A 50 AÑOS



A 50 AÑOS

En Chile los idealistas de izquierda en esos años se seguían a Cuba, veamos su realidad y algo de lo que sucedía acá:

 

 

 

Pero Chile tuvo la fortuna de tener un Estadista:

EL PRESIDENTE PINOCHET

EL PRESIDENTE PINOCHET,
EL MAYOR ESTADISTA CHILENO DEL SIGLO XX.

¿Qué es un ESTADISTA?, la RAE lo define con precisión: Persona con gran saber y experiencia en los asuntos del Estado. Boric es un sólido ejemplo en versión carencia.

En 1927, José Ortega y Gasset clasificó a los gobernantes en estadistas, escrupulosos y pusilánimes. En Chile, Pinochet fue Estadista; Frei (hijo) fue escrupuloso y Boric es pusilánime. Tampoco deben confundirse “político” e “intelectual”: el político “se ocupa”, el intelectual “se preocupa”.

Según Ortega, normalmente ocurre que el estadista es incomprendido, porque se ocupa con las cuestiones de largo plazo y toma decisiones impopulares a corto plazo, en tanto que la mayoría de los políticos se preocupan de los resultados inmediatos de sus acciones sin considerar las consecuencias pues que cuando éstas se produzcan, ellos ya no estarán.

El Político con una misión creadora, es magnánimo; el individuo sin misión creadora es pusilánime. Pinochet y Boric.

PINOCHET ESTADISTA

La crisis económica provocada deliberada y culpablemente por Allende desde 1971 a 1973 fue generada principalmente por las políticas erróneas que se aplicaron durante su gobierno. Fue uno de los catalizadores de la crisis política que vivió el país y que provocaron la crisis económica que se manifestó en una inflación de tres dígitos, – llegó al 606 %-, la más alta en la historia de Chile.

Allende, creía que había una capacidad instalada ociosa, por lo que implementó una política económica de expansión de la demanda. Creía que así haría disminuir la cantidad de recursos ociosos y no tendría efectos negativos en la economía.

Se aumentó el gasto fiscal que llevó a un aumento en el déficit fiscal. Como este déficit se financiaba con emisión de papel/dinero del Banco

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Central, se produjo una expansión monetaria. Todo este plan económico fue realizado por el ministro de Economía Pedro Vuskovic y fue un fracaso estrepitoso.

La transformación económica chilena entre 1973-2003

El presidente Pinochet se hizo cargo de una economía en ruinas, una población en la miseria, inflación, escasez y colas. Un país en retroceso integral.

Las reformas económicas de los 70′ y 80′, significaron en términos económicos y sociales la instalación de una nueva manera de enfrentar el desarrollo de la sociedad, constituyéndose en un cambio radical de la política económica del país.

Como consecuencia de la dramática situación de la economía socialista dejada por la UP, se planteó la necesidad de liberalizar la, hasta entonces, cerrada economía chilena, que adolecía de una férrea regulación del Estado, actuando éste como empresario, promotor de la inversión y de la industrialización.
Se eliminaron muchos controles del Estado y se estimuló la inversión nacional y extranjera.
La primera etapa del modelo liberal chileno, que comprendió los años 1974 a 1982, se caracterizó por una férrea ortodoxia de los postulados liberales.

A partir de 1985, con la incorporación de Hernán Büchi como Ministro de Hacienda, se inició una etapa de flexibilización de las políticas económicas, más elástica y pragmática. De este modo se aceleró e intensificó la privatización de las empresas estatales y de los servicios sociales con el objetivo de reactivar la alicaída economía nacional. Asimismo, se redefinieron algunas funciones del Estado, con atribuciones subsidiarias y fiscalizadoras de los desequilibrios macroeconómicos. Se ha escrito mucho al respecto y los únicos detractores de esas políticas son los culpables de la ruina económica de los años 1971 al 1973 y de algunos nostálgicos del socialismo.

