Procesos por DD.HH. contra militares

Don Hugo Dolmestch, presidente de la Corte Suprema, en entrevista a La Tercera el 12 de noviembre, ha tenido la valentía de decir lo que muchos callan: que en los procesos por DD.HH. contra los militares, “está siendo condenada a penas muy altas, gente muy vieja, que está enferma y que tiene dificultades, incluso físicas y mentales”. Ellos deberían cumplir la condena en su casa, pues “el derecho humano de las víctimas ya se cumplió (…), ahora viene el derecho humano de los condenados”. Agrega que la libertad condicional es un derecho y no un dádiva, por lo que no deberían estar exceptuados los militares, como lo propone una ley actualmente en trámite. El arrepentimiento, dice, tiene que ver con la misma sentencia; además, agrego yo, muchos condenados son inocentes y constituye una flagrante violación a su conciencia exigirles un arrepentimiento por algo que no han hecho.

Por fin se divisa una luz de justicia en las tinieblas en que han vivido por tantos años los militares, sometidos a procesos que asombrarán al mundo jurídico cuando se analicen sin el odio y la ideología que aún prevalece. A los militares se les condena con leyes de efecto retroactivo, con aberrantes ficciones jurídicas, con un sistema procesal eliminado por discriminatorio para el resto del país. Es difícil no tener la sensación de que ha habido mucho más venganza que justicia.

Miguel A. Vergara Villalobos