GOBIERNO Y POLÍTICA:



GOBIERNO Y POLÍTICA:

La derrota social del octubrismo.

Por Sergio Muñoz Riveros

Ex-Ante

Fue una tragedia moral y cultural que muchas personas se mostraran indulgentes frente a la barbarie, en algunos casos por creer que era la manifestación necesaria del despertar del pueblo, y en otros casos por miedo a la agresión. De cualquier modo, en aquellos días se debilitaron hasta un punto crítico los valores democráticos, y el ejemplo más vergonzoso de la renuncia a defenderlos vino directamente desde el Congreso Nacional. Quedó contundentemente demostrado que, cuando los demócratas vacilan y retroceden ante los frenéticos, todo es posible. Ya vimos y sufrimos las consecuencias del extravío. Tenemos que estar dispuestos a defender la vida en libertad.

La encuesta CEP de agosto/septiembre de 2024, confirmó que la mayoría de la población tiene hoy una percepción negativa sobre el llamado estallido social, muy distinta de la que tuvo hace 5 años. Ante la pregunta sobre las manifestaciones que empezaron en octubre de 2019, solo un 23% dice que las apoyó, en contraposición con un 55% que dijo haberlas apoyado en la encuesta de diciembre de aquel año.

Es llamativo, por supuesto, que la encuesta aluda a “las manifestaciones”, en general, sin diferenciar entre violentas y pacíficas, lo que exigió que el encuestado hiciera su propia síntesis de lo ocurrido. Ello está en línea con otra pregunta del sondeo: “Considerando todo lo bueno y todo lo malo, ¿usted diría que el estallido social fue muy bueno, bueno, regular, malo o muy malo para el país?”. El resultado fue: Muy bueno y Bueno, 17%; Regular, 30%; Muy malo y Malo, 50%.

¿Qué pasó para que se produjera un cambio tan sustancial en la visión de lo ocurrido? Es casi imposible que una encuesta pueda penetrar en el enjambre de ideas, sensaciones o ilusiones que provoca en las personas una experiencia como la de 2019, cuyas características no tienen parangón en nuestra historia, pero algo hondo e intenso tiene que haber pasado para que la mayoría vea hoy lo que no veía hace 5 años.

De un modo u otro, casi todos hemos tenido la posibilidad de percibirlo en la vida diaria, en las conversaciones y hasta en una especie de remordimiento de algunas personas por haberse dejado arrastrar por la ola. El cambio se aprecia incluso en la actitud de los políticos y figuras de la TV que fueron entusiastas del estallido y le echaron leña al fuego, pero que ahora ponen cara de inocentes, aunque sin asomo de autocrítica por el tóxico papel que jugaron.

La repetición del calificativo de “social” buscó ennoblecer lo innoble. Y fue inmenso el efecto disociador. Aún hoy, ciertos analistas buscan rastrear los elementos sociales que, como la desigualdad y los abusos, explicarían el estallido, según ellos. Por ese camino de justificación se puede llegar muy lejos, por supuesto. Pero, lo característico del 2019 fue un deliberado empeño por negar la historia de Chile, lo mucho hecho en términos concretos, no líricos, para construir un orden más justo.

Si es válida la lectura social, ¿por qué estallaron las llamas en 2019, y no en el gobierno anterior, cuando la economía dejó de crecer? ¿En qué momento los malestares se convirtieron en furia? “En los 30 años anteriores, pues”, quizás respondería un insurrecto con dieta parlamentaria. Y eso nos obliga a incorporar otras variables al examen de las convulsiones y laceraciones de hace 5 años. ¿De qué variables se trata? De las miserias de la política, por ejemplo, de cómo el golpismo puede arreglárselas para mostrar un rostro humano.

“La violencia hizo lo suyo”, dijo un senador en los días de la Convención, para destacar que, gracias a ella, el país tenía un proceso constituyente. Es cierto que la violencia hizo lo suyo, pero en un sentido exactamente opuesto al proclamado por ese parlamentario. El octubrismo se convirtió en una expresión amenazante y desmesurada, que la mayoría terminó por asociar con la posibilidad de hundimiento del orden legal. Está fuera de duda que la criminalidad creció desde entonces.

Fue una tragedia moral y cultural que muchas personas se mostraran indulgentes frente a la barbarie, en algunos casos por creer que era la manifestación necesaria del despertar del pueblo, y en otros casos por miedo a la agresión. De cualquier modo, en aquellos días se debilitaron hasta un punto crítico los valores democráticos, y el ejemplo más vergonzoso de la renuncia a defenderlos vino directamente desde el Congreso Nacional.

