A PUNTO DEL DESCARRILAMIENTO.



A PUNTO DEL DESCARRILAMIENTO.

  Una luz al final del túnel

         Me había llamado la atención que Toribio guardara silencio existiendo tanto material para no hacerlo, especialmente a partir de que la tercera infantil entrara a la cancha para dirigir los destinos de la República de Chile, que algunos se empeñan en omitir dicho carácter y cuestionan además los símbolo patrios -incluyendo a quien con acertado juicio han bautizado como “el merluzo”-. De manera que, hablando con él me dio sus razones:

– Simplemente terapia emocional, psicológica. Hastiado de matinales con rostros que opinan como expertos sin serlo; periodistas que quieren brillar como estrellas en largas peroratas sin dejar opinar y fundamentar a sus invitados; pseudos expertos o analistas internacionales, electorales y un largo etc.; los acuerdos de la Convención constitucional presa de una mayoría de resentidos, ignorantes que han convertido ese espacio democrático no en un circo sino en “una bolsa de gatos” como lo vaticinara el exguerrillero y expresidente de Uruguay José Mujica, empeñados producto de su miopía y oscurantismo en la deconstrucción de la República, tirando al tacho de la basura los más de 200 años que han hecho a nuestra nación modelo de Latinoamérica y respetada y admirada en el mundo, elaborando una propuesta de constitución propia de Equus africanus asinus como la ha calificado un destacado abogado y catedrático, he preferido ocupar mi tiempo en la lectura y en cosas más productivas.

-¿Pero, cuál es tu opinión de la situación actual?- insisto.

– Mira, me dijo: Mi opinión coincide con la de destacados académicos y columnistas que la han denunciado hace años y a muy pocos les ha importado producto del frenesí ostentado en la demanda de mayores bienes y mejorar estatus, descuidando valores fundamentales que han sido parte de nuestra formación cristiana occidental. Nos hemos dormido en los laureles y no solo en Chile, sino que en gran parte del mundo occidental. El neo comunismo después de la caída de la Unión Soviética descubrió “la pólvora” que no era necesario asaltar el poder para terminar con el capitalismo que según ellos tenía sumido en la pobreza a las naciones en manos de una clase dirigente rica y poderosa que los oprimía y ha puesto en práctica la teoría de Antonio Gramsci de hace más de 100 años en busca de la hegemonía cultural, copando todos los espacios factibles en la educación, en especial en la universitaria que al cabo de 30 años ha dado sus frutos; en las artes, en los medios de comunicación, organizaciones sociales intermedias, etc., etc.

-Y aquí tenemos los frutos: Estudiantes universitarios que se tomaron las calles sin haber terminados sus estudios, saltaron al Congreso sin haber trabajado un “puto peso” y haber sido  mantenidos y estudiado gracias al esfuerzo de sus padres en ese nefasto capitalismo y hoy día los tenemos gobernando con un mandatario que hace seis meses reconocía que no tenía la preparación para postular a dicho cargo, amén de otras debilidades que omitiremos. Somos víctimas de un revolución cultural manejada por una minoría fuertemente ideologizada de la izquierda radical, pero muy bien organizada y financiada por las principales riquezas que sustentan el globalismo extremo, contando con el apoyo de la ONU dominada por la izquierda que se ha impuesto por sobre las soberanías nacionales ante gobiernos débiles como el nuestro, organismo cuya razón fundamental de su creación ha resultado absolutamente ineficaz e ineficiente con la guerra en Crimea.

“La Fatal Ignorancia” – de A. Kaiser- sentó feudos en la derecha que confiada en sus éxitos económicos no le permitió ver el bosque que lo dejó en manos de la izquierda dura, hoy de la mano del narcoterrorismo y de la delincuencia desatada que mantiene atemorizada a gran parte de la población, en especial en la macrozona sur, vetada incluso a las autoridades que no han sido capaces de denunciar a la fiscalía cuando han sido recibidos a balazos, fundamentando su omisión en que el diálogo sería el arma para lograr su objetivo;  y en la creencia estúpida que el otorgamiento de beneficios carcelarios a criminales contribuiría a tales fines. Esta “Revolución Cultural” en desarrollo es el smog que envenena a la familia chilena, crudamente denunciada y cimentada en un texto de la Acción Familia; por otra parte, los agudos, objetivos y certeros comentarios del abogado y periodista de Tomás Mosciatti, amén de algunos columnistas de la izquierda democrática, permiten visualizar una pequeña luz al final del túnel, a lo cual se ha sumado el expresidente Lagos, Pepe Auth, Cristián Riego, Ernesto Ottone, Sebastián Soto,  los “amarillos” encabezados Cristián Warnken, etc.

 Pero faltan “gallos en la pelea”. Aquellos de derecha y de la izquierda democrática que votaron y llamaron hacerlo por el “apruebo” tengan el valor y la decencia de reconocer que lo aprobado hasta la fecha hace inviable un proyecto democrático y que dividirá al país, arriesgándolo a una crisis social, política y económica mucho mayor que las anteriores al pretender refundar el Estado. Es el momento de obviar las diferencias antes del plebiscito y después se podrán poner los “guantes de 15 onzas”, pero se requiere mantener el concepto de República unitaria con un destino común, sus símbolos patrios, la distribución de poderes del Estado y respetar los derechos fraguados a través de 200 años con el esfuerzo de todas las generaciones, sin perjuicio de incorporar las modificaciones necesarias a la Constitución de Ricardo Lagos del 2005.

Me adhiero a la idea sugerida por un amigo de organizar una especie de CODE, Confederación para la Democracia de los años 70 pero integrando además a la DC., P.R. y el PPD; o bien una Nueva Alianza Democrática con los mismos integrantes para revertir la catástrofe que se avecina a pasos acelerados. ¿Sería mucho pedir por el bien de Chile?

Fernando Hormazábal Díaz

General de Brigada (R)