El mejor homenaje de la Concertación a Pinochet fue la continuación del modelo económico neoliberal de la década de 1990 que se mantuvo durante las administraciones de los presidentes Patricio Aylwin Azócar, Eduardo Frei Ruiz-Tagle y Ricardo Lagos Escobar.

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La prosperidad chilena

Mas allá de las inevitables críticas socialistas, el éxito económico del Gobierno Militar es reconocido mundialmente. Para confirmarlo, solo una pocas cifras: PIB per cápita estimado para 2022 US$30.000; Porcentaje de la población en situación de pobreza, 8,6%; Inflación estimada 2018, 3,1%; tasa estimada de desempleo 2018, 7%.

La muy mala gestión del Gobierno de Bachelet y la peor del de Boric han puesto a Chile en un camino de retroceso socialista evidente, del cual la opinión pública ha acusado recibo imponiéndole dos grandes derrotas electorales seguidas.

La transición a la democracia

También llamada retorno a la democracia, transición democrática o regreso al sistema democrático, se refiere al período histórico de restablecimiento democrático.
Chile bajo el Gobierno Militar del presidente Pinochet es el único caso conocido de una “Dictadura” exitosa que llama a un plebiscito para poner fin a su administración, lo pierde, y llama a elecciones libres, secretas e informadas y luego entrega su exitoso gobierno a los vencedores, con gran estilo y forma.

Toda comparación con los dictadores socialistas y comunistas que terminan en orgías de violencia, y entrega de países y sociedades arruinadas, amargadas y destrozadas, es imposible. Algo curioso es el entusiasmo con que los críticos al Gobierno Militar aplauden a homicidas como Fidel Castro y su Che Guevara, Maduro, Chávez, Ortega, y cientos de milicotes y bandidos civiles que por decirse socialistas reciben la benevolencia política de muchos gobierno y grupos políticos.

Sabotaje económico Norteamericano

La crisis de las uvas chilenas de 1989, también conocida como crisis de las uvas envenenadas, fue un incidente que involucró a dos granos de uva chilena de exportación que fueron encontrados con cianuro luego de una amenaza telefónica hecha a la embajada de los Estados Unidos en Santiago de Chile señalando que los cargamentos de frutas exportados hacia Estados Unidos y Japón serían contaminados con cianuro.

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Tras los análisis de laboratorio, se confirmó la existencia de cianuro, en dosis muy pequeñas. El 13 de marzo, el comisionado de la FDA, Frank Young, informó públicamente del hallazgo de ambos granos y se anunció la retención de toda la fruta proveniente de Chile y se sugirió retirarla de los comercios y evitar su consumo. Canadá y Japón también siguieron las medidas estadounidenses y realizaron un embargo de todas las frutas y verduras importadas desde Chile. No se encontraron más frutas contaminadas, pero la FDA prohibió la importación de frutas chilenas y advirtió a la población de no consumir uvas o cualquier fruta chilena. Una agresión económica maligna a un país que se partía el alma por hacerse un nombre como exportador de frutas. Gracias EEUU!.

Agresión militar Cubana y del Partido Comunista

La internación de armas de Carrizal Bajo fue una fallida operación llevada a cabo por el Frente Manuel Rodríguez (FPMR) a mediados de 1986. Esta consistía en ingresar a Chile, por vía marítima y de manera clandestina, un cuantioso arsenal enviado por el gobierno cubano de Fidel Castro hasta la nortina localidad de Carrizal Bajo. Estas armas serían empleadas por el FPMR (Brazo armado del PC) en acciones armadas contra el gobierno de Chile. La operación fue descubierta por los servicios de seguridad del gobierno el 6 de agosto de 1986

La operación se inició a principios de 1985. Sus organizadores fueron el general Alejandro Ronda Marrero, jefe de la Dirección de Tropas Especiales del ministerio del interior cubano, y Guillermo Teillier, jefe de la comisión militar del Partido Comunista de Chile.