Frente al cambio de percepción, no queda sino constatar que, en tiempos de crisis, todos podemos confundirnos y hasta autoengañarnos. Con todo, podemos aprender en el camino, a veces lentamente, y en otras ocasiones luego de dolorosos encontronazos con la realidad, que es lo que sucedió en este caso. La mayoría de la sociedad sintió de cerca el aire helado de la desarticulación de la convivencia civilizada, y aprendió que hay cosas que debemos evitar a toda costa.

Quedó contundentemente demostrado que, cuando los demócratas vacilan y retroceden ante los frenéticos, todo es posible. Ya vimos y sufrimos las consecuencias del extravío. Tenemos que estar dispuestos a defender la vida en libertad.

 

La verdad de lo que sucedió en el estallido delincuencial:

 

 

 

La revolución de octubre de 2019, 5 años después

 

Por ALEJANDRO SAN FRANCISCO

Académico UC y USS. Director de formación del Instituto Res Pública. Director General de “Historia de Chile 1960 – 2010” (USS)

Si bien no hay que vivir pegados en el pasado, es preciso tener una visión inteligente y compleja sobre la revolución de octubre de 2019, porque es un hito crucial de nuestra historia, que de alguna manera sigue vivo -es el llamado octubrismo-, considerando además que muchos de los problemas de entonces no sólo están vigentes, sino que se han
El comienzo de este mes ha traído de inmediato numerosos recuerdos sobre el 18 de octubre de 2019, que mayoritariamente fue denominado estallido social, aunque también se han utilizado otras expresiones para describirlo: rebelión o revuelta popular, golpe y revolución son algunas de ellas.

No obstante, y sin perjuicio de lo importante que es tener una denominación adecuada para la mayor crisis de la democracia chilena desde 1990, resulta crucial tratar de entender lo que ocurrió en esas semanas de esperanzas y terror, sus consecuencias para la sociedad y la proyección de esos sucesos.

Asimismo, es necesario conocer las percepciones de la población sobre la revolución de octubre -que es el concepto que me parece más adecuado, como lo manifesté en mi primer artículo sobre el tema, publicado en El Libero el 26 de octubre de 2019- y su evolución a través del tiempo. Después de todo, ha corrido mucha agua bajo el puente y si entonces se dijo que Chile cambió, lo mismo se puede decir ahora de la gente y su visión sobre los acontecimientos

“Resulta claro que el desencanto lleva al menos un par de años, es decir, coincide con la llegada a La Moneda del Frente Amplio, el Partido Comunista y el llamado socialismo democrático”

En este sentido, resulta interesante revisar la última Encuesta CEP 92, de agosto-septiembre de 2024. Ante la consulta sobre las manifestaciones de 2019, el 23% dice que las apoyaron (la cifra era 55% en diciembre de 2019), en tanto el 34% dice que las rechazó (cuando solo el 11% dijo lo mismo un par de meses después de los sucesos).  Otra pregunta fue la siguiente: “Considerando todo lo bueno y todo lo malo, ¿usted diría que el estallido social era muy bueno, bueno, regular, malo o muy malo para el país?”. La respuesta también es indicativa: el 17% contestó bueno o muy bueno, el 30% señaló que era regular y el 50% afirmó que malo o muy malo.

Finalmente, estuvo la consulta “En relación con el estallido social, en sus palabras, ¿cuáles cree usted que son las dos principales lecciones para Chile?”. Las respuestas son elocuentes: “Efectos negativos por la violencia” obtuvo 20%, “Poder de movilización”, el 13%; “No hay lecciones” llega al 10%; “Permanencia de la desigualdad”, un 9%, y luego hubo otras respuestas en una pregunta abierta.

¿Por qué ha cambiado tanto la percepción ciudadana? Es evidente que en octubre y noviembre de 2019 hubo gran apoyo a las movilizaciones, lo mismo se pudo percibir en el plebiscito de entrada, cuando el 78% de los votantes se manifestó a favor de una nueva Constitución. Sin embargo, la apreciación actual es diferente, por lo cual es necesario ensayar algunas respuestas que permitan explicar esta evolución. Por lo demás, resulta claro que el desencanto lleva al menos un par de años, es decir, coincide con la llegada a La Moneda del Frente Amplio, el Partido Comunista y el llamado socialismo democrático.

Un primer factor son los resultados económicos y sociales del estallido que, en general, terminaron por deteriorar la calidad de vida de los chilenos y afectarán considerablemente las posibilidades futuras de progreso. En esto la violencia y la destrucción de ciertos sectores del centro de Santiago -y en algunas regiones, por cierto- jugaron un papel decisivo.

