REFLEXIONES DE UN VOTANTE DEL RECHAZO ANTE EL PLEBISCITO



REFLEXIONES DE UN VOTANTE DEL RECHAZO ANTE EL PLEBISCITO

Aún no está claro si triunfará la opción RECHAZO o APRUEBO, con encuestas que fluctúan en torno a 40%-53% para la primera opción. De resultar vencedora, el resto del análisis es inoficioso.

Sí es bastante sabido que con las reglas del juego definidas (hoja en blanco, oposición con 1/3 y derivación a leyes simples de los puntos en los que no haya acuerdo), la probabilidad de que salga un esperpento de constitución es de un 100%, independiente de quienes escriban la propuesta. Aun así, debemos poner todo nuestro esfuerzo en elegir a los mejores para defender las ideas y valores que nos identifican o más bien para oponerse con fuerza a los disparates progresistas y marxistas. En caso de perder el RECHAZO todas las apuestas quedarán en el plebiscito de salida, que será la última oportunidad de parar este desastre.

Respecto a la segunda papeleta, hay que tener en claro que la gente que vota lo hace por convicción propia o como rebaño. En el caso de los votantes de izquierda, el rebaño es enorme y la instrucción es APRUEBO y CONVENCIÓN CONSTITUCIONAL (CC). En la centroderecha y gente ajena a la política, pero sensata o más informada, la opción preferente es el RECHAZO y una minoría por el APRUEBO, pero en la segunda papeleta (que es incoherente con el RECHAZO), los votos se reparten entre NULO, CONVENCIÓN MIXTA (CM) y CC. En caso de ganar el APRUEBO (con una inmensa mayoría que simplemente no entiende qué están eligiendo y solo repiten consignas utópicas) la CC tendrá por automático el triunfo, independiente de lo que haga el votante del RECHAZO. Salvo la minoría de centroderecha que lamentablemente está por el APRUEBO, los demás votos son en tándem “APRUEBO-CC”, por lo que nuestra papeleta resulta solo “testimonial” y distribuida en distintas opciones, aunque con algunos matices muy importantes…

Ahora, un par de simulaciones: Si ganara el APRUEBO y el 70% RECHAZO nos disciplinamos para votar CM (que es lo que sugiere la mayoría de los políticos de nuestro sector) el techo es cerca del 35%…en el mejor de los casos 40% contra alrededor del 50% o más de CC. No sirve absolutamente para nada y de pasada validamos una de las dos opciones del APRUEBO. Si el mismo ejercicio lo hacemos anulando la papeleta, serían entre 2 y 2,5 millones de votos diciendo “no estoy de acuerdo con ninguna de las dos opciones y refuerzo mi voto RECHAZO”. Aunque solo fuera la mitad de eso, sería la mayor abstención en la historia republicana de Chile ¿Y de qué nos sirve eso…? A primera vista pareciera un espaldarazo a la CC que tendría una menor cantidad de votos y eso aumentaría el porcentaje final de la CC, según nos recuerdan…Ahí es donde debemos acordarnos del plebiscito de salida. Ese porcentaje que algunos llaman “voto perdido” pasa a ser el piso del plebiscito de salida, con la diferencia de que la señal se entrega incluso antes de que se elija la convención.

Ahora, pensemos en la difícil tarea que tendrán los constituyentes que debieran defender las ideas que han sustentado los últimos 40 años de progreso y estabilidad del país. Las resumiría en cuatro: REDACTAR, DEBATIR, DEFENDER y VOTAR. Entre Diputados y Senadores hay 198 escaños. Si hacemos un análisis crítico de los 91 parlamentarios actuales de la centroderecha (41 RN, 35 UDI, 8 Evópoli, 6 independientes y 1 PR), que efectivamente constituyen casi el 46% del total (y según lo que dicen los videos enviados por los propios partidos políticos “aseguran 40 votos”, podemos ver que hay alrededor de un 15% de ellos que por convicción, populismo o ignorancia votan junto con la izquierda o se abstienen. En algunos proyectos puntuales, como el retiro del 10%, han sido incluso más (los nombres los puede investigar cada uno). Esto es gravísimo para efectos del plebiscito de este domingo. Son entre 10 y 15 parlamentarios que se repiten una y otra vez y han permitido la aprobación de leyes pésimas, que probablemente la izquierda por sí sola no habría podido conseguir. Los llamaré “parlamentarios lastre”. En improbable caso de vencer la opción Convención Mixta, habría 3 escenarios: que este grupo de personas lastre quede participando en la convención constituyente en la misma proporción que en el Congreso o que se cargue hacia uno u otro lado, que es algo muy peligroso. Por ejemplo: el proyecto de Ley ESI, que fue rechazado la semana pasada por no alcanzar el quórum de 3/5 puede ser reingresado en noviembre del próximo año y en esa oportunidad solo necesitará de 49 votos. Si “discriminamos” a nuestro mejores parlamentarios para mandarlos a la CM los “lastre” quedarán en el Congreso y las consecuencias durante 12 meses legislativos serán nefastas, incluida la probable aprobación de un “ESI 2” y varios otros proyectos de ley que hoy no pueden aprobar. De eso no habla nadie…Si es al revés y una mayoría de estos pesos muertos terminan como constituyentes, significa que no estamos yendo a esta “guerra constitucional” con nuestros mejores soldados. Muchos de ellos no parecen ser aptos para redactar, debatir ni negociar…solo votar. Ambas opciones son de inesperadas y desastrosas consecuencias. O sea, lo mejor sería repartir a los lastres y hacer la pérdida en ambas instancias, pero pérdidas, al fin y al cabo.

