Por Roberto Hernández Maturana

Por esas paradojas que la vida nos depara la historia, el pasado 25 de noviembre vivimos dos hechos relativos a la vida y muerte de dos personajes históricos, cuyas acciones y  hechos marcaron las nuestras por generaciones.

Fidel Castro murió (o al menos ese día su hermano lo anunció al mundo), el mismo día que se conmemoraba el natalicio de Augusto Pinochet.

Los innumerables reportajes con los que por esto días nos ha inundado sobre la biografía del dictador Cubano, nos han vuelto a recordar una época trágica que heredó nuestra generación nacida después de la Segunda Guerra Mundial. La época de la guerra fría en que las ideas y formas de vida representadas por Estados Unidos y la desaparecida Unión Soviética se plantearon en el mundo en una larga guerra larvada cuyo escenario se desarrolló principalmente en los países del tercer mundo (entre ellos Chile), en que ambas potencias lucharon por el dominio mundial, moviéndonos y usándonos la mayor parte desde lejos cual piezas de ajedrez, y no pocas interviniendo ellos directamente,

En esta funesta lucha millones murieron y sufrieron los horrores de la guerra y la violencia, en lo que muchos llamaron una tercera guerra mundial encubierta.

Quizás la muerte de Castro, permita de alguna forma a las nuevas generaciones conocer algo del mundo que entonces debieron vivir sus padres y abuelos, y comprender un poco mejor (a los que les interese…, que parecen no ser muchos), las circunstancias que entonces debimos vivir y que hoy, miradas a la distancia parecen difíciles de entender, sacadas del contexto en que entonces se desarrolló la historia.

Para el recordatorio…, a quienes hoy hacen loas al gobernante cubano fallecido, y lo comparan con el gobierno de Pinochet y especialmente a los jóvenes, podemos al menos decir algunas cosas que los sectores de izquierda se empeñan en ignorar o en negar:

Castro nunca permitió una elección libre en 57 años, desde que asumió el poder. Hoy Cuba sigue siendo un país con altos índices de pobreza y una economía desastrosa.

Pinochet entregó el poder después de 17 años de gobierno, tras perder un plebiscito y entregó un país en marcha hacia el desarrollo.

Castro nunca permitió una prensa independiente, o televisión, o radios no gubernamentales.

Durante el gobierno de Pinochet, de a poco, fue desarrollándose una prensa opositora cada vez más contestataria, como dan fe entre otras las revistas Análisis y APSI, o las radios Cooperativa y Chilena o Canal 13…, que tuvieron activa participación en la derrota plebiscitaria del gobierno militar. Dígase hoy lo que se diga en Cuba, todo ello habría sido impensado (en realidad hasta hoy).

El gobierno de Castro no permitió la existencia de ningún partidos políticos  independientes.

En Chile, en Febrero de 1988 se formó la Concertación de partidos por el NO a Pinochet, el cual pudo organizarse y desarrollar sus actividades proselitistas que llevaron a ese sector político a triunfar en el plebiscito.

A pesar de los avances que dicen haber desarrollado en Cuba en educación, salud y reducción de la pobreza que tanto cacarean los comunistas cubanos y del mundo, nunca el gobierno cubano ha permitido que instituciones internacionales como el Banco Mundial, o el Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA), u organismos internacionales de Derechos Humanos pudieran evaluar en la Isla la situación que allí se ha vivido.

El gobierno de Pinochet se sometió al escrutinio y presión de los organismos internacionales que impulsados por la izquierda internacional, realizaban una activa inquisición en nuestro país, pero no en la simbólica isla.

Según el grupo de investigación Cuba Archive (cubarchive.org), el gobierno de Fidel Castro ha sido responsable de 3.117 casos documentados de ejecuciones y 1.162 ejecuciones extrajudiciales.

No obstante haber delegado el poder en 2008 a su hermano Raúl, las graves violaciones a los DD.HH. continúan hasta hoy en la isla. Según la comisión de Derechos Humanos y reconciliación de Cuba, los arrestos políticos documentados han aumentado de 6.424 en 2013 a 9.125 en el presente año.

Quizás para nosotros, la parte más trágica de las acciones del ahora fallecido peón del comunismo, fue su exportación de “la revolución”, que tanto dolor y muerte trajo a tantos pueblos de latino América y Asia.  Todos critican hoy al Estado Islámico (ISIS) y su estela de muerte y opresión en pos de imponer un estado clerical, donde aplica el totalitarismo, la intolerancia religiosa  y el sometimiento por la fuerza a los habitantes de los territorios conquistados.

El Comunismo una religión política sin Dios bajo métodos más refinados y sutiles (aunque a veces no tanto), pero igualmente totalitarios e intolerantes buscó imponerse por la fuerza en muchas partes del mundo y Chile debió vivir esas circunstancias Para Castro nunca una revolución  “con empanadas y vino tinto” que preconizaba Allende fue una opción y así accionó para llevarnos a una división insalvable que nos encaminaba sin remedio a una guerra civil al estilo cubano. Fue la oposición de la mayoría de los chilenos y la acción de sus Fuerzas Armadas, la que impidió el logro de los objetivos que se trazó el comunismo internacional.

Fidel dijo alguna vez que la historia lo absolvería… Lo más probable es que si ello ocurre, será por la intensa mitificación que de él ha hecho el comunismo internacional en vida y seguramente, ya muerto,  aumentara su mitificación.

Sin duda será la historia su mejor juez…, pero difícilmente le dará una absolución