En segundo término, está el paso del tiempo y el cambio de perspectivas. Si la revolución de octubre tuvo épica y emociones además de destrucción es porque representaba un futuro mejor, un horizonte esperado, una especie de utopía llena de posibilidades, derechos y dignidad. El paso de los meses demostró que Chile seguía siendo el mismo, que no hay desarrollo fácil y sin trabajo arduo, así como que es posible perder lo ganado con tanto sacrificio.

Un tercer aspecto es la obsesión constituyente que acompañó al proceso, dejando muy atrás las preocupaciones sociales iniciales del estallido de octubre. La decepción generada por los procesos, las derrotas de las propuestas de la Convención y el Consejo, en la práctica, hicieron cambiar las perspectivas de la población. Existe la sensación de años perdidos y preocupación meramente política y no social sobre la situación nacional.

El cuarto tema es, sin duda, el gobierno de Gabriel Boric. “Boric lo va a cambiar todo”, dijo una ilusionada partidaria de la nueva administración en 2022. El problema es que en la hora fría de la revolución las promesas se desvanecen frente a la dura realidad: recoger la basura, procurar que la economía funcione, derrotar la delincuencia y mejorar índices sociales son imperativos en los cuales las promesas vacías pierden sentido. En muchos de esos temas el retroceso es lamentable, con consecuencias desastrosas en muchos ámbitos. El apoyo inicial al gobierno era considerablemente mayor que el que ha seguido teniendo durante la mayor parte de la administración.

Finalmente, no podemos dejar de mencionar la importancia de la perspectiva del tiempo, que modifica parcialmente las percepciones e incluso los pensamientos de las personas. En la primera pregunta eso se percibe claramente: la misma consulta recibe respuestas diferentes, sea por recuerdos borrosos o posturas acomodaticias.

Este octubre de 2024 tendremos muchos debates, foros y programas sobre los sucesos que cambiaron el curso de la historia reciente de Chile. Aparecerán documentales, libros y artículos intentando explicar qué ocurrió y sus consecuencias. Si bien no hay que vivir pegados en el pasado, es preciso tener una visión inteligente y compleja sobre la revolución de octubre de 2019, porque es un hito crucial de nuestra historia, que de alguna manera sigue vivo -es el llamado octubrismo-, considerando además que muchos de los problemas de entonces no sólo están vigentes, sino que se han agravado. Estas son razones más que suficientes para enfatizar la preocupación por el presente y asumir con determinación los desafíos del futuro.

 

 

 

 

Hasta la palabra CINICOS les queda chica:

18-O: El PC reniega de la violencia del octubrismo y lanza teoría conspirativa

Manuel Izquierdo P.

Imagen: Agencia Uno.

El presidente del PC Lautaro Carmona indicó que su colectividad no desarrollará actividades públicas para conmemorar el quinto aniversario del 18-O, como lo han hecho en otras ocasiones. Sobre los graves hechos de violencia de esos días indicó que “nunca fue aclarado el tema de los intramarchas y episodios muy raros”. “Por eso denunciamos y nos preocupaba quién estaba detrás de eso”, añadió, pese a que la JJCC participó en la llamada “primera línea” y el partido levantó la tesis de la “desobediencia civil”. Ahora, la comisión política elaborará un documento para reivindicar el estallido, rechazado por el 50% de la población según el CEP.

Qué observar. Sin un acto institucional conmemorará el Partido Comunista los cinco años del estallido, el próximo viernes 18 de octubre.

  • “No creo”, respondió el presidente del partido Lautaro Carmona al ser consultado este fin de semana en El Siglo va a desarrollar alguna actividad en torno de los cinco años que se cumplen del 18/O. “Los militantes comunistas podrán ser parte de convocatorias del mundo social”, añadió.
  • Se trata de una imagen muy distinta al de otros 18-O. En 2021, por ejemplo, la entonces diputada Camila Vallejo llegó a marchar a Plaza Baquedano y las imágenes de políticos del PC se sucedían en varios puntos del lugar, como ocurrió con la diputada Carmen Hertz, quien apareció junto a Florencia Lagos Neumann, la hija del dirigente Juan Andrés Lagos y ex agregada cultural en Cuba.
  • Poco antes, la JJCC posteaban un tuit con una foto de Daniel Jadue, hoy procesado por delitos de corrupción, quien también llegó a la marcha. “Nuestro compañero @danieljadue recibiendo el cariño de su pueblo en una nueva conmemoración del #18deoctubre. Con la voluntad de lucha intacta, nos preparamos para vencer”.