Veamos qué pasa si resulta ganadora la CC, a la cual tanto temen los políticos de Chile Vamos. Es cierto que los 155 cupos (no los 172 de la CM) serán elegidos en votación popular, exactamente con las mismas reglas del juego que para nombrar diputados (donde hay 47% de centroderecha en la última elección), excepto que se corregirá por paridad (igual que los 86 elegidos por votación en CM). Hay sobradas razones para pensar que el 1/3 necesario para oponerse a que la constitución la redacte el Sr. Atria está sobradamente asegurado. Desde 1990 hasta hoy jamás ha habido una elección de Diputados donde la centroderecha saque menos del 40%, con o sin binominal y con el temor generado con las demostraciones vandálicas menos aún se va a dar esa condición. Dicho esto, considero una manipulación simplista el concepto de “ya tenemos asegurados 40 -que no necesariamente son 40 votos a favor de los valores tradicionales de la derecha- y solo nos faltan 18 para llegar al 1/3”, porque en ningún escenario políticamente realista está en riesgo que en una CC no podamos llegar a ese tercio. Sí puede existir un natural interés por querer ocupar esos puestos ellos mismos, que deben pensar que son los salvadores del país (sí…los mismos que firmaron la modificación constitucional que permite este absurdo plebiscito).

Da igual la cantidad de constituyentes de centroderecha que haya, mientras se ubique en el rango entre 1/3 y 2/3 y eso se va a conseguir sin problemas tanto en CC como en CM, pero hace mucha diferencia elegir bien a las personas. Ese grupo debiera estar compuesto por gente sacada entre juristas, historiadores, economistas, académicos, exparlamentarios con experiencia y convicción, exministros, emprendedores o pensadores…al menos por gente sensata. No por representantes elegidos solo por ser rostros conocidos y cuyo gran mérito haya sido su desempeño en el mundo de la TV, su capacidad actoral, su velocidad en una pista atlética o ser “hijo de”. Aun cuando sean los propios partidos políticos los que definan a los postulantes, la posibilidad de elegirlos en una votación abierta por sobre los rostros que ya conocemos, y de quienes hemos constatado su pobre desempeño en el que ya es reconocido como “el peor Congreso de la historia”, constituye un plus enorme, aún cuando fueran menos representantes. Prefiero ir a la guerra con 5 buques en óptimo grado de entrenamiento y con sus sistemas funcionando perfecto a hacerlo con 6 de los cuales algunos tienen dotaciones mal entrenadas, faltas de moral o con fallas irreparables.

Conclusiones:
1)      La CM mixta no tiene opción de ganarle a la CC, por lo tanto, es “perder el voto”.
2)      Al revés…votar nulo NO es perder el voto, como se ha dicho en forma reiterada. Es la complementación natural de quien vota Rechazo y no apoya ninguna de las dos formas de convención planteadas. Da pie para que los analistas políticos profundicen sobre esta señal, que puede ser histórica, y da una fuerza enorme al RECHAZO en el plebiscito de salida, incluso antes de que hagan su propuesta. Lo contrario -votar por cualquiera de las dos opciones- refuerza las “ganas” de redactar una nueva constitución.
3)      “Si los comunistas votan CC, yo voto CM”…Pensémoslo un poco más. La oposición a cualquiera de las dos opciones de la segunda papeleta NO ES la contraria entre ellas, sino la anulación. Si no, validamos que queremos que un ente distinto redacte la nueva constitución, pero…¡que la redacte!
4)      No resulta tan clara la conveniencia de demonizar la CC por sobre la CM. Incluso si se perdieran algunos sillones en la asamblea, el solo hecho de tener históricamente asegurado el 1/3 que permite vetar disparates, permite llenar los asientos de quienes estamos por la estabilidad con gente más preparada y con capacidad para redactar, debatir y negociar en forma inteligente.
5)      En el Congreso no está la gente más preparada para redactar, defender ni negociar la constitución que eventualmente regirá los destinos de la Patria por décadas.
6)      Hay que seguir rezando para que gane el RECHAZO este domingo, pero en el muy probable escenario de que ello no ocurra, partamos desde ya haciendo campaña por la única opción que quedará: el nuevo RECHAZO en dos años más. Para eso, sirve mucho más ANULAR hoy que apoyar la CM.
Que Dios nos ampare e ilumine nuestras mentes.

Jan Phillip van Nievelt