávez mismo. Por tanto, este ejército se ha formado en el socialismo bolivariano autoritario y en el repudio a los políticos de Acción Democrática y COPEI quienes, además, han tratado a los institutos armados de narcos, corruptos, ladrones etc. Para los militares, tanto Juan Guaido como Leopoldo Lopez son un par más de este elenco de políticos repudiables.

1. Carga ideológica anti EE.UU.

El punto anterior nos explica que estos militares han vivido toda una vida militar en que además de los políticos su enemigo internacional es EEUU con sus afanes “imperialistas” que, aseguran, solo le interesa el petróleo venezolano. Asimismo, esto se les ha machacado reiteradamente desde hace largo tiempo. Desde hace décadas y hasta ahora sus apoyos internacionales más cercanos, confiables y con mayor influencia son Cuba, Rusia, China e Irán, amigos o acreedores de los gobiernos de Chávez y Maduro. Todos países absolutamente contrarios a EEUU.

1. Subordinación militar al Estado

El militar por formación es parte del Estado. Lo contrario es ser mercenario. El hábitat natural del soldado es el Estado y se subordina a quien lo ostente. Los militares piensan ¿usted quiere que abandone el Estado y siga a un señor errante que no tiene ni oficina?

Por su parte, las fracturas en la FA provienen de liderazgos de algunos en servicio activo, pero más bien de personal en retiro y han sido menores considerando unas fuerzas militares muy grandes más las respectivas milicias paramilitares. Hay que recordar que Venezuela tiene alrededor de dos mil generales, algo desmesurado.

1. Situación actual de Juan Guaido

Sin desconocerle su valentía, ha ido perdiendo fuerza y no pudo cumplir el hecho de llamar a elecciones en un mes. La Unión Europea aun no le reconoce por oposición de algunos países que la integran. Se añade, además, que no hay en el país oposición organizada, ya que varios políticos huyeron y observan estos acontecimientos desde el exterior.

1. Aspectos constitucionales

Los militares tienen reservas constitucionales respecto a que el juramento de Guaido fue en la calle y no como el de Maduro al TSJ. (art 231). Además, piensan que no se dan los supuestos de vacancia presidencial (art 233) ya que no es constitucional tener dos cargos remunerados, aunque no se reciba el salario (art 148) y tienen objeciones a la interpretación de aceptar misiones extranjeras.  Este asunto es de particular importancia ya que la interpretación de aceptar fuerzas militares extranjeras que asume la oposición es opuesta a la militar, que no acepta tropas con fines operativos. Por ello, el peor error sería una intervención militar desde el exterior, ya que obligaría a los militares a defender su territorio, más que a Maduro, y hasta la muerte.  Ya pasaría a ser un tema de honor de soldado.

Por otro lado, los militares no les convence que se acuse de fraude las elecciones de presidente, pero no la de la asamblea, gobernaciones o lugares donde ganó la oposición.

1. El dilema del militar ante la situación actual

Los tribunales internacionales y los posibles juicios a militares, sin duda, endurecen la posición castrense. Además, saben que los mismos políticos que llaman al golpe no los defenderán posteriormente. Sienten, que las seguridades que les pueda dar EEUU no necesariamente anulan otros juicios que puedan pedir otros países.  También, pesan algunas acusaciones de narcotráfico sobre algunos generales, lo que, sin duda, es una razón más para no exponerse a perder poder. Hoy, no es posible asegurar impunidad absoluta y eso no deja de ser un problema. Esto también corre para Maduro, Cabello y sus mas cercanos.

Que hay intentos o negociaciones con militares no hay duda, pero hay que despejar varios aspectos aún. La situación es dramática y no da para más y eso los militares lo saben. Un día amaneceremos con la noticia de que Maduro renunció y los militares asumirán la transición. Ese escenario es más viable a que Guaido o Lopez asuman ese proceso.

Todo análisis debe ser sobre la base del dato duro. Como decía Bertrand Russell hay que someterse a los hechos. Estos son los hechos.

Ojalá la salida sea lo más pronta y pacífica posible. (NP)