Este ataque preveía comenzar con el asesinato del presidente Pinochet -el atentado se efectuó 7 de septiembre de 1986 y fracasó- y sería seguido de un alzamiento armado (que fue contenido y sus a fuerzas encarceladas). Se puede apreciar que las personas que “pensaban distinto” y eran perseguidas y encarceladas por los organismos de seguridad de Chile en realidad eran parte de un ejército agresor formado por traidores y organizado y dirigido por Cuba.

Agresión armada Peruana.

Chile afrontaba un grave aislamiento internacional -producto de la movilización de los simpatizantes de la izquierda mundial-

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En la década de 1970 hubo una alta posibilidad de conflicto armado entre Chile y Perú, y entre Chile y Argentina, y quizás incluso entre ambos países y Chile, así como de un conflicto entre Perú y Ecuador.

La raíz de esta posibilidad se hunde en la historia del siglo XIX, y complicada por los avatares ideológicos de la Guerra Fría. En el caso de Perú, existía un origen implacable, la Guerra del Pacífico (1879- 1883). El tratado de paz final con Perú solo se firmó en 1929. La llegada al poder del régimen militar socialista/nacionalista del general Juan Velasco Alvarado en 1968 complicó el horizonte de Chile. La llegada al gobierno de Chile de la coalición de la izquierda liderada por Allende en 1970 no calmó las cosas.

El gobierno socialista/nacionalista peruano alimentó la desconfianza e intensificó la memoria de la Guerra del Pacífico lo que sirvió para legitimar una gran compra de armamentos a la Unión Soviética.
Tras la llegada del Gobierno militar en Chile en 1973 y el ascenso de un régimen antimarxista, la desconfianza mutua se intensificó. Entre 1973 y 1975 se especuló mucho acerca de una guerra inminente, vista en Chile como un ataque fulminante por parte de Perú, pero también temida por otros Estados en la región y por las grandes potencias.

La izquierda chilena apoyó la operación de Velasco y se preparó para su asalto al poder. Cuba ofreció una División blindada que el nuevo Gobierno del Perú rechazó y que Castro terminó enviando a Angola a matar a africanos.

Chile, discreta pero firmemente movilizó a sus FFAA, las desplegó en la primera y segunda regiones, alistó a su población civil y se preparó para la guerra, sin alardes ni fanfarrias. El gobierno militar del Perú depuso al marxista general Velasco Alvarado y puso al mando de país un general democrático, el general Morales Bermúdez, con lo que el proyecto de ataque se canceló.

Enmienda Kennedy

La izquierda norteamericana, -enemiga de Chile- ya venía agrediendo económica y diplomáticamente al Gobierno Militar- pero no le bastó. En 1978 el conflicto desatado por Argentina al haber sido derrotada por Chile en el pleito por la Islas al sur del canal Beagle, se jugó a fondo amenazando y haciendo aparatosas maniobras militares y

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discursos incendiarios que pretendían que el Presidente Pinochet se asustara y rindiera a nuestro país.
Pretendían hacernos caer en gastos exorbitantes y arruinar la economía que ya estaba de subida, fuertemente. Pinochet conservó los nervios e impuso su voluntad. Todo un estadista. Chile y sus FFAA triunfaron de nuevo, imponiendo la paz.

El aporte de EEUU, la Primera Potencia Mundial y gran aliado de la democracia en Latinoamérica, planteó a Chile un embargo total de armamentos, municiones, repuestos, vestuario, equipos logísticos, en fin todo lo que oliera a militar. Otros países como España, Suiza, Austria, UK, Francia, se unieron al embargo, incluso negándose a enviar equipos ya comprados y pagados.

