UN PRESENTE GRIEGO



UN PRESENTE GRIEGO

 

Humberto Julio Reyes

Desde que conociera el significado de esta expresión hace ya muchos años, he tenido la oportunidad de aplicarla a diversos casos de la vida real, especialmente en el campo de la política, donde lo que parece inicialmente una distinción o muestra de confianza termina siendo un serio perjuicio para el prestigio del aparentemente favorecido cuando “no da el ancho”.

Seguramente usted apreciado lector estará recordando algún caso particular que ojalá se refiera a un tercero y no a usted mismo.

Pero antes de entrar al tema de fondo parto por preguntar si existirán personas capaces de rehusar un aparentemente atractivo ofrecimiento si advierten que no están realmente calificadas para ejercer determinado cargo lo que implica necesariamente y en forma previa conocer las propias fortalezas y debilidades. Difícil.

Menciono lo anterior para dejar claro que no me anima el propósito de hacer leña del árbol caído ya que a caballo regalado no se le mira el diente sino que para señalar que, en mi modesto entender, es quien nombra a una persona inadecuada para un cargo el verdadero responsable de los consiguientes e inevitables desaciertos.

A estas alturas el paciente lector ya advierte que estas líneas están motivadas por una reciente “chambonada” para usar la expresión de la misma persona que la cometió y que la extrajo del baúl de los recuerdos para intentar refocilarse con lo que habría sido un error de la administración anterior de la cual fue férrea y destacada opositora.

Así la flamante Ministro fue por lana y salió trasquilada, independientemente de lo que concluyan más adelante las investigaciones en curso y que buscarían determinar quién la indujo a error.

Me adelanto a su resultados: nadie la indujo sino que creyó ver la oportunidad de reprochar públicamente hechos censurables a quienes pretendían pedirle cuentas de sus recientes actuaciones. Basta ver el tono y términos empleados en su intervención.

Ayer escuchaba en un programa matinal a dos personalidades que anteriormente ejercieron el mismo cargo y, aunque ninguno de los dos la censuró abiertamente, resultó evidente que la decisión de hacer uso nuevamente de determinada “información” ha sido de su exclusiva responsabilidad.

¿Aprenderá de la experiencia?

Aunque los palos enseñan a gente lo veo difícil ya que pasar sin transición del papel de fogueada activista política al de improvisada servidora pública requiere probablemente de un esfuerzo intelectual dificultado por una manifiesta carga ideológica.

Leí una opinión achacando el error a que no estaba en el ministerio adecuado para sus capacidades. Pregunto: ¿cómo lo hubiera hecho como Ministro de Salud en lugar de quienes ejercieron el cargo teniéndola permanentemente como tenaz opositora de todas la medidas que hoy han sido reconocidas internacionalmente como adecuadas?

Por ello, quizás, mal podría quien la nombró obsequiándole el presente griego reconvenirla aunque fuera en privado. Él es el responsable de esta y otras malas elecciones.

Por lo demás, ¿cómo podría hacerlo quien calificó públicamente de “inaceptable” el supuesto atraso del Rey de España sin que hasta el día de hoy se le conozca disculpa por tamaña chambonada?

Él parece que también recibió de parte de sus votantes un presente griego.

 

10 de abr. de 22