A 50 AÑOS



A 50 AÑOS

¡¡¡HASTA CUANDO MIENTEN!!!

Así empezó todo:

 

 

Y así siguió en un mes como el actual:

El 26 de agosto de 1973:

Se produjeron los siguientes asesinatos terroristas: Robinson Gutiérrez, obrero ferroviario que fue baleado por elementos extremistas en Temuco; José Ramón Jara, es asesinado por miembros del PS y del MAPU mientras participaba en una manifestación contra el Gobierno de la Unidad Popular en Los Ángeles, y Toribio Nuñez y Celsa Fuentes, campesinos muertos en Curicó como consecuencia de las quemaduras recibidas en el atentado que voló el oleoducto que une a Concepción con Santiago.

Una explosión que estremeció a la ciudad de Curicó, hizo volar 30 metros del oleoducto de la Empresa Nacional de Petróleos, provocando dos muertos, nueve heridos y cuantiosos daños materiales.Cerca del lugar de los hechos fue detenido el militante mirista y jornalero del Servicio Agrícola Ganadero (SAG) Sabino José Romero Salazar, quien presentaba una herida a bala. Desde el momento mismo de su detención, varios personajes trataron, por todos los medios, de sacar a Romero del Hospital Regional de Curicó, lo que fue impedido por el personal hospitalario.

Luego se supo que el herido, implicado directamente en la voladura del oleoducto, el extremista de ultra izquierda llamado “Comandante Sabino”, de participación destacada en el adiestramiento de guerrillas en el centro de Reforma Agraria “Luciano Cruz” (Molina), como lugarteniente de Luis Peña, miembro de la Unidad popular apodado “Comandante Peña”.

El 27 de agosto de 1973:

Sergio Aliaga, chofer muerto, al recibir un impacto de bala en la garganta en incidentes producidos durante el paro nacional de transportistas, que elementos de la Unidad Popular trataban de quebrarlo.

El mismo día, Daniel Briones, obrero agrícola, muere en enfrentamiento producido por la retoma de la reserva del fundo “San Mauricio” de San Fernando.

El 28 de agosto de 1973:

– Jaime Valdés, muerto en incidentes callejeros por una turba de la Unidad Popular.

-Se acaban los alimentos!
Allende declara: “Solo queda harina para tres días”.

-Cambio de Gabinete ,sin Ministros Militares .Allende dice que no renunciará.

-Caos Nacional con un 700% de Inflación,Cubanos contratados en la Administración Publica y Escuela de Guerrillas en las Brisas de San Antonio.

 

 

El Golpe de 1973 bajo una mirada geopolítica

Por Jorge Andrés Pérez 

La izquierda chilena cree que el golpe de Estado se dio en un contexto de un gobierno con legitimidad en todos los sectores de la sociedad chilena. Pero eso no es así. El programa de gobierno de la Unidad Popular era una amenaza existencial para un segmento importante del país. Pero la izquierda insiste en tratar de imponer a la sociedad chilena un consenso sobre el golpe de Estado de 1973, como algo injustificable.

Con la lógica de la izquierda, la invasión chilena de Antofagasta en 1879 también habría sido un acto injustificable, porque Antofagasta era una ciudad boliviana. Es más, la sociedad chilena no solamente debería condenar la Guerra del Pacífico como una guerra ilegítima, pero se debería crear un consenso ciudadano de que Chile nunca más debe iniciar una guerra con sus vecinos.

Sí, el Palacio de la Moneda fue bombardeado por la Fuerza Aérea y tomado por la fuerza por los militares chilenos. Pero esto fue el producto de que el proyecto de la Unidad Popular fue visto no solamente como ilegítimo, sino como un intento de invasión extranjera en Chile. En particular, un proceso de conquista institucional del Estado dirigido por la izquierda internacional, especialmente Fidel Castro desde La Habana. Esto se vio corroborado por la activa infiltración del estado por los servicios de inteligencia cubanos.

Si alguien tiene dudas sobre esto, pregúntese quién es hoy el ministro de Defensa en Chile, y cuál es su relación familiar con los servicios de inteligencia cubanos en 1973. Es evidente que la izquierda Latinoamericana ve a Chile como un objetivo legítimo para su causa.

El problema con la izquierda chilena no es solamente su expectativa de que la sociedad chilena abandone el “negacionismo”, sino que busque con ello que  la sociedad chilena comulgue con el contenido oculto de este caballo de Troya, que es validar el proyecto de conquista institucional de la Unidad Popular.

El Estado de Chile invadió la ciudad de Antofagasta porque Bolivia ya no tenía la legitimidad para gobernar ese territorio. Porque Bolivia rompió una cláusula de un contrato y con ello Chile perdió la confianza en que Bolivia iba respetar en el futuro la relación de Chile con ese territorio.

