Control constituyente
Control constituyente
El Circo Constituyente
Publicado por La Tercera
Nuestros convencionales constituyentes, lejos de cumplir con el mandato entregado en el plebiscito -redactar y aprobar una propuesta de texto de Nueva Constitución-, se han dedicado a destruir de manera consistente todo asomo de legitimidad, confianza y responsabilidad en el ejercicio de sus funciones. Payasos, literalmente, que hacen gala de sus disfraces, danzas y dotes artísticos en el hemiciclo.
El circo sigue, mientras haya quién les aplauda a los payasos. Luego de 220 días y con otros 140 por delante, llegó la hora de enfrentar nuestra triste realidad: la Convención Constitucional es un circo y la mayoría de los 155 constituyentes son unos payasos.
¿Cómo así? Los payasos son aquellas personas, de poca seriedad, que nos hacen reír con sus hechos o dichos. Y nuestros convencionales constituyentes, lejos de cumplir con el mandato entregado en el plebiscito -redactar y aprobar una propuesta de texto de Nueva Constitución-, se han dedicado a destruir de manera consistente todo asomo de legitimidad, confianza y responsabilidad en el ejercicio de sus funciones. Payasos, literalmente, que hacen gala de sus disfraces, danzas y dotes artísticos en el hemiciclo; realizan destempladas declaraciones de cuando en cuando, y que, en las últimas semanas, han aprobado muchísimas tonterías que podrían terminar en nuestra Constitución. ¿Seguiremos aplaudiéndolos?
La contundente victoria del Apruebo en el plebiscito y el triunfo en las elecciones de muchos independientes y auto-designados representantes del pueblo dejaron en silencio a millones de chilenos que creímos ingenuamente -o fuimos forzados a creer- que Chile había cambiado y que debíamos depositar nuestra confianza en este nuevo órgano de representación. Pero, al parecer, Chile no cambió tanto y lo único que mutó, de manera transitoria, fue el ánimo de los chilenos en esas elecciones, motivadas por la incapacidad de un gobierno de enfrentar la crisis social, económica y sanitaria, más que por un deseo profundo de modificaciones radicales.
Los ejemplos sobran: la mayoría quiere menos políticos viviendo del aparato fiscal, y nuestra querida Convención acaba de aprobar la existencia de asambleas legislativas regionales, consejos sociales, de alcaldes y gobernadores para regiones autónomas, aumentando de manera sideral la burocracia estatal. En materia judicial, los chilenos claman por más justicia, y nuestros convencionales acaban de limitar los períodos y quitarles el fuero a los jueces, privándolos de la autonomía y estabilidad necesarias para ejercer sus funciones. En materia medioambiental, la naturaleza será sujeto de derechos; las semillas, patrimonio natural; las viviendas se “bioconstruirán”, y los animales, considerados seres sintientes que tendrán protección constitucional. Todo fantástico, pero ¿dónde quedan las personas y sus necesidades de alimentación y vivienda? Ni hablar de la expropiación de territorios y concesiones, o del rechazo de la iniciativa que garantizaba la libertad económica y reforzaba la libre competencia.
El circo sigue, mientras haya quién les aplauda a los payasos. Luego de 220 días y con otros 140 por delante, llegó la hora de enfrentar nuestra triste realidad: la Convención Constitucional es un circo y la mayoría de los 155 constituyentes son unos payasos.
¿Cómo así? Los payasos son aquellas personas, de poca seriedad, que nos hacen reír con sus hechos o dichos. Y nuestros convencionales constituyentes, lejos de cumplir con el mandato entregado en el plebiscito -redactar y aprobar una propuesta de texto de Nueva Constitución-, se han dedicado a destruir de manera consistente todo asomo de legitimidad, confianza y responsabilidad en el ejercicio de sus funciones. Payasos, literalmente, que hacen gala de sus disfraces, danzas y dotes artísticos en el hemiciclo; realizan destempladas declaraciones de cuando en cuando, y que, en las últimas semanas, han aprobado muchísimas tonterías que podrían terminar en nuestra Constitución. ¿Seguiremos aplaudiéndolos?
