¡No se Oye, Padre!
¡No se Oye, Padre!
Por Cristián Labbé Galilea
Nuestra contingencia está amenazada no sólo por una ola de frio, sino por algo peor, una marejada de miedos e inseguridades en el mundo de la política, situación difícil de entender… Miedo a decir la verdad, miedo a defender las ideas, miedo a tomar decisiones, miedo a todo… “Los señores políticos” están convencidos que la ambigüedad otorga mayores ventajas; de allí su falta de coraje.
Dos ejemplos concluyentes: la “miedosa” negativa de volver a Baquedano y al soldado desconocido al lugar donde los puso la historia, y el “cobarde” silencio ante el “geriatricidio carcelario” que afecta a centenares de octogenarios soldados en diferentes cárceles del país.
Sobre el caso de Baquedano, resulta inexcusable que la Ministra del Interior haya expresado que el insigne general no podrá volver porque a ella, la encargada de la seguridad y del orden de nuestra sociedad, le da miedo. ¿Miedo a quién? ¿A sus propios correligionarios?
Está claro, a la inoperancia del gobierno ahora se suma la cobardía de enfrentar las consecuencias de una decisión que el país reclama desde todos los sectores. Obvio, la Ministra hizo sus cálculos, y sucumbió tanto al miedo como a su ideología.
Ante el segundo de los casos, el de los viejos soldados que están muriendo privados de libertad por haber cumplido su deber, es aún más impresentable el cobarde silencio de las autoridades, los políticos y la justicia, con la sola excepción de un excomunista y de una joven abogada que han levantado su voz para pedir “Justicia con Clemencia” … El resto, ¡Mutis por el Foro!
Sobre ese tema, esta devota y realista pluma se pregunta, con respeto e imperiosa necesidad… ¿Y dónde está la iglesia? ¿Se olvidó de la caridad cristiana? ¿Se olvidó que la clemencia es una virtud que promueve la compasión, la misericordia y la reconciliación? ¿Será prudencia real o aparente?… ¡Porque si es aparente, su jerarquía no es valiente!
El fundamento de este requerimiento surge naturalmente después de las últimas actuaciones del Arzobispo de Santiago, Fernando Chomalí, quien ha manifestado el loable propósito de sacar a la iglesia del ostracismo en que se encontraba, y de reposicionarla para que vuelva a estar en el primer plano de las decisiones de nuestra convulsionada sociedad.
A todas luces su actuar no sólo ha sido meritorio sino además valiente; ha enfrentado el tema de la educación, la inmigración, el desempleo, el cierre de las siderúrgicas; en verdad él mismo lo ha dicho… está decidido a abordar “todos los temas”.
Por último, hay que reconocerlo, su actitud corresponde a la de un pastor con coraje, decidido a contrarrestar la cobardía de una sociedad que ha ido perdiendo sistemáticamente sus valores, en todo sentido, y así como se ha referido valientemente a temas controvertidos como los Derechos Humanos… al aborto y la eutanasia, esta pluma siente el deber de preguntarle ¿Y sobre el tema de la “Justicia con Clemencia” para los militares, cuándo? Porque hasta ahora … ¡no se oye Padre!