*Vamos Bien, Dijo el Pavo*

*Vamos Bien, Dijo el Pavo*
Por Cristián Labbé Galilea
“Ce n’est pas facile” (no es fácil)… Con esa
afrancesada exclamación uno de nuestros habitué selló la primera conversación
“marcista”… (¡de marzo, mal pensados!). Por horas, habíamos revisado lo
sucedido en el verano, lo que estaba sucediendo y lo que se esperaba para estos
días … Alem, (además) de lo que se presagiaba para el futuro próximo… nada
parecía ser simple, en el ambiente se respiraba incertidumbre; sin
embargo, sorprendía cómo la cotidianidad estaba rodeada de una
aparente y frágil normalidad…
Algunos sostuvieron que, con este clima de
violencia y anarquía, era imposible que se realizara el plebiscito de abril.
Las razones fueron atendibles: la izquierda veía con preocupación cómo la
opción por el rechazo aumentaba día a día, y; el camino que les quedaba, para
evitar una derrota en las urnas, era el caos.
Otros sostuvieron que el “Plan Marzo” no había
logrado los objetivos propuestos y que, dentro de todo, el país había iniciado
el año con cierta normalidad (¿?), por lo que todo hacía suponer, incidentes
más, incidentes menos…, que “la vida sigue igual”.
Todo tenía lógica, hasta que alguien incorporó a
nuestro análisis el “coronavirus”: “el covid-19 le vino al gobierno como anillo
al dedo, Mañalich estaba esperando que apareciera un contagiado y le llegaron
cuatro…” Es cierto, el comentario era un tanto maquiavélico… pero el silencio
de los parroquianos reconocía que la acotación “no estaba tan perdida”.
El “CoronaVirus” había rezagado a las últimas
páginas: la muerte del camionero que agonizó 25 días, después de haber sido
quemado por la “Resistencia Mapuche” en Victoria (IX Región), mientras dormía
en su camión,… algo similar al caso del matrimonio Luchsinger Mckay; el
que, de los 44 detenidos de la “Primera Línea” por los incidentes de violencia
en la Plaza Baquedano, sólo uno haya quedado en prisión preventiva…; que los
incidentes en el resto del país (Antofagasta, Valdivia…) no fueran tema de
discusión; que los estudiantes del Instituto Nacional se hayan tomado como
“algo normal” la Alameda; que se hayan cerrado 15 estaciones del Metro; que 130
cruces semaforizados estén en manos del lumpen que pide “colaboración”…
Claramente nos estamos acostumbrando a vivir en
el caos.
Después de una larga conversación concluimos
que, a raíz del “CoronaVirus”, lo mejor que había que hacer era “estornudar”,
para que se tomara verdadera razón sobre lo que estaba sucediendo.
“Estornudar” que la muerte del camionero era un
hecho de la mayor gravedad.
“Estornudar” que la ley de paridad de género es
un atentado a la democracia y al voto igualitario.
“Estornudar” que quienes no creen que vivimos en
un momentos de profunda incertidumbre e inestabilidad… tendrán que hacerse
cargo de su insensatez.
La verdad, son tantas las cosas por las que hay
que “estornudar” que cada vez preocupa más quienes viven en total estado de
indiferencia existencial, porque a ellos les va a pasar lo mismo que al pavo
que, entrando al horno, “aprobó” su destino… diciendo “hasta aquí vamos bien…”.