La contundente victoria del Apruebo en el plebiscito y el triunfo en las elecciones de muchos independientes y auto-designados representantes del pueblo dejaron en silencio a millones de chilenos que creímos ingenuamente -o fuimos forzados a creer- que Chile había cambiado y que debíamos depositar nuestra confianza en este nuevo órgano de representación. Pero, al parecer, Chile no cambió tanto y lo único que mutó, de manera transitoria, fue el ánimo de los chilenos en esas elecciones, motivadas por la incapacidad de un gobierno de enfrentar la crisis social, económica y sanitaria, más que por un deseo profundo de modificaciones radicales.
Los ejemplos sobran: la mayoría quiere menos políticos viviendo del aparato fiscal, y nuestra querida Convención acaba de aprobar la existencia de asambleas legislativas regionales, consejos sociales, de alcaldes y gobernadores para regiones autónomas, aumentando de manera sideral la burocracia estatal. En materia judicial, los chilenos claman por más justicia, y nuestros convencionales acaban de limitar los períodos y quitarles el fuero a los jueces, privándolos de la autonomía y estabilidad necesarias para ejercer sus funciones. En materia medioambiental, la naturaleza será sujeto de derechos; las semillas, patrimonio natural; las viviendas se “bioconstruirán”, y los animales, considerados seres sintientes que tendrán protección constitucional. Todo fantástico, pero ¿dónde quedan las personas y sus necesidades de alimentación y vivienda? Ni hablar de la expropiación de territorios y concesiones, o del rechazo de la iniciativa que garantizaba la libertad económica y reforzaba la libre competencia.
Al principio, los más optimistas lloraban de emoción por el momento constituyente. Luego del “Pelao” Vade y polémicas varias, muchos se decepcionaron y otros insistían en darles el voto de confianza y esperar que el peso de la República cayera sobre los hombros de estos prohombres de nuestra nación. Pero nada de ello ocurrió y, luego de varias polémicas, hoy nos encontramos a meses de un desastre total.
El show debe continuar, dirán algunos, pero cuando el futuro de Chile está en juego, es hora de parar el payaseo y empezar a exigirles a los convencionales que estén a la altura del desafío constitucional. El rechazo de salida puede ser la solución más obvia para resolver este entuerto, pero las consecuencias de seguir frustrando a un país lleno de expectativas podrían ser mucho peores. Antes de tomar medidas extremas, partamos por terminar con los aplausos condescendientes, la liviandad del análisis en los medios de comunicación y desarmemos la carpa de este oneroso circo que tiene paralizado al país y a millones sumidos en la incertidumbre y la desesperanza. La Constitución es la ley más importante de nuestro país y no podemos seguir permitiendo que sea redactada por una tropa de payasos sin gracia.
Tu vida, tu derecho:
El insólito rol del nieto chavista de Allende en la sesión de la Comisión que aprobó nacionalizar la minería
Pablo Sepúlveda Allende, médico formado en Cuba que fue pololo de una de las hijas de Chávez, fue una de las figuras, que pese a no haber alcanzado los votos necesarios para llegar a la Convención, participó activamente en la sesión en la que finalmente fue aprobada en general la inicitiva de nacionalizar la industria minera.
Pablo Salvador Luis Sepúlveda Allende, el menor de los nietos del expresidente Salvador Allende, es una de las figuras que, aunque no logró un puesto en la Convención Constitucional, tuvo un rol preponderante en la sesión de la Comisión de Medio Ambiente y Modelo Económico de este martes, en la que se aprobó en general la propuesta de nacionalizar las empresas mineras.
Con una polera roja que llevaba impresa la típica imagen que recuerda los lentes de su abuelo, quien llegó hace menos de 3 años desde Venezuela figuró al lado de la convencional Ivanna Olivares, encargada de presentar la iniciativa. Sepúlveda Allende no solo estuvo presente, sino que tuvo derecho a voz.
Con una credencial de “invitado” explicó la propuesta de la convencional y fue él quien se encargó de responder las inquietudes del resto de los convencionales.
Que Sepúlveda Allende, que es médico, había asistido en calidad de invitado ya que forma parte del Comité de Defensa y Recuperación del Cobre. Esa fue la información que dieron desde el equipo de prensa de la convencional Olivares.
“No es para nada usual que los invitados respondan preguntas que surjan sobre las propuestas”, comenta a El Líbero un integrante de la Convención.
La propuesta, Nacionalización y nueva gestión social y ambiental de la minería del cobre, litio y otros bienes estratégicos para el buen vivir, finalmente fue aprobada en general con 11 votos a favor, 6 en contra y 2 abstenciones. El objetivo es incluir en el borrador de Constitución que será votado en las urnas un artículo en el que se establezca la estatización de recursos naturales como el cobre y el litio, los principales del país.
