A 50 AÑOS



A 50 AÑOS

La verdadera Historia:

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Fracaso

Frustrado debe sentirse el Gobierno por su fracasado intento de internacionalizar la conmemoración de los 50 años del trágico rompimiento de la democracia chilena.

Decenas de líderes mundiales fueron convocados; mayoritariamente prefirieron restarse, sin siquiera preocuparse de mandar sustitutos relevantes.

De poco valió el costoso e importante despliegue de la Cancillería. Para evitar conflictos y contradicciones, y facilitar la asistencia, se omitió invitar a Maduro, Ortega y a Díaz Canel. Para agradar al Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), se excluyó a la Presidenta legítima de Perú, Dina Boluarte. En nada cambió la acogida. La mayoría de los invitados anticiparon que no tendrían suficiente ni tan buena compañía. Se esperaba a lo menos a Lula, Macron, Trudeau, al secretario general de Naciones Unidas y similares figuras de la política internacional, ocupados en otras prioridades de sus ciudadanos, y del presente y futuro de la humanidad.

De los escasos mandatarios asistentes, destacan dos petulantes y entrometidos presidentes salientes, AMLO, de México, y Alberto Fernández, de Argentina, que a lo mejor se verá forzado a asistir a la reunión de los G20, en búsqueda de auxilio por su catastrófica gestión económica. Habría que agregar a Petro, de Colombia, en los participantes. Está bajo investigación por haber recibido a través de su hijo financiamiento del narcotráfico para su campaña presidencial. Todos acostumbrados a dar lecciones, poco nos pueden enseñar. Han sido incapaces de hacer crecer sus economías y responsables de una inseguridad significativamente superior a la nuestra, lo que ya es mucho decir. Extraño que ni México ni Colombia cuenten con embajadores acreditados en Chile. Parecería que a sus presidentes solo les importan las relaciones personales con el oficialismo.

El áspero clima de polarización nacional tampoco favorecía a los visitantes. Hasta el oficialismo se había visto agrietado en el relato de la conmemoración: dos figuras relevantes encargadas de la narrativa renunciaron y el Partido Comunista llenó el vacío para intentar imponer su versión retrógrada.

El Gobierno, desinteresado en promover la unidad nacional, empeñado en imponer la verdad oficial sobre la interrupción de la democracia y la responsabilidad del gobierno de Salvador Allende, ha hecho más difícil la asistencia de los extranjeros a la cita, arriesgando a mandatarios sin ideología afín al sector radicalizado del oficialismo, exponiéndolos a contribuir con su presencia a la división interna y ser instrumentalizados en favor de un gobierno que cuenta con un apoyo minoritario y rechazo mayoritario de la población.

Distinto a profundizar heridas y desencuentros del pasado, habría sido una conmemoración de la tradición democrática chilena que fuera ejemplar en América Latina, de la capacidad, logros y esfuerzos por recuperarla y de los recientes compromisos para su fortalecimiento suscritos por todos los partidos políticos, con la excepción del Partido Comunista. (El Mercurio)

Hernán Felipe Errázuriz