Documento de la comisión política. A 3 semanas de las elecciones municipales y pocos días desde que una encuesta del CEP mostrara que el 50% piensa que el 18-O fue muy malo para el país, mientras solo el 17% piensa lo contrario, la comisión política del PC prepara un documento en el que reivindicará el estallido y las movilizaciones de esos días.

  • En la mencionada entrevista, Carmona intentó marcar una fuerte distancia de los hechos de violencia ocurridos en el 18-O, muchos de los cuales fueron protagonizados entre otros por la llamada primera línea y los presos del 18-O que el partido apoyó y que el Presidente Boric indultó a fines de su primer año de mandato, desatando una fuerte crisis. Gendarmería pidió que no se ejecutaran los perdones por el alto riesgo de que reincidieran en delitos comunes.
  • Como sea, Carmona marcó algunas definiciones. A continuación algunas de ellas.

Lo que dicen las encuestas. “No se puede analizar lo ocurrido sólo en función de una fotografía de corriente de opinión como es una encuesta”. “No se pudo tener una nueva Constitución pese a dos procesos constituyentes, y creo que de eso no da cuenta la consulta que se hace en la encuesta CEP. No podemos olvidar tampoco todo lo que gatilló ese estallido”.

La responsabilidad es de la derecha. “Hay una mirada aprovechadora, manipuladora, que tiene la derecha más próxima a la defensa del modelo imperante. Porque al final todo lo ocurrido en 2019 converge en cuestionar el modelo neoliberal y sus consecuencias, pero la derecha quiere mantenerlo y profundizarlo”.

El origen de la violencia (y lo que se dijo en 2019). “No se puede asignarse a ese movimiento social lo que fueron los rebalses que hubo y que se vieron en acciones contra el Metro, supermercados, iglesias, que fue siempre sospechoso desde el punto de vista de su origen. Nunca fue aclarado el tema de los “intramarchas” y episodios muy raros. Dejar todo en los sucesos de violencia y no querer leer la profundidad de lo que ocurrió en octubre de 2019 es un grave error, entre otras cosas, porque las demandas que se plantearon necesitan respuestas”.

  • En conversación con Radio Nuevo Mundo, este mismo fin de semana, añadió lo siguiente: “Ninguno de nosotros, y estoy hablando por el Partido Comunista, va a amparar o no va a denunciar que manifestaciones fuera de convocatoria, que estaban vinculadas al metro, a supermercados, a iglesias, etcétera, no eran en desmedro de la movilización, y por eso denunciamos y nos preocupaba quién estaba detrás de eso”.
  • La JJ.CC, liderados por su presidente Camilo Sánchez, participaron en la “primera línea” de las movilizaciones y formaron parte de las evasiones masivas en el Metro de Santiago.
  • Estas evasiones fueron apoyadas por el partido, que tildó el salto de los torniquetes como una “legítima desobediencia civil”.
  • La participación de la JJ.CC. entre los encapuchados fue reseñada en un artículo de El Siglo, el 8 de diciembre de 2019. La nota los describía como jóvenes con cascos rojos con la imagen de Gladys Marín, que promovían “la seguridad y salud de quienes se manifiestan” y utilizaban escudos para defenderse.
  • Este fin de semana Carmona dijo que si no llegaba el Covid 19 a Chile a inicios de 2020 no estaba claro el destino que hubiera corrido el gobierno de Piñera, que el PC apostó por destituir.
  • “Si eso no pasa, si no se declaran las medidas que incluían desmovilizar para evitar los contagios, yo no sé qué habría seguido pasando durante el mes de marzo”, indicó.

Telón de fondo. El quinto aniversario del 18-O encuentra al PC en la recta final de la campaña para las elecciones municipales y regionales, donde comparte pacto con fuerzas del Frente Amplio, la Democracia Cristiana y el Socialismo Democrático.

  • No todos en el partido tienen claro por qué los comunistas no harán un acto oficial para conmemorar el 18-O, un momento que aprovechó el partido para ponerse del lado de la calle, empujar transformaciones radicales al modelo y llegar con uno de los suyos, Daniel Jadue, a la presidencial.
  • Para algunos la no convocatoria podría apuntar a no incomodar a sus socios de la centroizquierda, lo que no convence a quienes simplemente creen que el golpe al octubrismo ha sido muy duro y que si el PC convocara a un acto probablemente las colectividades de la coalición no acudirían, como sí se presume que lo haría la izquierda más ultra.
  • La explicación institucional apunta a que el PC no es el dueño del 18-O, sino que son las movilizaciones sociales y que son ellos quienes son los llamados a tener un rol protagónico.