Septiembre… ¡Yo estuve ahí!

Septiembre… ¡Yo estuve ahí!
06/09/2019
Por Cristián
Labbé Galilea
“No se te vaya a ocurrir escribir sobre la
Vallejos y sus 40 horas laborales, porque le estarías dando en el gusto a esa
“azafata del diablo” (sic) que lo que busca es llamar la atención, y que va a
lograr su propósito dada la candidez que caracteriza a la opinión pública y en
especial a nuestro sector político”. Con esos “versos” me recibió un agitado
parroquiano al llegar a mi tradicional tertulia.
Me comprometí a no hacerlo porque, además de
estar de acuerdo con su apreciación, tenía decidido dedicar estas líneas al mes
de la patria, a pacificar los ánimos y a fomentar la unidad, pero sospecho que
el párrafo anterior da cuenta de la limitación que tengo para cumplir mis
compromisos (terminé mencionado a la Vallejos).
Comentamos el asunto coincidiendo en que esta
época del año, ya sea por nuestra edad o por los tiempos que se viven, se
caracterizaba por la llegada del buen tiempo, la temporada de los circos, la
parada militar, las fondas y las empanadas, pero que, hoy por hoy, para la gran
mayoría no es más que unos días de vacaciones, un fin de semana largo, un ya
consumido aguinaldo, y de todas maneras…. “un asadito”.
Si sólo fuera: “me cargan las cuecas; a mí no me
llevan a las fondas ni muerto y sólo iría al ’Cirque du Soleil’”, no sería tan
preocupante la diferencia con nuestros tiempos, porque las costumbres cambian y
hay que asumirlo; pero lo que inquieta es comprobar cómo, iniciado septiembre,
se desata un “huracán de odio” donde vuelan las tergiversaciones, las
acusaciones, las falsedades, las ficciones, los cuentos y los mitos.
A quienes vivieron el quiebre institucional, y
que no han cambiado su actitud, les resulta difícil comprender cómo se puede
generar una versión tan distinta de lo ocurrido sin que nadie le salga al paso
a la falsedad y a la mentira, o de cómo ahora guardan silencio aquellos que no
sólo fueron testigos de la historia, sino que apoyaron públicamente la
intervención militar de septiembre del 73.
Como nunca falta quien “le ponga pimienta al
caldo” uno de nuestros parroquianos que durante el gobierno militar tuvo
variadas responsabilidades y que “no trilla con yeguas robadas”, denunció: “no
me vengan con cuentos, yo estuve ahí: cuando salió Allende; cuando el país se
fue a la chuña (lenguaje del Chile coloquial); cuando todo el país pedía la
intervención de los militares; cuando todos aplaudieron el 11 de septiembre y,
lo más importante, yo estuve ahí cuando los mismos, los mismísimos que hoy
condenan a los militares, iban a mi oficina a pedir pega, o a colocarse a la
lata con Pinochet; a mí que no me vengan ahora a posar de “gallinas de primera
postura”… porque yo estuve ahí”.
Después de esas revelaciones, poco se demoraron
los parroquianos en bautizar al acusador como “el Bolsonaro” de nuestras
tertulias… (alguien que dice la verdad sin rodeos).
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