La enmienda Kennedy y el bloqueo aplicado contra Chile por otros países sobre la comercialización de armas intentaba reducir a Chile y a sus FFAA a la indefensión.
Era la forma diplomática con que el congreso estadounidense pretendía presionar a Pinochet.
La enmienda Kennedy fue derogada, pero la muerte de su impulsor no nos hizo ni hará olvidar la traición de nuestros amigos,

Chile Argentina 1978

Mientras no se encontraba solución al conflicto, en Argentina se acumulaban en las medidas para presionar a Chile y obligarlo a abandonar el laudo arbitral.
En octubre de 1978 los presidentes de Argentina y Bolivia ratificaron su solidaridad mediante un comunicado que unía el pedido de Bolivia de salida al mar —que había perdido tras la guerra del Pacífico— con la cuestión de la soberanía argentina en el Atlántico Sur, incluyendo a las Falkland y el Beagle.

Las Fuerzas Armadas argentinas elaboraron la Operación Soberanía para «cortar» Chile en varias partes por medio de una invasión. La preparación y las maniobras militares a lo largo de la frontera se realizaron públicamente con gran profusión de noticias:

Emilio Massera realizó una «vigilia de armas» en Ushuaia, una costumbre medieval de tono místico.
Los envíos de tropas fueron acompañados de gran algarabía, cánticos y desfiles. Cantantes populares concurrieron a los cuarteles para actuar y entretener a la tropa. Se realizaron ejercicios de

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oscurecimiento, también en ciudades que difícilmente podían ser atacadas.
La sucesión de maniobras militares en 1978 fueron difundidas y comentadas ampliamente por la prensa.

Algunos militares extremaron un discurso belicista:
Promesa de un oficial argentino: «Cruzaremos los Andes, les comeremos las gallinas y violaremos a las mujeres.»
Luciano Benjamín Menéndez, general de división y comandante del III Cuerpo de Ejército, dijo: «Si nos dejan atacar a los “chilotes”, los corremos hasta la isla de Pascua, el brindis de fin de año lo haremos en el Palacio La Moneda y después iremos a mear el champán en el Pacífico».
El embajador de Chile ante la OEA da a conocer la expulsión de más de 4000 chilenos residentes en Argentina.
El presidente argentino Jorge Rafael Videla, durante el encuentro de Puerto Montt, amenazó con la guerra si Chile no cambiaba su posición en las negociaciones: «las negociaciones directas constituyen la única vía pacífica para solucionar el conflicto”»

Como Chile con su presidente a la cabeza se mantuvo impertérrito, no les que quedó otra alternativa que cerrar el capítulo y volver cada uno a su casa. No hubo guerra porque los agresores vieron que habría que luchar, y no se atrevieron.

Terremoto

El 3 de marzo de 1985 a las 19:47 de la tarde un sismo magnitud 8 remeció a las regiones de Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana, O’Higgins, Maule y en menor medida Bio-Bio.
El epicentro estuvo localizado en el mar, entre Valparaíso y Algarrobo, a unos 20 km de la costa y unos 15 km de profundidad. Los informes oficiales registraron 177 personas muertas, 2.575 resultaron heridas y 979.792 con sus viviendas o propiedades damnificadas. Un total de 142.489 viviendas fueron destruidas, registrándose además numerosos deslizamientos de tierra, rotura de pavimento, caída de puentes y daños considerables en la infraestructura de los pueblos afectados, con interrupción prolongada de los servicios básicos.

Sin alardes, sin fanfarrias, con trabajo duro y organizado el Gobierno se empleó a fondo con la reconstrucción que se hizo en forma rápida y eficiente. Exactamente al revés del terremoto de Antofagasta, ocurrido

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en la Administración socialista de Bachelet del cual aun hay varios cientos de millones de dólares perdidos y obras que se financiaron y nunca se hicieron.

Por favor trate de imaginar a Boric o a Bachelet tratando de gobernar en tiempos así de difíciles.

Chile retrocede y se empobrece; la palabrería intenta reemplazar a la acción; internacionalmente Chile hace el loco con un presidente mamarracho, que da palos de ciego insultando a diestra y siniestra, COMO SE EXTRAÑA LA FALTA DE UN VERDADERO ESTADISTA.

Melosilla, 8 de Junio 2023. Fernando Thauby García