El Último de los Pinochetistas
El Último de los Pinochetistas
Se ha corrido la voz de que soy pinochetista y, como no parece haber nadie más dispuesto a admitir esa condición, tengo mi agenda de entrevistas copada y hasta requerimientos del Reino Unido y de Francia para que explique tan insólita postura.
Desde que estallaron todos los circuitos de la política interna cuando, respondiendo al escritor de izquierda Cristián Warnken en entrevista de ICARE, el consejero constitucional republicano elegido con la primera mayoría nacional, Luis Silva, le respondiera que Pinochet había sido un estadista de significación histórica, se produjeron las siguientes reacciones escandalizadas:
(1) La Cámara de Diputados adoptó un Acuerdo (tal como el del llamado a deponer a Allende del 22 de agosto de 1973) rechazando por 69 votos contra 52 y 12 abstenciones, el calificativo de “estadista” empleado por Silva para describir a Pinochet. (Guillermo Ramírez, UDI, se abstuvo).
(2) El presidente de la República, en un enfurecido tuit, calificó al expresidente con un rosario de epítetos injuriosos y calumniosos que nunca en la historia de Chile se habían conocido de parte de un jefe de Estado en ejercicio, referidos a un antecesor. Y el egresado de derecho terminaba con un dictum mandatorio: “Estadista, jamás”.
(3) El columnista de El Mercurio, Carlos Peña, también lapidó al mismo consejero Silva desde las páginas del decano, por calificar de “estadista” a Pinochet. Peña hasta se abstuvo, por una vez, de citar a varios autores, con tal de no restar énfasis a su condena.
(4) La profesora de filosofía de la Universidad de Santiago, Diana Aurenque, escribió en La Tercera: “Sueño con una derecha que no diga ‘gobierno militar’ y que (no) llame al dictador ‘estadista'”
(5) También en La Tercera el columnista Daniel Matamala despachó una diatriba que recordaba a las de Darío Sainte-Marie y su Clarín de los años ’50 a ’70, cuando insultaba a adversarios políticos. Quedó al nivel de Boric e igual que éste, profería: “asesino, ladrón, traidor, torturador, secuestrador”. Obviamente lo desvirtué todo en este mismo blog (“De Matamala en Matapeor”- 5 de junio).
(6) Ha llegado a tanto la sumisión informativa interna (por llamarla de alguna manera) que la lectora de noticias Constanza Santa María, de TVN, ha sido objeto de un centenar de denuncias ante el Consejo Nacional de Radio y Televisión por haber dicho las “inaceptables” palabras “expresidente Pinochet”. Se demanda una sanción en su contra.
La opinión pública, ante todo esto, reaccionó de manera inesperada, pues mostró en una encuesta a Pinochet recibiendo una aprobación ciudadana 15 puntos superior a la del presidente Boric.
Extraño el Chile en que había plena libertad de expresión. Era otro Chile. El que nos había legado en 1990 el estadista y presidente Augusto Pinochet.