LLEGÓ EL DEMONIO MARXISTA
LLEGÓ EL DEMONIO MARXISTA
Por Cristián Valenzuela |
“Somos comunistas desde el jardín infantil, hijas y nietas de la Gladys Marín”, cantaban la ministra Vallejo y la diputada Serrano en noviembre pasado, en un pegajoso clip de la campaña parlamentaria. Ellas, orgullosas del comunismo y el marxismo, ironizaban sobre la campaña del terror que se cierne sobre el Partido Comunista, su historia e ideas. “Llegó el demonio marxista, traigan al exorcista”, remataba la canción.
Algunos meses después, nadie podría dudar que el demonio marxista llegó a Chile y está instalado en La Moneda, al lado del Presidente Boric. Pero no es precisamente la vocera de gobierno quien encarna esa figura, sino que el presidente del PC, Guillermo Teillier, quien se ha convertido en el personaje político más poderoso e influyente en el gobierno. Desde las sombras, dirige y articula todas las decisiones, avances y frenos de la gestión política y social de este gobierno.
Fue el Partido Comunista uno de los que instigó el estallido social y agitó a las organizaciones sociales en los días previos al acuerdo del 15 de noviembre, al que se opusieron tajantemente. Fueron ellos quienes, a lo largo de toda la Convención, diseñaron e impusieron el modelo político, económico y social que estructura la propuesta constitucional y que los representa, en palabras de Teillier, en un 99%. Los mismos, finalmente, que se oponen a cualquier compromiso de cambio en caso de ganar el Apruebo y que preparan, en estos días, una puesta en escena para darle viabilidad política a un plebiscito que cada día se les pone más cuesta arriba.
¿Cómo es posible que un partido que no llega al 10% del Parlamento y de los principales cargos de elección popular tenga tanta influencia y poder en el panorama político de nuestro país? Principalmente por su disciplina, coherencia y planificación estratégica. No es casualidad que hayan elegido las comunicaciones, las relaciones con los sindicatos y la supervisión de las Fuerzas Armadas como los ejes de su acción política, porque saben que ahí se juega gran parte de la apariencia de poder que es necesaria para influir en las decisiones. No es coincidencia, tampoco, que las disputas internas del PC no se ventilen públicamente y que sus liderazgos se cuadren, por acción u omisión, con el principal dirigente del partido.
La impronta del Partido Comunista seguirá marcando el devenir de este gobierno, no solo por su acción presente, sino porque tienen la llave para avanzar en cualquier cambio futuro. El Partido Comunista no se juega la vida el 4 de septiembre, pues Guillermo Teillier seguirá controlando políticamente a este gobierno, gane o pierda el Apruebo. El proyecto comunista es de largo plazo y si bien nunca habían estado tan cerca del poder como ahora, el proceso de transformación continúa y se actualiza de manera permanente, creando las condiciones que les permitan alcanzar el poder total.
Nota: Este artículo fue publicado originalmente por La Tercera PM, el miércoles 10 de agosto de 2022.