“Voy a comenzar a responder algunas de ellas y también me van a acompañar personas que han sido parte de la elaboración de la norma, entre ellas Pablo Sepúlveda Allende, miembro del Comité de Defensa de los Bienes Estratégicos o la Coordinadora por la Renacionalización”, dijo Olivares al momento de iniciar a responder las preguntas durante la sesión.
“Ahora le voy a pedir también a Pablo, a mi compañera Carolina (Vilches) y también a María (Rivera) que me puedan apoyar con las otras preguntas”, señaló la convencional antes de darle la palabra a Sepúlveda Allende.
“Respecto a la pregunta de las indemnizaciones. Primero, aquí estamos hablando de nacionalización, no de expropiación, que son conceptos jurídicos bien establecidos. Eso está bien explicado en el Derecho Internacional (…) Respecto a los tratados internacionales, se habla de que se indemnice en caso de expropiación, no de nacionalización. Es un derecho internacional que está reconocido por la ONU (…) donde se establece el derecho de los pueblos, de los Estados, de disponer de sus recursos naturales y de su territorio”, indicó Sepúlveda Allende en respuesta a alguna de las preguntas de los convencionales (ver minuto 28:55).
En su intervención también se refirió sobre el control de la producción:
“Es muy importante la nacionalización porque con ella controlamos la producción y los ingresos que se obtienen por la explotación minera. Además controlamos la evasión que se produce por la acción de la gran minería privada y la primera de ella es donde se va el cobre y lamentablemente es imposible controlar la cantidad real que se exporta, de acuerdo a varios informes de Naciones Unidas en Chile que exponen que no se contabilizan las ventas verdaderas del cobre y de los otros minerales que va en el concentrado de cobre”.
El nieto de Allende, uno de los tres hijos de Carmen Paz Allende Bussi y Héctor Sepúlveda, fue candidato a la Convención Constituyente por la lista Movimientos Sociales: Unidad Independiente. Se lanzó por el distrito 10 (Santiago, Ñuñoa, Macul, La Granja Providencia y San Joaquín), pero solo obtuvo 1.685 votos (0,4% de los sufragios), que no le alcanzaron para lograr un cupo.
Durante su candidatura apostaba a la “renacionalización del cobre y del litio como bandera para poder dar respuesta a las demandas sociales que nuestro pueblo exige y poder tomar el camino de un nuevo modelo de desarrollo que salga de este capitalismo salvaje”.
Fue “compañero” de una de las hijas de Chávez
El nieto de Allende no saltó a la palestra pública desde que se candidateó a la Convención. Sepúlveda Allende vivió por 10 años en Venezuela y sus vínculos con el chavismo fueron de tal nivel que en el año 2009 fue pololo de María Gabriela Chávez, una de las hijas del líder del régimen.
El nexo entre ambos, que ya había trascendido en algunos medios, fue confirmado por el propio Hugo Chávez, cuando en la ediciones del 3 de mayo de 2009 de su programa de televisión dominical “Aló Presidente”, el Mandatario venezolano vio a Sepúlveda Allende, médico formado en Cuba, entre las personas que estaban en el lugar, un laboratorio, y lo saluda efusivamente.
En vivo, como se transmitía ese programa, el jefe del régimen venezolano le dijo a Sepúlveda Allende: “¡Pablo! (…) un médico chileno, compañero de María y nieto de Salvador Allende” (ver minuto 39:30). “¿Todo bien, la familia?”, le preguntó Chávez antes de seguir su recorrido.
Para ese entonces medios internacionales aseguraban que al nieto de Allende y a la hija de Chávez los había presentado el propio Mandatario venezolano en una entrega de becas, hecho este que habría ocurrido a finales del año 2008. Luego de eso, para principios del año 2009, Sepúlveda Allende se habría mudado a Caracas. Al parecer se hospedó en La Casona, residencia oficial de la familia presidencial.
Según la prensa europea, la hija de Chávez, cuatro años menor que el nieto de Allende y para el momento del inicio del romance madre de un hijo, “había logrado convencer a Sepúlveda Allende de que abandonara el centro médico en el que trabajaba en Coquimbo, inaugurado por su abuelo, también médico, para residir en Venezuela”. No más de un año después los medios ya informaban que la relación había terminado.