De la misma manera, las Fuerzas Armadas chilenas se tomaron el Estado porque la Unidad Popular ya no tenía la legitimidad para gobernar Chile. Porque la Unidad Popular rompió cláusulas de muchos contratos y con ello las Fuerzas Armadas perdieron la confianza en que la Unidad Popular iba a respetar en el futuro la relación del pueblo chileno con su estado.

El gobierno de la Unidad Popular no era un gobierno normal, sino un gobierno revolucionario que estaba alineado con el Partido Comunista Cubano, y que buscaba realinear en términos geopolíticos el país con la Unión Soviética. Esto en la práctica significaba que, más temprano que tarde, Estados Unidos iba a apoyar la aspiración argentina de ser una potencia bioceánica. Es decir, que el Estrecho de Magallanes pasara a ser controlado directamente por Buenos Aires. Durante la Guerra Fría Estados Unidos no iba a entregar el control del Estrecho de Magallanes a Moscú. El Estrecho de Magallanes es para Estados Unidos la alternativa indispensable para cualquier problema en el Canal de Panamá, que permite el flujo rápido de barcos entre las costas este y oeste de Estados Unidos.

La Unidad Popular no solamente era un proyecto político, pero además era un proyecto que tenía un alto impacto geopolítico. El sistema político chileno en esos años simplemente nunca tuvo la imaginación para evaluar de manera realista el peligro que la Unidad Popular era para la estabilidad geopolítica de Chile. Sólo la posibilidad de una amenaza geopolítica desde Argentina justificaba que las fuerzas armadas chilenas pusieran fin al experimento de la Unidad Popular. Pero hay que agregar que seguramente habríamos perdido el desierto de Atacama a manos de las fuerzas armadas peruanas.

En el caso de que la Unidad Popular lograra apoderarse del país, Estados Unidos podía conseguir neutralizar el peligro comunista en el Estrecho de Magallanes y el Desierto de Atacama, sin tener que sacrificar tropas americanas como en Vietnam. Porque bastaba dar la luz verde a Argentina, Bolivia y Perú, que habrían hecho el trabajo con gusto. Esta era una opción disponible a Estados Unidos si la Unidad Popular lograba romper los vínculos geopolíticos de Santiago con Washington.

En el contexto de la Guerra Fría, la Unidad Popular era una amenaza existencial para la estabilidad geopolítica de Chile, porque su éxito conllevaba una reducción sustantiva de nuestro territorio. Chile sin el Estrecho de Magallanes y sin el Desierto de Atacama, es un país internacionalmente insignificante en términos políticos y económicos. El proyecto de la Unidad Popular nos llevaba directamente a ser un tumor encapsulado en el cuerpo Sudamericano. Un territorio sin importancia en el fin del mundo, como una especie de experimento marxista en el África subsahariana. Al menos Cuba y Corea del Norte tienen importancia por su ubicación geográfica. La zona central de Chile no tiene esto.

Fuimos afortunados de que Estados Unidos no estuvo dispuesto a la opción lógica, que era desmembrar a Chile y repartir sus partes valiosas entre Argentina, Bolivia y Perú, y dejar a los chilenos a la merced de la experimentación marxista en un territorio aislado en el fin del mundo y las rutas marítimas y, por lo tanto, alejado de la mirada del mundo occidental. Una especie de Laos en Latinoamérica. Los cubanos al menos tenían Miami cerca.

¿Por qué nos salvaron los americanos? Una posibilidad es que el Reino Unido vetó la opción de pasarle el Estrecho de Magallanes a Argentina, ya que eso hacía peligrar su control de las Islas Malvinas en el Atlántico sur. En ese caso nos salvó el Reino Unido, y sus necesidades geopolíticas.

¿Por qué la derecha chilena fue tan irresponsable ante el peligro latente? Mi hipótesis es que tal vez fue el afrancesamiento histórico de la clase alta chilena, que los hace sobrevalorar su importancia en el mundo. Como Charles de Gaulle, que exigía poder para influir y tomar decisiones críticas en la Segunda Guerra Mundial cuando no tenía un país para gobernar. O Gabriel Valdés en la Casa Blanca respingando la nariz y tratando de ponerle la pata encima a Nixon y Kissinger porque se sentía un aristócrata muy por sobre un granjero de California y un judío de Viena. O la derecha chilena votando para nacionalizar el cobre en el momento en que estaban a punto de perder el país, porque se querían vengar por la reforma agraria de Kennedy. Estas actitudes no solamente cuestan simpatías localmente, sino que nos hacen hacer el ridículo afuera.

El setenta y tres, las Fuerzas Armadas chilenas nos salvaron del sistema político chileno, donde la derecha y la izquierda dejaron mucho que desear. La única institución del Estado que funcionó bien fueron las Fuerzas Armadas. Salvaron el país.