“El nieto chavista de Salvador Allende”
Sepúlveda Allende, que nació en México debido a que sus padres se encontraban en ese país en el exilio, ejerció su profesión en Venezuela en el servicio médico denominado Barrio Adentro, que fue un programa creado durante el mandato de Chávez con el objetivo, no logrado, de descongestionar los hospitales principales. En este sistema, los médicos, mayoritariamente cubanos, trabajaban en establecimientos ubicados en las propias comunidades y desde allí eran los encargados de brindar atención primaria.
Así lo informó el medio digital venezolano Cuatro F, al que el médico concedió una entrevista en agosto de 2019 en el marco de su participación en el XXV Foro de Sao Paulo, al que asistió como miembro del capítulo venezolano de la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad, organización en la que se desempeñaba como coordinador desde abril de 2018.
“Lo llaman el nieto chavista de Salvador Allende porque está convencido de que ‘ser Allendista y no ser Chavista es una contradicción ideológica”, se asevera en la referida entrevista. De hecho, esa misma cita la tiene Sepúlveda Allende en la biografía de su cuenta en Twitter: “#APRUEBO… pero no basta con aprobar. Hay que organizarse y luchar aún más 《Ser Allendista y no ser Chavista es una contradicción ideológica》”.
Criticó informe de Bachelet sobre la situación de los derechos humanos en Venezuela
Sepúlveda Allende fue crítico en cuanto al informe que, en su calidad de Alta Comisionada de la Organización de Naciones Unidas, presentó Michelle Bachelet sobre la situación de los derechos humanos en ese país.
El nombre del nieto de Allende figura entre quienes suscribieron una declaración internacional que fue publicada en la página web del Ministerio de Relaciones Exteriores de ese nación bajo el título “Defensores de DDHH, dirigentes sociales y políticos en América Latina expresan desacuerdo con el Informe de la Alta Comisionada de DDHH sobre Venezuela”.
“La información presentada se muestra poco objetiva y falla en analizar de forma crítica las causas que subyacen a la actual situación económica y social. El informe omite analizar a fondo el impacto que el conjunto de sanciones impuestas, principalmente desde Estados Unidos, ha tenido en el detrimento de las condiciones de bienestar de la ciudadanía venezolana. Estas sanciones, tanto económicas, como comerciales, son en amplia medida, responsables de la crisis en sectores como los alimentos y los recursos médicos”, se indica en el documento que Sepúlveda Allende firmó. Eso sí, él mismo había formado parte de la comitiva que recibió a la expresidenta a su llegada a Venezuela el 19 de junio de 2019.
En esa ocasión Sepúlveda Allende le entregó una carta de tres páginas a la exmandataria. Así lo señaló en entrevista concedida a El Líbero en esa oportunidad. “En la carta le solicito que en su informe mencione el bloqueo económico que está sufriendo Venezuela y que es en gran parte responsable de la crisis, le explico con cifras y datos la situación”, dijo entonces.
El informe que el nieto de Allende rechazó causó revuelo internacional, debido a que se trató de un documento que alertó sobre la violación de derechos humanos en Venezuela.
“Se considera que existen motivos razonables para creer que se han cometido graves violaciones de los derechos económicos y sociales, incluidos los derechos a la alimentación y la salud, en Venezuela (…). Durante más de un decenio, Venezuela ha adoptado e implementado una serie de leyes, políticas y prácticas que han restringido el espacio democrático, debilitado las instituciones públicas y menoscabado la independencia del poder judicial (…). Todo ello ha permitido al Gobierno cometer numerosas violaciones de los derechos humanos”, se señala en las conclusiones del informe.
Fue detenido en las manifestaciones de Plaza Italia
En el marco de las protestas que se dieron en Plaza Italia a partir de octubre de 2019, Sepúlveda Allende asistió a algunas movilizaciones y en una ocasión fue parte de un grupo de aprehendidos.
En esa oportunidad argumentó que pasaba por el lugar en su calidad de médico, como integrante de Brigada Sanitaria del Movimiento Salud en Resistencia. Lo detuvieron por no contar con el permiso temporal de movilización que se exigía en esa etapa de la pandemia, cuando se trataba de comunas en cuarentena. Luego fue dejado en libertad.
Publicado por El Líbero